/ viernes 17 de noviembre de 2023

Al bat | Ronnie y Blanca en el Recinto

Ronnie Camacho nos relata su reciente presencia como invitado —junto con su esposa Blanca Sosa— en el Recinto Sagrado del beisbol mexicano en donde se llevó a cabo la entronización de los nuevos inmortales del deporte rey:

Amablemente, así lo dijo:

“¡Qué noche de beisbol...!

Pero antes, primero llegamos al Aeropuerto “Gral. Ignacio Pesqueira” de la ciudad de Hermosillo a las 7 de la mañana mi esposa y yo para abordar la nave aérea que nos llevaría a la ciudad de Monterrey N. L. atendiendo invitación del director del Templo Sagrado, ingeniero Francisco Padilla Dávila.

Ya tenía buen rato de no aparecerme en el Salón de la Fama; la última ocasión fue cuando el presidente, licenciado Andrés Manuel López Obrador, inauguró el famoso y moderno recinto.

Al arribar al Aeropuerto Internacional de Monterrey nos esperaba el ingeniero José Luis López Méndez y su inseparable esposa Cachu, amigos nuestros desde que operaba como gerente general de la Planta ESDE de la Minera Cananense del Grupo México.

Llegamos al Hotel Fiesta Inn indicado por los organizadores del evento y serían las 12 del medio cuando saludé a algunos cronistas de beisbol.

Allí, todos me hacían la misma pregunta “Oye, ¿dónde estabas?; ¿te fuiste del beisbol?; ¿estuviste en la Mina de Cananea del Grupo México? Otros señalaban: “nos enteramos de tu problema de salud; hasta que te estamos viendo, ¿sabes que nos da mucho gusto verte aquí?; es donde perteneces...”.

Mis respuestas: Muchas gracias; me invitaron y no podía faltar a esta cita tan importante y como acaban de decir, aquí pertenezco. Voy a ver mi placa y tomarme una buena foto con mi esposa a mi lado. Ella ha sido muy importante en mi vida”.

Llegamos una hora antes del evento al majestuoso “Salón de los Inmortales” donde me identifiqué, registraron y dieron el gafete de admisión, indicándoseme los dos lugares apartados para mi esposa y para mí.

Llegaron algunos invitados especiales, todos elegantemente vestidos, de la Ciudad de México. Acompañaban al ingeniero Alfredo Harp Helú quien sería entronizado dentro de unos minutos. Rápidamente me acerqué a él, reconociéndome. Enseguida, lo felicité por todo lo bueno que ha hecho para que el beisbol siga su exitoso curso. También le di un fuerte abrazo.

A Harp Helú lo acompañaba el también ingeniero Francisco Padilla Dávila responsable del buen funcionamiento del recinto donde hasta la fecha se han cumplido todas las metas trazadas en su nueva época.

Horacio Ibarra Álvarez, historiador del Recinto, se me acercó y dijo: “Ven, te queremos entrevistar, sígueme”; llegamos al lugar debidamente acondicionado para ello y me encontré que en ese instante estaban entrevistando al “Peluche” José Peña.

Luego seguirían un servidor con la entrevista, así como Alfredo Ortiz, Miguel Solís, Ángel Moreno, Horacio Piña, J. L. Aguilar, Pepe Maiz, dueño de los Sultanes; Daniel Fernández, El Borrego Sandoval, Chico Rodríguez... El ambiente ya estaba a todo lo que da; respirabas aires beisboleros y sentías muy buena vibra, y como me dijo Moi Camacho... “Cabechi, esto que estamos viviendo es una sola vez en la vida, por eso estamos aquí, enfermos, pero sin perder el rumbo, a lo mejor podría ser el último que veamos...”

“Mira cabezón, hemos sido bendecidos por el gran Señor hasta la fecha, hicimos nuestro trabajo y cumplimos nuestras metas, ¿ya te has fijado cuánta gente nos ha saludado?, se acuerdan de nosotros y pues hay que seguir viniendo si nos invitan, hasta que de “Arriba nos avisen que se acabó el juego...”. me expresó con suma emoción.

“Sí, tienes razón, es que en ocasiones me pongo “flamenco”, como nos decía el “Viejo”. ¿Te acuerdas?”, sí, Tony Castaño, “El Viejo?, cuantos recuerdos de él tenemos, qué gran manager”, le contesté.

Antonio de Valdés el flamante presidente del Comité Elector del Salón de la Fama, me abrazó, expresándome. “Hola Ronnie, cuánto tiempo ha pasado, te ves muy bien, y hasta más joven, ¿cómo sigues de tus males?”. “Pues aquí estoy; me vine con el permiso del médico, aunque todavía no me dan de alta”, le dije y me agregó:

“No creas, he estado pendiente de tu salud; el que me informa es el ingeniero Padilla”, indico ya que enseguida se iba a subir al podio para dar inicio con la ceremonia…

¡Play ball!, ¡empezó la ceremonia!

A un lado de nosotros se sentó Enrique Kerlegand, brillante cronista deportivo de la vieja ola como aquellos Tommy Morales, Jorge de la Serna, Pancho Cano, Raúl Mendoza, Enrique Llanes, el gran “Mago” Septién, entre otros, ya fallecidos.

Me saludó muy efusivamente y me dijo las mismas palabras de mi amigo De Valdés, señalándome que se quedó a vivir en Saltillo y sigue en el beisbol y que bueno; sus crónicas son de mucha aceptación y de vez en cuando recuerda las hazañas de los “Camacho de la Destrucción”.

La presentación de los nuevos Inmortales estuvo formidable, con el toque mágico en el micrófono del Maestro De Valdés.

El ingeniero Francisco Padilla inició con el mensaje de bienvenida y no se anduvo por las ramas cuando dijo... “El Recinto de los Inmortales, los recibe para siempre, los aficionados los recordarán”.

Cuando le tocó hablar a Luis Arredondo “El Rayo”, recordó: “El Yaqui Ríos, un día comentó al verme jugar “Échenle un ojo a ese muchacho, va llegar lejos” y no lo hice quedar mal”... Javier Robles comentó que fue César Gutiérrez “El Oloroso” quien lo recomendó a Los Tigres... “Mi padre me motivó tanto que hasta Champion bat fui y dejé muy buenos números”.

Fue una excelentísima velada beisbolera donde el ingeniero Padilla Dávila se voló la barda por el mero centro, terminando su actuación, ofreciendo convivio un exquisito y bien surtido, así como bebidas finas. Muchas Gracias por todo”.

¡Enhorabuena, Mi Ronnie! Fue una excelentísima velada beisbolera donde el ingeniero Padilla Dávila se voló la barda por el mero centro, terminando su actuación, ofreciendo convivio un exquisito y bien surtido, así como bebidas finas. Muchas Gracias por todo”.

¡Enhorabuena, Mi Ronnie!


Ronnie Camacho nos relata su reciente presencia como invitado —junto con su esposa Blanca Sosa— en el Recinto Sagrado del beisbol mexicano en donde se llevó a cabo la entronización de los nuevos inmortales del deporte rey:

Amablemente, así lo dijo:

“¡Qué noche de beisbol...!

Pero antes, primero llegamos al Aeropuerto “Gral. Ignacio Pesqueira” de la ciudad de Hermosillo a las 7 de la mañana mi esposa y yo para abordar la nave aérea que nos llevaría a la ciudad de Monterrey N. L. atendiendo invitación del director del Templo Sagrado, ingeniero Francisco Padilla Dávila.

Ya tenía buen rato de no aparecerme en el Salón de la Fama; la última ocasión fue cuando el presidente, licenciado Andrés Manuel López Obrador, inauguró el famoso y moderno recinto.

Al arribar al Aeropuerto Internacional de Monterrey nos esperaba el ingeniero José Luis López Méndez y su inseparable esposa Cachu, amigos nuestros desde que operaba como gerente general de la Planta ESDE de la Minera Cananense del Grupo México.

Llegamos al Hotel Fiesta Inn indicado por los organizadores del evento y serían las 12 del medio cuando saludé a algunos cronistas de beisbol.

Allí, todos me hacían la misma pregunta “Oye, ¿dónde estabas?; ¿te fuiste del beisbol?; ¿estuviste en la Mina de Cananea del Grupo México? Otros señalaban: “nos enteramos de tu problema de salud; hasta que te estamos viendo, ¿sabes que nos da mucho gusto verte aquí?; es donde perteneces...”.

Mis respuestas: Muchas gracias; me invitaron y no podía faltar a esta cita tan importante y como acaban de decir, aquí pertenezco. Voy a ver mi placa y tomarme una buena foto con mi esposa a mi lado. Ella ha sido muy importante en mi vida”.

Llegamos una hora antes del evento al majestuoso “Salón de los Inmortales” donde me identifiqué, registraron y dieron el gafete de admisión, indicándoseme los dos lugares apartados para mi esposa y para mí.

Llegaron algunos invitados especiales, todos elegantemente vestidos, de la Ciudad de México. Acompañaban al ingeniero Alfredo Harp Helú quien sería entronizado dentro de unos minutos. Rápidamente me acerqué a él, reconociéndome. Enseguida, lo felicité por todo lo bueno que ha hecho para que el beisbol siga su exitoso curso. También le di un fuerte abrazo.

A Harp Helú lo acompañaba el también ingeniero Francisco Padilla Dávila responsable del buen funcionamiento del recinto donde hasta la fecha se han cumplido todas las metas trazadas en su nueva época.

Horacio Ibarra Álvarez, historiador del Recinto, se me acercó y dijo: “Ven, te queremos entrevistar, sígueme”; llegamos al lugar debidamente acondicionado para ello y me encontré que en ese instante estaban entrevistando al “Peluche” José Peña.

Luego seguirían un servidor con la entrevista, así como Alfredo Ortiz, Miguel Solís, Ángel Moreno, Horacio Piña, J. L. Aguilar, Pepe Maiz, dueño de los Sultanes; Daniel Fernández, El Borrego Sandoval, Chico Rodríguez... El ambiente ya estaba a todo lo que da; respirabas aires beisboleros y sentías muy buena vibra, y como me dijo Moi Camacho... “Cabechi, esto que estamos viviendo es una sola vez en la vida, por eso estamos aquí, enfermos, pero sin perder el rumbo, a lo mejor podría ser el último que veamos...”

“Mira cabezón, hemos sido bendecidos por el gran Señor hasta la fecha, hicimos nuestro trabajo y cumplimos nuestras metas, ¿ya te has fijado cuánta gente nos ha saludado?, se acuerdan de nosotros y pues hay que seguir viniendo si nos invitan, hasta que de “Arriba nos avisen que se acabó el juego...”. me expresó con suma emoción.

“Sí, tienes razón, es que en ocasiones me pongo “flamenco”, como nos decía el “Viejo”. ¿Te acuerdas?”, sí, Tony Castaño, “El Viejo?, cuantos recuerdos de él tenemos, qué gran manager”, le contesté.

Antonio de Valdés el flamante presidente del Comité Elector del Salón de la Fama, me abrazó, expresándome. “Hola Ronnie, cuánto tiempo ha pasado, te ves muy bien, y hasta más joven, ¿cómo sigues de tus males?”. “Pues aquí estoy; me vine con el permiso del médico, aunque todavía no me dan de alta”, le dije y me agregó:

“No creas, he estado pendiente de tu salud; el que me informa es el ingeniero Padilla”, indico ya que enseguida se iba a subir al podio para dar inicio con la ceremonia…

¡Play ball!, ¡empezó la ceremonia!

A un lado de nosotros se sentó Enrique Kerlegand, brillante cronista deportivo de la vieja ola como aquellos Tommy Morales, Jorge de la Serna, Pancho Cano, Raúl Mendoza, Enrique Llanes, el gran “Mago” Septién, entre otros, ya fallecidos.

Me saludó muy efusivamente y me dijo las mismas palabras de mi amigo De Valdés, señalándome que se quedó a vivir en Saltillo y sigue en el beisbol y que bueno; sus crónicas son de mucha aceptación y de vez en cuando recuerda las hazañas de los “Camacho de la Destrucción”.

La presentación de los nuevos Inmortales estuvo formidable, con el toque mágico en el micrófono del Maestro De Valdés.

El ingeniero Francisco Padilla inició con el mensaje de bienvenida y no se anduvo por las ramas cuando dijo... “El Recinto de los Inmortales, los recibe para siempre, los aficionados los recordarán”.

Cuando le tocó hablar a Luis Arredondo “El Rayo”, recordó: “El Yaqui Ríos, un día comentó al verme jugar “Échenle un ojo a ese muchacho, va llegar lejos” y no lo hice quedar mal”... Javier Robles comentó que fue César Gutiérrez “El Oloroso” quien lo recomendó a Los Tigres... “Mi padre me motivó tanto que hasta Champion bat fui y dejé muy buenos números”.

Fue una excelentísima velada beisbolera donde el ingeniero Padilla Dávila se voló la barda por el mero centro, terminando su actuación, ofreciendo convivio un exquisito y bien surtido, así como bebidas finas. Muchas Gracias por todo”.

¡Enhorabuena, Mi Ronnie! Fue una excelentísima velada beisbolera donde el ingeniero Padilla Dávila se voló la barda por el mero centro, terminando su actuación, ofreciendo convivio un exquisito y bien surtido, así como bebidas finas. Muchas Gracias por todo”.

¡Enhorabuena, Mi Ronnie!