/ miércoles 20 de mayo de 2020

Andanzas | Jornaleros agrícolas, los más vulnerables

Las personas que trabajan en el campo se mantienen como las más olvidadas, hasta del discurso y las recomendaciones que a diario escuchamos y leemos en los medios tradicionales y las redes sociales ante la pandemia del coronavirus. Mujeres y hombres del campo siguen enfrentando condiciones paupérrimas que vulneran sus derechos humanos.

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Claro que existen lineamientos a seguir para proteger a la población jornalera, pero si a buena parte de los dueños de campos agrícolas no les interesa brindarles ya no digamos un salario justo por desempeñar su labor, mucho menos otorgarles servicio médico.

Es sabido que, en muchos campos agrícolas, se vive en hacinamiento familias enteras, sin condiciones adecuadas para descansar, asearse o para otorgarles una educación a sus hijos, al no haber estancias infantiles y tampoco apoyo para que los niños en edad de ir a la escuela, puedan hacerlo.

Paréntesis aparte, vale decir que el esfuerzo del albergue Villas del Papa Francisco en el Poblado Miguel Alemán en Hermosillo, es una pequeña luz de esperanza para niñas y niños de familias jornaleras, porque ahí pueden cursar su educación básica, tienen ayuda alimentaria y espacios para el esparcimiento. Un modelo que debería ampliarse y replicarse, para que se vaya desterrando esa idea de que se nace pobre y se tiene que morir pobre o seguir en esa realidad de explotación del campo.

Medidas urgentes

La Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas emitió recomendaciones a las autoridades de los tres niveles de gobierno, a los empresarios, a la sociedad civil y a la academia, para que se atiendan al momento de contratar, atender y acompañar en diferentes niveles de intervención a las personas jornaleras y sus familias en el contexto de la pandemia.

Se pide reforzar la información sobre las medidas de prevención y que éstas se adopten en el contexto multicultural de la población jornalera; garantizar su derecho a la salud y a la seguridad social, con acceso gratuito a las pruebas de Covid-19, medicamentos, tratamientos, libres de toda discriminación.

Asimismo, garantizarles la seguridad alimentaria y acceso a artículos básicos de higiene; adoptar medidas para garantizar sus derechos humanos y laborales y que esto se observe en igualdad de condiciones tanto para los hombres como para las mujeres.

La Red ha exigido también que se garanticen espacios de acompañamiento y cuidado, a lo que me refería sobre las estancias infantiles, para que las niñas, niños y adolescentes que acompañan a sus padres y madres en la ruta de migración para trabajar en el campo, reciban la atención para su desarrollo.

Hace un par de semanas se detectó un brote de coronavirus en un campo agrícola de la Costa de Hermosillo, donde ocho jornaleros dieron positivo a esta enfermedad, acorde a lo que informaron las autoridades de Salud.

Al tratarse de una población que no vive todo el año en un mismo lugar, están más expuestos por la propia migración y las condiciones en que sobreviven.

Sonora es uno de los estados que más importa mano de obra del centro y sur del país, pero ¿cuándo y quiénes se acuerdan de estos hombres y estas mujeres que trabajan de sol a sol, más allá de los tiempos de campañas electorales?

Por elemental justicia y dignidad humana, en especial para quienes ya tienen años que se quedaron en nuestra tierra, sería bueno que las organizaciones campesinas dejaran de ser simple membrete y articularan esfuerzos con los tres niveles de gobierno, para que las personas jornaleras vivan en mejores condiciones y se atienda otra problemática que enfrentan como la violencia familiar y las adicciones.

Hasta el próximo miércoles.

Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora. @AlvaradoVMarce

Las personas que trabajan en el campo se mantienen como las más olvidadas, hasta del discurso y las recomendaciones que a diario escuchamos y leemos en los medios tradicionales y las redes sociales ante la pandemia del coronavirus. Mujeres y hombres del campo siguen enfrentando condiciones paupérrimas que vulneran sus derechos humanos.

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Claro que existen lineamientos a seguir para proteger a la población jornalera, pero si a buena parte de los dueños de campos agrícolas no les interesa brindarles ya no digamos un salario justo por desempeñar su labor, mucho menos otorgarles servicio médico.

Es sabido que, en muchos campos agrícolas, se vive en hacinamiento familias enteras, sin condiciones adecuadas para descansar, asearse o para otorgarles una educación a sus hijos, al no haber estancias infantiles y tampoco apoyo para que los niños en edad de ir a la escuela, puedan hacerlo.

Paréntesis aparte, vale decir que el esfuerzo del albergue Villas del Papa Francisco en el Poblado Miguel Alemán en Hermosillo, es una pequeña luz de esperanza para niñas y niños de familias jornaleras, porque ahí pueden cursar su educación básica, tienen ayuda alimentaria y espacios para el esparcimiento. Un modelo que debería ampliarse y replicarse, para que se vaya desterrando esa idea de que se nace pobre y se tiene que morir pobre o seguir en esa realidad de explotación del campo.

Medidas urgentes

La Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas emitió recomendaciones a las autoridades de los tres niveles de gobierno, a los empresarios, a la sociedad civil y a la academia, para que se atiendan al momento de contratar, atender y acompañar en diferentes niveles de intervención a las personas jornaleras y sus familias en el contexto de la pandemia.

Se pide reforzar la información sobre las medidas de prevención y que éstas se adopten en el contexto multicultural de la población jornalera; garantizar su derecho a la salud y a la seguridad social, con acceso gratuito a las pruebas de Covid-19, medicamentos, tratamientos, libres de toda discriminación.

Asimismo, garantizarles la seguridad alimentaria y acceso a artículos básicos de higiene; adoptar medidas para garantizar sus derechos humanos y laborales y que esto se observe en igualdad de condiciones tanto para los hombres como para las mujeres.

La Red ha exigido también que se garanticen espacios de acompañamiento y cuidado, a lo que me refería sobre las estancias infantiles, para que las niñas, niños y adolescentes que acompañan a sus padres y madres en la ruta de migración para trabajar en el campo, reciban la atención para su desarrollo.

Hace un par de semanas se detectó un brote de coronavirus en un campo agrícola de la Costa de Hermosillo, donde ocho jornaleros dieron positivo a esta enfermedad, acorde a lo que informaron las autoridades de Salud.

Al tratarse de una población que no vive todo el año en un mismo lugar, están más expuestos por la propia migración y las condiciones en que sobreviven.

Sonora es uno de los estados que más importa mano de obra del centro y sur del país, pero ¿cuándo y quiénes se acuerdan de estos hombres y estas mujeres que trabajan de sol a sol, más allá de los tiempos de campañas electorales?

Por elemental justicia y dignidad humana, en especial para quienes ya tienen años que se quedaron en nuestra tierra, sería bueno que las organizaciones campesinas dejaran de ser simple membrete y articularan esfuerzos con los tres niveles de gobierno, para que las personas jornaleras vivan en mejores condiciones y se atienda otra problemática que enfrentan como la violencia familiar y las adicciones.

Hasta el próximo miércoles.

Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora. @AlvaradoVMarce