/ lunes 20 de julio de 2020

Al bat | Beisbol inolvidable

- Los albores del beisbol de las primeras dos décadas del siglo 20 en la capital de México, sin duda, un legado en el tiempo de enorme valor.

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Hoy rescataremos la siguiente historia que estoy seguro le gustará por la recreación histórica que le envolvió a partir de que en los inicios del siglo 20 en la Ciudad de México se formó la Asociación Mexicana de Base Ball integrada por los equipos “Colegio Inglés”, “México”, “Tacubaya”, “Olímpico”, “Colonia”, “Reforma”, “Athletic”, entre otros.

El “México” iba a ser campeón de los torneos de 1905 y 1906 adjudicándose los trofeos donados por un periódico capitalino.

En aquellos postreros años jugaban en verano e invierno y los campos donde se veía acción eran los de Chapultepec, el Unión, y entre otros, en los colegios de Agricultura y Mascarones.

Por supuesto, en medida que había más equipos y jugadores, crecía el interés del público metropolitano por este deporte; por ejemplo, a un partido en el Club Americano concurrieron en 1902, unos 300 espectadores.

Chapultepec y el Paseo de la Reforma fueron escenarios de juegos donde brillaban en forma por demás especial el México, Grises Azules, Cafés e incluso El Águila.

Veracruz y Mérida...

También el béisbol se practicó con gran entusiasmo en el puerto de Veracruz, donde se fundó en 1903 el Club Águila, equipo que por años fue el mejor de localidad.

Ese hecho ocurrió con empresas petroleras inglesas y de EU que promovieron entre sus empleados de casas comerciales el beisbol, consiguiendo que se estableciera de manera formal un 16 de septiembre de 1903, en el que se jugó el primer partido oficial entre los equipos Juárez y Águila, con resultado final de 41 carreras a 9, siendo el triunfo para el equipo Veracruz.

La afición porteña era tan grande que una vez llegaron asistir 4 mil espectadores a un encuentro. Un año después, más de 3 mil concurrieron a los juegos entre veracruzanos y cubanos que tuvieron lugar en 1910.

También la Península de Yucatán conoció pronto este deporte debido a su proximidad con Cuba donde ya jugaban al béisbol. Además, las giras que conjuntos profesionales cubanos realizaban por la región contribuyeron a que el beisbol comenzara a practicarse con gran fuerza.

Se tiene el antecedente que en Mérida había gran afición por el béisbol. Por ello no extraña que en un juego donde El México venció en febrero de 1905 al equipo local Pablo González por 10 a 3 carreras, se tuvo la asistencia de 5 mil aficionados yucatecos.

En 1905 tuvo lugar un campeonato entre los equipos de Parral, Chihuahua, Torreón y Monterrey, con un premio de 500 pesos para el vencedor.

Grandes equipos...

A partir de 1905 las temporadas de béisbol se volvieron muy animadas. En enero de ese año el México “cerro” el juego de Tacubaya y el de Reforma ganó al Colonia.

Al mes siguiente, el México obtuvo una sonada victoria sobre una selección de los otros equipos de la capital, y en abril 1,500 personas asistieron al encuentro de los equipos El Águila y Tacubaya.

Ya para entonces se había formado algunas ligas de béisbol: la Liga de Verano, integrada por aficionados, y la Asociación Mexicana de Béisbol, constituida por semiprofesionales.

El México fue el primer campeón de esta liga de la temporada 1904-1905 superando a equipos como Tacubaya y Americano; al siguiente año también resultó vencedor sobre el Tacubaya y el Nacional.

En 1907, El Récord resultó campeón y se hizo acreedor a la tradicional Copa de Plata donada por un periódico capitalino.

Visita de los Medias Blancas

Ese año de 1907 fue una fecha muy especial e histórica:

Los Medias Blancas de Chicago se convirtieron en el primer equipo de Ligas Mayores en jugar en la ciudad de México luego de coronarse en la Serie Mundial de 1906 frente a los Cachorros en lo que fue el primer clásico otoñal en una misma ciudad.

El partido se escenificó en el Parque Reforma Athletic club el viernes 15 de marzo, correspondiéndole a Chicago la victoria al son de 14-4.

En ese juego de exhibición, la afición habría de admirar a dos futuros miembros del Salón de la Fama del Béisbol Profesional en México: a los formidables lanzadores Lucas “El Indio” Juárez y Genaro Casas.

El pítcher mexicano lanzó de manera excelente durante los primeros episodios electrizando a los visitantes con su pronunciada curva y notable velocidad haciendo abanicar a seis contrarios. Sin embargo se cansó, se puso “wild” y le llegó la debacle y la derrota.

Por el Club México, además de Casas y Juárez, también lucieron en gran forma Bartolomé Vargas, Porfirio Ballares y Charlie Lavergne.

Por su parte los patipálidos utilizaron a sus mejores pítchers: Frank Owen, Doc White, Nick Altrock y Ed Walsh, quien ingresó al Salón de la Fama Ed Cooperstown en 1946.

En esos días se veía cómo los jugadores portaban los uniformes con botones en el pecho, utilizándose los famosos bombachos como pantalones, hasta las rodillas, los que eran confeccionados con lana muy burda.

Luego del partido, los directivos de White Sox, impresionados por la actuación de Genaro Casas, lo firmaron, de tal forma que el nativo de Villa General Cepeda, Coahuila, jugó hasta 1910 en equipos como Columbus, de la Asociación Americana.

Cuando en 1911 volvió a México, dirigió al equipo Agricultura y de 1913 a 1918 lanzó para los mejores equipos capitalinos, como el “Junior” y el Reforma, el cual organizó.

Casas había empezado a jugar pelota en 1902 en el equipo Tacubaya y de ahí saltó al México Club donde se encontró al “Indio” Juárez.

Lucas Juárez

También al “Indio” Juárez le tocó jugó en ese partido contra los Medias Blancas luego de debutar en la capital mexicana con un equipo de Monterrey y ser contratado en 1903 por el primer equipo llamado México.

Por sus facultades naturales para batear con poder, correr las bases y versatilidad en el juego como un sinónimo de grandeza en los diamantes donde incluso destacó en la receptoría, recibió proposiciones para jugar en Estados Unidos, pero no aceptó.

Más tarde firmó con el Club Esperanza de la Liga Veracruzana y jugando hasta 1917 realizó incontables proezas tanto con ese equipo como el Aguila de Veracruz.

Una de ellas, fue conectarle kilométrico cuadrangular ni más ni menos que José de la Caridad Méndez, el famoso “Diamante Negro” inmortal.

En 1918 regresó a la Ciudad de México como todo un ídolo para firmar con el equipo Reforma, enfrentándose ese año a los equipos Nacional y el representativo de Cuba, el Habana Reds.

Claro, aún hay más que contar, pero por hoy en suficiente.

Gracias por su atención.

- Los albores del beisbol de las primeras dos décadas del siglo 20 en la capital de México, sin duda, un legado en el tiempo de enorme valor.

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Hoy rescataremos la siguiente historia que estoy seguro le gustará por la recreación histórica que le envolvió a partir de que en los inicios del siglo 20 en la Ciudad de México se formó la Asociación Mexicana de Base Ball integrada por los equipos “Colegio Inglés”, “México”, “Tacubaya”, “Olímpico”, “Colonia”, “Reforma”, “Athletic”, entre otros.

El “México” iba a ser campeón de los torneos de 1905 y 1906 adjudicándose los trofeos donados por un periódico capitalino.

En aquellos postreros años jugaban en verano e invierno y los campos donde se veía acción eran los de Chapultepec, el Unión, y entre otros, en los colegios de Agricultura y Mascarones.

Por supuesto, en medida que había más equipos y jugadores, crecía el interés del público metropolitano por este deporte; por ejemplo, a un partido en el Club Americano concurrieron en 1902, unos 300 espectadores.

Chapultepec y el Paseo de la Reforma fueron escenarios de juegos donde brillaban en forma por demás especial el México, Grises Azules, Cafés e incluso El Águila.

Veracruz y Mérida...

También el béisbol se practicó con gran entusiasmo en el puerto de Veracruz, donde se fundó en 1903 el Club Águila, equipo que por años fue el mejor de localidad.

Ese hecho ocurrió con empresas petroleras inglesas y de EU que promovieron entre sus empleados de casas comerciales el beisbol, consiguiendo que se estableciera de manera formal un 16 de septiembre de 1903, en el que se jugó el primer partido oficial entre los equipos Juárez y Águila, con resultado final de 41 carreras a 9, siendo el triunfo para el equipo Veracruz.

La afición porteña era tan grande que una vez llegaron asistir 4 mil espectadores a un encuentro. Un año después, más de 3 mil concurrieron a los juegos entre veracruzanos y cubanos que tuvieron lugar en 1910.

También la Península de Yucatán conoció pronto este deporte debido a su proximidad con Cuba donde ya jugaban al béisbol. Además, las giras que conjuntos profesionales cubanos realizaban por la región contribuyeron a que el beisbol comenzara a practicarse con gran fuerza.

Se tiene el antecedente que en Mérida había gran afición por el béisbol. Por ello no extraña que en un juego donde El México venció en febrero de 1905 al equipo local Pablo González por 10 a 3 carreras, se tuvo la asistencia de 5 mil aficionados yucatecos.

En 1905 tuvo lugar un campeonato entre los equipos de Parral, Chihuahua, Torreón y Monterrey, con un premio de 500 pesos para el vencedor.

Grandes equipos...

A partir de 1905 las temporadas de béisbol se volvieron muy animadas. En enero de ese año el México “cerro” el juego de Tacubaya y el de Reforma ganó al Colonia.

Al mes siguiente, el México obtuvo una sonada victoria sobre una selección de los otros equipos de la capital, y en abril 1,500 personas asistieron al encuentro de los equipos El Águila y Tacubaya.

Ya para entonces se había formado algunas ligas de béisbol: la Liga de Verano, integrada por aficionados, y la Asociación Mexicana de Béisbol, constituida por semiprofesionales.

El México fue el primer campeón de esta liga de la temporada 1904-1905 superando a equipos como Tacubaya y Americano; al siguiente año también resultó vencedor sobre el Tacubaya y el Nacional.

En 1907, El Récord resultó campeón y se hizo acreedor a la tradicional Copa de Plata donada por un periódico capitalino.

Visita de los Medias Blancas

Ese año de 1907 fue una fecha muy especial e histórica:

Los Medias Blancas de Chicago se convirtieron en el primer equipo de Ligas Mayores en jugar en la ciudad de México luego de coronarse en la Serie Mundial de 1906 frente a los Cachorros en lo que fue el primer clásico otoñal en una misma ciudad.

El partido se escenificó en el Parque Reforma Athletic club el viernes 15 de marzo, correspondiéndole a Chicago la victoria al son de 14-4.

En ese juego de exhibición, la afición habría de admirar a dos futuros miembros del Salón de la Fama del Béisbol Profesional en México: a los formidables lanzadores Lucas “El Indio” Juárez y Genaro Casas.

El pítcher mexicano lanzó de manera excelente durante los primeros episodios electrizando a los visitantes con su pronunciada curva y notable velocidad haciendo abanicar a seis contrarios. Sin embargo se cansó, se puso “wild” y le llegó la debacle y la derrota.

Por el Club México, además de Casas y Juárez, también lucieron en gran forma Bartolomé Vargas, Porfirio Ballares y Charlie Lavergne.

Por su parte los patipálidos utilizaron a sus mejores pítchers: Frank Owen, Doc White, Nick Altrock y Ed Walsh, quien ingresó al Salón de la Fama Ed Cooperstown en 1946.

En esos días se veía cómo los jugadores portaban los uniformes con botones en el pecho, utilizándose los famosos bombachos como pantalones, hasta las rodillas, los que eran confeccionados con lana muy burda.

Luego del partido, los directivos de White Sox, impresionados por la actuación de Genaro Casas, lo firmaron, de tal forma que el nativo de Villa General Cepeda, Coahuila, jugó hasta 1910 en equipos como Columbus, de la Asociación Americana.

Cuando en 1911 volvió a México, dirigió al equipo Agricultura y de 1913 a 1918 lanzó para los mejores equipos capitalinos, como el “Junior” y el Reforma, el cual organizó.

Casas había empezado a jugar pelota en 1902 en el equipo Tacubaya y de ahí saltó al México Club donde se encontró al “Indio” Juárez.

Lucas Juárez

También al “Indio” Juárez le tocó jugó en ese partido contra los Medias Blancas luego de debutar en la capital mexicana con un equipo de Monterrey y ser contratado en 1903 por el primer equipo llamado México.

Por sus facultades naturales para batear con poder, correr las bases y versatilidad en el juego como un sinónimo de grandeza en los diamantes donde incluso destacó en la receptoría, recibió proposiciones para jugar en Estados Unidos, pero no aceptó.

Más tarde firmó con el Club Esperanza de la Liga Veracruzana y jugando hasta 1917 realizó incontables proezas tanto con ese equipo como el Aguila de Veracruz.

Una de ellas, fue conectarle kilométrico cuadrangular ni más ni menos que José de la Caridad Méndez, el famoso “Diamante Negro” inmortal.

En 1918 regresó a la Ciudad de México como todo un ídolo para firmar con el equipo Reforma, enfrentándose ese año a los equipos Nacional y el representativo de Cuba, el Habana Reds.

Claro, aún hay más que contar, pero por hoy en suficiente.

Gracias por su atención.