/ viernes 29 de marzo de 2019

A propósito | Segunda carta al Presidente

Ser un poco mayor que usted, me da la oportunidad y el privilegio de dirigirme con el más profundo respeto a su investidura presidencial y a su persona, confiado en haber alcanzado por fin, la madurez y estabilidad emocional tal y como sucede a quienes llegamos a la tercera edad, o a la juventud acumulada, donde nuestros ojos los enfocamos de manera distinta hacia el acontecer nacional.

Fui forjado en un hogar sonorense clasemediero, donde, junto con las escuelas públicas, me educaron en la cultura del respeto a las instituciones, principalmente al Presidente de la República, a las Fuerzas Armadas y a las distintas religiones, sin omitir, desde luego, el gran amor a la patria.

Me considero un libre pensador formado en el ideario de Don Benito Juárez, sin el extremismo de ser “comecuras” y “surra diablos” como equivocadamente lo creen muchas personas. En la UNAM, tracé y fortalecí mi pensamiento jurídico y social, libre de ataduras y convencionalismos.

También me enseñaron señor Presidente, que el respeto tiene dos vías, una que va y otra que viene. Es decir, que para ser respetado, debemos respetar a los demás. Eso, incluyendo el respetarse a sí mismo, ya que cualquier cosa se puede perder en la vida, menos la libertad, el respeto, la dignidad, la decencia y el decoro.

Le expreso con respeto que puede o no gustarme como presidente, o que puedo o no estar de acuerdo con usted, sin embargo ello no conlleva el derecho a despotricar en su contra. Pase lo que pase, usted seguirá siendo mi presidente y de todos los mexicanos, y no dude en que todos de alguna forma estamos peleando en su misma trinchera para engrandecer a México.

Si lo analiza detenidamente y con sentido práctico y objetivo, señor Presidente, los mexicanos no le debemos nada a usted, por el contrario, usted como mandatario del pueblo le debe a éste haberlo llevado a ocupar el cargo más honroso a que puede aspirar un mexicano: Presidente de la República.

Es tan importante y trascendental la solución inmediata de los problemas que nos aquejan, que no debemos seguir contrapunteándonos. Sólo piense que nos estamos desmoronando como sociedad, pues existe mucho odio, separatismo, revancha y amenazas, y así no se llega a la felicidad que usted tanto pregona.

Procure usted una verdadera unidad entre los mexicanos. No los denueste, no los descalifique. Serénese, usted quiere ser el mejor ejemplo, y sin duda lo obtendrá, justo cuando logre desterrar tantos agravios que hemos padecido por años.

Haga las paces y reconcíliese con los sectores que ha ofendido. No se altere cuando alguien piense, diga o sienta lo opuesto a usted. Esa opinión es de un mexicano, que sólo es eso, una opinión que seguramente tiene la mejor de las intenciones de elevar el nivel en bien del país.

Crea en los mexicanos de buena fe. Usted mismo ha dicho que somos un pueblo sabio. Pues en contrapartida, así queremos tener un presidente: que sea justo. Que eleve nuestros valores tradicionales, con grandeza de miras.

O usted, ¿qué opina amable lector?

El autor es abogado postulante por la UNAM, ha sido catedrático universitario en varios Estados y articulista en diversos periódicos del país.

Teléfono (6621) 57.7114 celular

Correo: primalex2010@hotmail.com

Ser un poco mayor que usted, me da la oportunidad y el privilegio de dirigirme con el más profundo respeto a su investidura presidencial y a su persona, confiado en haber alcanzado por fin, la madurez y estabilidad emocional tal y como sucede a quienes llegamos a la tercera edad, o a la juventud acumulada, donde nuestros ojos los enfocamos de manera distinta hacia el acontecer nacional.

Fui forjado en un hogar sonorense clasemediero, donde, junto con las escuelas públicas, me educaron en la cultura del respeto a las instituciones, principalmente al Presidente de la República, a las Fuerzas Armadas y a las distintas religiones, sin omitir, desde luego, el gran amor a la patria.

Me considero un libre pensador formado en el ideario de Don Benito Juárez, sin el extremismo de ser “comecuras” y “surra diablos” como equivocadamente lo creen muchas personas. En la UNAM, tracé y fortalecí mi pensamiento jurídico y social, libre de ataduras y convencionalismos.

También me enseñaron señor Presidente, que el respeto tiene dos vías, una que va y otra que viene. Es decir, que para ser respetado, debemos respetar a los demás. Eso, incluyendo el respetarse a sí mismo, ya que cualquier cosa se puede perder en la vida, menos la libertad, el respeto, la dignidad, la decencia y el decoro.

Le expreso con respeto que puede o no gustarme como presidente, o que puedo o no estar de acuerdo con usted, sin embargo ello no conlleva el derecho a despotricar en su contra. Pase lo que pase, usted seguirá siendo mi presidente y de todos los mexicanos, y no dude en que todos de alguna forma estamos peleando en su misma trinchera para engrandecer a México.

Si lo analiza detenidamente y con sentido práctico y objetivo, señor Presidente, los mexicanos no le debemos nada a usted, por el contrario, usted como mandatario del pueblo le debe a éste haberlo llevado a ocupar el cargo más honroso a que puede aspirar un mexicano: Presidente de la República.

Es tan importante y trascendental la solución inmediata de los problemas que nos aquejan, que no debemos seguir contrapunteándonos. Sólo piense que nos estamos desmoronando como sociedad, pues existe mucho odio, separatismo, revancha y amenazas, y así no se llega a la felicidad que usted tanto pregona.

Procure usted una verdadera unidad entre los mexicanos. No los denueste, no los descalifique. Serénese, usted quiere ser el mejor ejemplo, y sin duda lo obtendrá, justo cuando logre desterrar tantos agravios que hemos padecido por años.

Haga las paces y reconcíliese con los sectores que ha ofendido. No se altere cuando alguien piense, diga o sienta lo opuesto a usted. Esa opinión es de un mexicano, que sólo es eso, una opinión que seguramente tiene la mejor de las intenciones de elevar el nivel en bien del país.

Crea en los mexicanos de buena fe. Usted mismo ha dicho que somos un pueblo sabio. Pues en contrapartida, así queremos tener un presidente: que sea justo. Que eleve nuestros valores tradicionales, con grandeza de miras.

O usted, ¿qué opina amable lector?

El autor es abogado postulante por la UNAM, ha sido catedrático universitario en varios Estados y articulista en diversos periódicos del país.

Teléfono (6621) 57.7114 celular

Correo: primalex2010@hotmail.com