/ sábado 2 de junio de 2018

Al bat | Grandes registros de Corella

— Continuemos con la trayectoria de Jaime Corella, con quien este mediodía los integrantes de la Peña Beisbolera de Hermosillo tendremos, a través de Naranjeros Radio, un enlace telefónico hasta Guadalajara.

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Importante es recordar el primer campeonato —1965-1966— de lo que fue la primera temporada de la Liga Invernal Sonora-Sinaloa (hoy LMP) de los Yaquis de Obregón, donde Corella fue factor fundamental:

Esa vez bateó .221, pero a la defensiva fue “amo y señor” de la receptoría; William Berzunza estuvo en la primera base; el “Yaqui” Ríos en la segunda, Carlos Murrieta, de tercera y en el short, Jorge Fitch, quien tras jugar cuatro campañas con Hermosillo logró con los Yaquis su mejor año conectando cuadrangulares (18), además de ganar el título de JMV. (Héctor Espino fue el campeón en esa especialidad, con 19).

Los jardineros fueron Pancho García, Jaime Favela y Clemente Villegas. Y los pitchers, Jesús Robles (13-3 y 1.80), Fred Wall (11-6), Enrique Castillo (7-2) y 1.18, así como Ramón Arano, Rigoberto López, Nicolás García y Luis Malpica.

Manuel Magallón obtenía con ese inolvidable equipo su tercer gallardete luego de conquistar los dos anteriores con Guaymas.

Grandes registros

Jaime, ostenta en la LMB el mejor porcentaje de fildeo de todos los tiempos con .991 milésimas, además, tiene el récord del mayor promedio fildeador para una temporada con .998.

También es dueño de la marca de más temporadas siendo líder de fildeo con siete oportunidades, más años consecutivos (2), y outs consumados en una temporada con 762, con Monterrey en 1966.

Con Naranjeros

Jaime Corella jugó con el equipo Naranja en la décima temporada, 1967-68, distinguiéndose por su especialidad: su enorme calidad defensiva, la misma que en la LMB le llevó a ganar dos veces el mejor porcentaje defensivo como receptor (.998).

Primero lo hizo en 1959 con los Sultanes de Monterrey y luego en 1970 jugando para los Charros de Jalisco. En ambas temporadas ganó el Guante de Plata.

Miguel Gaspar Bojórquez

Estimado Jesús Alberto: muy emocionado leí la crónica del homenaje del Gobierno de Jalisco a nuestro querido amigo Jaime Corella. Muy merecido y me sumo al mismo y destaco la calidad humana del famoso “Flaco”.

Después de haber sido apoyado por Porfirio Magaña, espléndido ser humano y orgullosamente empalmense, te diré que Jaime fue un amigo entrañable de mi padre, el “Pilo” Gaspar, acompañándose en eventos muy beisboleros y compartiendo las anécdotas propias de dos peloteros con una enorme trayectoria.

Sin embargo, comparto aquella llamada que Jaime hizo a la casa donde mi papá prácticamente agonizaba, para avisar —no estoy pidiendo permiso, —dijo que iba a ver a mi padre. No pudimos evitarlo porque él había ordenado que nadie lo viera en su deterioro.

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Sin embargo, Jaime llegó, entró al cuarto donde estaba su amigo, estuvo alrededor de dos horas con él, y salió con lágrimas en sus ojos y mi papá falleció minutos más tarde, siendo el último que lo vio con vida. Así fue el cariño entre ellos, así debe ser el recuerdo de su amistad.

Reciba Jaime un fuerte abrazo; te saludo con afecto y admiración, Caballo.

— Continuemos con la trayectoria de Jaime Corella, con quien este mediodía los integrantes de la Peña Beisbolera de Hermosillo tendremos, a través de Naranjeros Radio, un enlace telefónico hasta Guadalajara.

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Importante es recordar el primer campeonato —1965-1966— de lo que fue la primera temporada de la Liga Invernal Sonora-Sinaloa (hoy LMP) de los Yaquis de Obregón, donde Corella fue factor fundamental:

Esa vez bateó .221, pero a la defensiva fue “amo y señor” de la receptoría; William Berzunza estuvo en la primera base; el “Yaqui” Ríos en la segunda, Carlos Murrieta, de tercera y en el short, Jorge Fitch, quien tras jugar cuatro campañas con Hermosillo logró con los Yaquis su mejor año conectando cuadrangulares (18), además de ganar el título de JMV. (Héctor Espino fue el campeón en esa especialidad, con 19).

Los jardineros fueron Pancho García, Jaime Favela y Clemente Villegas. Y los pitchers, Jesús Robles (13-3 y 1.80), Fred Wall (11-6), Enrique Castillo (7-2) y 1.18, así como Ramón Arano, Rigoberto López, Nicolás García y Luis Malpica.

Manuel Magallón obtenía con ese inolvidable equipo su tercer gallardete luego de conquistar los dos anteriores con Guaymas.

Grandes registros

Jaime, ostenta en la LMB el mejor porcentaje de fildeo de todos los tiempos con .991 milésimas, además, tiene el récord del mayor promedio fildeador para una temporada con .998.

También es dueño de la marca de más temporadas siendo líder de fildeo con siete oportunidades, más años consecutivos (2), y outs consumados en una temporada con 762, con Monterrey en 1966.

Con Naranjeros

Jaime Corella jugó con el equipo Naranja en la décima temporada, 1967-68, distinguiéndose por su especialidad: su enorme calidad defensiva, la misma que en la LMB le llevó a ganar dos veces el mejor porcentaje defensivo como receptor (.998).

Primero lo hizo en 1959 con los Sultanes de Monterrey y luego en 1970 jugando para los Charros de Jalisco. En ambas temporadas ganó el Guante de Plata.

Miguel Gaspar Bojórquez

Estimado Jesús Alberto: muy emocionado leí la crónica del homenaje del Gobierno de Jalisco a nuestro querido amigo Jaime Corella. Muy merecido y me sumo al mismo y destaco la calidad humana del famoso “Flaco”.

Después de haber sido apoyado por Porfirio Magaña, espléndido ser humano y orgullosamente empalmense, te diré que Jaime fue un amigo entrañable de mi padre, el “Pilo” Gaspar, acompañándose en eventos muy beisboleros y compartiendo las anécdotas propias de dos peloteros con una enorme trayectoria.

Sin embargo, comparto aquella llamada que Jaime hizo a la casa donde mi papá prácticamente agonizaba, para avisar —no estoy pidiendo permiso, —dijo que iba a ver a mi padre. No pudimos evitarlo porque él había ordenado que nadie lo viera en su deterioro.

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Sin embargo, Jaime llegó, entró al cuarto donde estaba su amigo, estuvo alrededor de dos horas con él, y salió con lágrimas en sus ojos y mi papá falleció minutos más tarde, siendo el último que lo vio con vida. Así fue el cariño entre ellos, así debe ser el recuerdo de su amistad.

Reciba Jaime un fuerte abrazo; te saludo con afecto y admiración, Caballo.