/ miércoles 16 de enero de 2019

Andanzas | Arrendar o comprar vivienda

Por la condición laboral en la que esté una persona, las posibilidades de hacerse de un patrimonio propio varían.

Y no sólo influye el tipo de trabajo, también las deudas, los imprevistos, los términos de un contrato. Pero el punto al final es que no cualquiera puede tener su casa propia.

Tanto los gobiernos como la banca ofrecen alternativas de financiamiento, desde Infonavit, Fovissste, créditos hipotecarios, y poco se sabe en realidad de esquemas como el arrendamiento con opción a compra, similar al que se usa para adquirir un automóvil.

Quienes pueden comprobar ingresos, pero no tienen un patrón, sino que son prestadores de servicios externos, al igual que quienes no tienen forma de demostrar un ingreso fijo, al ser sus propios jefes tienen pocas opciones para comprar una casa y terminan en muchas ocasiones por rentar o compran en condiciones que les comprometen buena parte de su ingreso. Y bueno, si estás en el buró de crédito, ni qué decir.

Miles de pesos se ‘fugan’ –ahora que está de moda el término– al no irse a un esquema que pueda tener como opción quedarse con la vivienda en un determinado lapso. Claro que no es dinero perdido. Lo gana para quien representa un ingreso con el que cubre algunos gastos y le beneficia a quien con ese dinero está pagando por vivir en un determinado lugar en determinadas condiciones sobre todo de comodidad, que es a lo que también se aspira.

Desde mi experiencia personal, que ha implicado por diversas razones mudarme varias veces de casa, la recomendación que le haría a quien sienta que su ciclo en donde está ya debe cerrarse, es que ahorre con tiempo y haga una planeación lo más cercana posible a lo que tendrá que invertir.

Es primordial dejar pagados al día los servicios de la casa que se va a dejar y entregarla en buenas condiciones, al menos en las que se recibió, por lo que, si hay algo que necesite repararse, vale más considerarlo en el presupuesto global.

Considerar el gasto de renta inicial y en la mayoría de los casos, depósito. También un servicio de mudanza, de preferencia con personas que se dedican a eso, para evitar que el mobiliario pueda sufrir daños y no respondan por ellos.

Llegar a otra vivienda, en muchas ocasiones implica también hacer inversiones mínimas por detalles que se puedan detectar hasta el momento de instalarse y es cuestión de negociar con los dueños, quienes al final de cuentas se benefician también, porque son mejoras en el mantenimiento de la casa.

Si alguien piensa que sólo se trata de la tediosa labor de empacar ropa, artículos de uso personal y de limpieza, enseres domésticos, muebles, despensa, está lejos de imaginar todo lo que implica.

Lo que más importa no sólo es un buen precio, también la seguridad, la comodidad, la ubicación. Todo lo que en conjunto hagan de esa casa un verdadero hogar.

Esta ocasión la columna es algo más bien entre personal y que trata de visualizar una problemática en cuanto a la falta de esquemas adecuados de financiamiento para adquirir vivienda para quienes no cotizan en Infonavit o Fovissste y que por varias razones no pueden acceder a créditos hipotecarios. Cuán importante es que haya más alternativas con facilidades para lograr uno de los sueños de toda persona cuando comienza a trabajar, que es echar raíces en un lugar. Un lugar propio.

Hasta el próximo miércoles.


Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.

Twitter: @AlvaradoVMarce

Por la condición laboral en la que esté una persona, las posibilidades de hacerse de un patrimonio propio varían.

Y no sólo influye el tipo de trabajo, también las deudas, los imprevistos, los términos de un contrato. Pero el punto al final es que no cualquiera puede tener su casa propia.

Tanto los gobiernos como la banca ofrecen alternativas de financiamiento, desde Infonavit, Fovissste, créditos hipotecarios, y poco se sabe en realidad de esquemas como el arrendamiento con opción a compra, similar al que se usa para adquirir un automóvil.

Quienes pueden comprobar ingresos, pero no tienen un patrón, sino que son prestadores de servicios externos, al igual que quienes no tienen forma de demostrar un ingreso fijo, al ser sus propios jefes tienen pocas opciones para comprar una casa y terminan en muchas ocasiones por rentar o compran en condiciones que les comprometen buena parte de su ingreso. Y bueno, si estás en el buró de crédito, ni qué decir.

Miles de pesos se ‘fugan’ –ahora que está de moda el término– al no irse a un esquema que pueda tener como opción quedarse con la vivienda en un determinado lapso. Claro que no es dinero perdido. Lo gana para quien representa un ingreso con el que cubre algunos gastos y le beneficia a quien con ese dinero está pagando por vivir en un determinado lugar en determinadas condiciones sobre todo de comodidad, que es a lo que también se aspira.

Desde mi experiencia personal, que ha implicado por diversas razones mudarme varias veces de casa, la recomendación que le haría a quien sienta que su ciclo en donde está ya debe cerrarse, es que ahorre con tiempo y haga una planeación lo más cercana posible a lo que tendrá que invertir.

Es primordial dejar pagados al día los servicios de la casa que se va a dejar y entregarla en buenas condiciones, al menos en las que se recibió, por lo que, si hay algo que necesite repararse, vale más considerarlo en el presupuesto global.

Considerar el gasto de renta inicial y en la mayoría de los casos, depósito. También un servicio de mudanza, de preferencia con personas que se dedican a eso, para evitar que el mobiliario pueda sufrir daños y no respondan por ellos.

Llegar a otra vivienda, en muchas ocasiones implica también hacer inversiones mínimas por detalles que se puedan detectar hasta el momento de instalarse y es cuestión de negociar con los dueños, quienes al final de cuentas se benefician también, porque son mejoras en el mantenimiento de la casa.

Si alguien piensa que sólo se trata de la tediosa labor de empacar ropa, artículos de uso personal y de limpieza, enseres domésticos, muebles, despensa, está lejos de imaginar todo lo que implica.

Lo que más importa no sólo es un buen precio, también la seguridad, la comodidad, la ubicación. Todo lo que en conjunto hagan de esa casa un verdadero hogar.

Esta ocasión la columna es algo más bien entre personal y que trata de visualizar una problemática en cuanto a la falta de esquemas adecuados de financiamiento para adquirir vivienda para quienes no cotizan en Infonavit o Fovissste y que por varias razones no pueden acceder a créditos hipotecarios. Cuán importante es que haya más alternativas con facilidades para lograr uno de los sueños de toda persona cuando comienza a trabajar, que es echar raíces en un lugar. Un lugar propio.

Hasta el próximo miércoles.


Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.

Twitter: @AlvaradoVMarce