/ jueves 7 de mayo de 2020

Andanzas | El ansiado “aplanamiento” de la curva

En estos tiempos de “infodemia”, como le llamó la Organización Mundial de la Salud al fenómeno de la desinformación en torno a la pandemia del coronavirus, nos hemos inundado de versiones conspiratorias, fake news y verdades a medias que circulan por redes sociales y hasta por algunos medios tradicionales.

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Como en las cinco etapas del duelo de Elisabeth Kübler-Ross, con el Covid-19 hemos pasado por la negación, al darle vuelo a las versiones más inverosímiles de cómo surgió el virus y creer que aquí no sucedería. También a la ira, cuando los primeros casos en personas de buena posición económica, quienes llegaron de viajes por Europa y Estados Unidos, a quienes se culpó de traer el virus y esparcirlo.

La etapa de la negociación vino al pasar de las recomendaciones del lavado de manos y el cubrirse al toser o estornudar a las medidas de confinamiento que obligaron a miles de patrones a cubrir los sueldos de sus trabajadores, algunos en una especie de vacación y otros ya en el modo home office.

En las primeras semanas de aislamiento social comenzaron los cuadros depresivos y de ansiedad, agregaría yo, que, al ampliarse hasta el 31 de mayo se han disparado. La estadística que tenemos a la mano todos los días, tanto de autoridades sanitarias federales como estatales nos han llevado a la aceptación de la enfermedad y su gravedad. Aunque no en forma unánime, por decirlo.

La situación al interior de los hogares no ha sido fácil. Hay desde casos de violencia, pero también de juegos, de creatividad, de descanso. Aunque llegamos a un punto en el que la desesperación hace presa a muchas personas y se ve en el incremento del tráfico en las calles, de gente en los supermercados.

En entidades como Sonora, donde se implementaron medidas más estrictas, hay un relajamiento de los operativos policiales, quizá porque eran tantos los automovilistas que se vieron rebasados. Pero también hay empresas que no dejaron de laborar, otras que reiniciaron y otras más que amenazan con hacerlo en unos días.

A nivel federal, tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador como el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell hablan de que hemos llegado al pico de la epidemia y ha comenzado el ansiado “aplanamiento de la curva”, pero que ésta se mantendrá sólo si nos quedamos en casa.

Si ya saben cómo somos ¿para qué darle tanto vuelo a esto de la curva? Cierto que anima, da esperanza, pero muchos podrían interpretarlo como que ya “ganamos”, cuando, si se tratara de una carrera de relevos, quizá vamos apenas en el segundo y no hay que aflojar el paso, porque nos quedamos rezagados y tardaremos más en cruzar la meta.

Importante recordar que se ha insistido tanto por Salud federal como estatal en que las siguientes dos semanas al menos y en particular el 6 de mayo, se estima sean los de mayor contagio si no se atiende el llamado a permanecer en casa.

Un Día de las Madres diferente

Con esta situación, este año no podremos festejar a las mamás en familia, salvo por quienes viven con ellas. Muchas personas viajamos para estar con ellas en esta fecha y ahora no debemos hacerlo, porque nos y las arriesgamos. Habrá que recurrir a las videollamadas o alguna otra opción y esperar a que pase la llamada ‘sesentena’. Felicidades anticipadas a mi madre, a mis hermanas, tías, primas, sobrinas y amigas que son mamás.

Hasta el próximo miércoles.

Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora. Twitter @AlvaradoVMarce

En estos tiempos de “infodemia”, como le llamó la Organización Mundial de la Salud al fenómeno de la desinformación en torno a la pandemia del coronavirus, nos hemos inundado de versiones conspiratorias, fake news y verdades a medias que circulan por redes sociales y hasta por algunos medios tradicionales.

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Como en las cinco etapas del duelo de Elisabeth Kübler-Ross, con el Covid-19 hemos pasado por la negación, al darle vuelo a las versiones más inverosímiles de cómo surgió el virus y creer que aquí no sucedería. También a la ira, cuando los primeros casos en personas de buena posición económica, quienes llegaron de viajes por Europa y Estados Unidos, a quienes se culpó de traer el virus y esparcirlo.

La etapa de la negociación vino al pasar de las recomendaciones del lavado de manos y el cubrirse al toser o estornudar a las medidas de confinamiento que obligaron a miles de patrones a cubrir los sueldos de sus trabajadores, algunos en una especie de vacación y otros ya en el modo home office.

En las primeras semanas de aislamiento social comenzaron los cuadros depresivos y de ansiedad, agregaría yo, que, al ampliarse hasta el 31 de mayo se han disparado. La estadística que tenemos a la mano todos los días, tanto de autoridades sanitarias federales como estatales nos han llevado a la aceptación de la enfermedad y su gravedad. Aunque no en forma unánime, por decirlo.

La situación al interior de los hogares no ha sido fácil. Hay desde casos de violencia, pero también de juegos, de creatividad, de descanso. Aunque llegamos a un punto en el que la desesperación hace presa a muchas personas y se ve en el incremento del tráfico en las calles, de gente en los supermercados.

En entidades como Sonora, donde se implementaron medidas más estrictas, hay un relajamiento de los operativos policiales, quizá porque eran tantos los automovilistas que se vieron rebasados. Pero también hay empresas que no dejaron de laborar, otras que reiniciaron y otras más que amenazan con hacerlo en unos días.

A nivel federal, tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador como el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell hablan de que hemos llegado al pico de la epidemia y ha comenzado el ansiado “aplanamiento de la curva”, pero que ésta se mantendrá sólo si nos quedamos en casa.

Si ya saben cómo somos ¿para qué darle tanto vuelo a esto de la curva? Cierto que anima, da esperanza, pero muchos podrían interpretarlo como que ya “ganamos”, cuando, si se tratara de una carrera de relevos, quizá vamos apenas en el segundo y no hay que aflojar el paso, porque nos quedamos rezagados y tardaremos más en cruzar la meta.

Importante recordar que se ha insistido tanto por Salud federal como estatal en que las siguientes dos semanas al menos y en particular el 6 de mayo, se estima sean los de mayor contagio si no se atiende el llamado a permanecer en casa.

Un Día de las Madres diferente

Con esta situación, este año no podremos festejar a las mamás en familia, salvo por quienes viven con ellas. Muchas personas viajamos para estar con ellas en esta fecha y ahora no debemos hacerlo, porque nos y las arriesgamos. Habrá que recurrir a las videollamadas o alguna otra opción y esperar a que pase la llamada ‘sesentena’. Felicidades anticipadas a mi madre, a mis hermanas, tías, primas, sobrinas y amigas que son mamás.

Hasta el próximo miércoles.

Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora. Twitter @AlvaradoVMarce