/ jueves 2 de mayo de 2019

Andanzas | La mafia del transporte

Un pequeño grupo de concesionarios que por años prestaron un servicio deficiente y que querían que todo les resolviera el Gobierno porque el negocio supuestamente era incosteable siguen empeñados en que les resuelvan la vida, sin importarles el perjuicio que están causando a miles de usuarios en Hermosillo con el bloqueo que mantienen en el Centro de Pernocta de los camiones.

En su momento, el anterior director del Transporte, Luis Iribe, no pudo con el paquete de meter en cintura a esta mafia de Sictuhsa ni sacar adelante alguna reforma para regular empresas como Uber y mucho menos poner orden con los taxis piratas.

Ahora es su sucesor Carlos Morales al que se le hizo bola el engrudo, al pagar el noviciado con el anuncio de que el 29 de abril entrarían en operación las dos nuevas empresas que ganaron la licitación para hacerse cargo del transporte urbano.

Por lo visto, este funcionario simplemente no previó el escenario en el que las y los concesionarios a quienes les requisaron sus camiones en octubre del año pasado harían algo para llamar la atención, más allá de las protestas de días anteriores, que no tuvieron eco por no haber quedado precisamente bien con los usuarios.

Tan lo agarraron con los dedos detrás de la puerta, que de última hora el Gobierno del Estado tuvo que implementar un operativo con otros camiones y el apoyo de taxistas para hacer frente a la demanda, que se disparó al juntarse con el regreso a clases.

Muy mal está quedando Morales con la encomienda de la gobernadora Claudia Pavlovich, al ser incapaz de poner en marcha sin problemas el arranque de las 50 unidades operadas por los nuevos concesionarios, que han de estar viendo con desesperación lo que sucede.

Los inconformes exigen una millonada que según ellos les deben por el uso de los camiones requisados, además de que quieren que el Gobierno estatal pague el adeudo con el Infonavit, que supuestamente ronda los 400 millones de pesos, algo que le corresponde a quienes originalmente evadieron esa responsabilidad, que son ellos, los concesionarios de Sictuhsa.

De lo que plantean por otro lado los choferes, que demandan su liquidación y recontratación por las nuevas empresas, es algo que no debió llegar a este momento, se debió resolver desde que se contempló la nueva licitación y si se minimizó, ahora urge alguien con el carácter y la capacidad para sentar a los nuevos concesionarios con ellos y lograr acuerdos.

Como que hace falta una nueva sacudida al gabinete para que los funcionarios que permiten que escalen hasta la titular del Ejecutivo los problemas que ellos deberían resolver, le den oportunidad a otros que sí tengan capacidad y no se conviertan en una pesada lápida.

Las y los miles de usuarios del transporte merecen respeto y merecen un servicio de calidad. Hermosillo se está quedando a la rezaga en comparación con capitales de otros estados en los que hay una variedad de opciones para movilidad.

No se trata sólo de atender la demanda propia de traslados a oficinas y escuelas, un buen transporte también impacta en la economía, en la productividad, incluso atrae turismo. Sin eso, Hermosillo seguirá siendo un ranchote dominado por la mafia del transporte que se resiste a morir y a la que hay que hacer entender que su tiempo ya se agotó.

Hasta el próximo miércoles.

Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.

Twitter: @AlvaradoVMarce

Un pequeño grupo de concesionarios que por años prestaron un servicio deficiente y que querían que todo les resolviera el Gobierno porque el negocio supuestamente era incosteable siguen empeñados en que les resuelvan la vida, sin importarles el perjuicio que están causando a miles de usuarios en Hermosillo con el bloqueo que mantienen en el Centro de Pernocta de los camiones.

En su momento, el anterior director del Transporte, Luis Iribe, no pudo con el paquete de meter en cintura a esta mafia de Sictuhsa ni sacar adelante alguna reforma para regular empresas como Uber y mucho menos poner orden con los taxis piratas.

Ahora es su sucesor Carlos Morales al que se le hizo bola el engrudo, al pagar el noviciado con el anuncio de que el 29 de abril entrarían en operación las dos nuevas empresas que ganaron la licitación para hacerse cargo del transporte urbano.

Por lo visto, este funcionario simplemente no previó el escenario en el que las y los concesionarios a quienes les requisaron sus camiones en octubre del año pasado harían algo para llamar la atención, más allá de las protestas de días anteriores, que no tuvieron eco por no haber quedado precisamente bien con los usuarios.

Tan lo agarraron con los dedos detrás de la puerta, que de última hora el Gobierno del Estado tuvo que implementar un operativo con otros camiones y el apoyo de taxistas para hacer frente a la demanda, que se disparó al juntarse con el regreso a clases.

Muy mal está quedando Morales con la encomienda de la gobernadora Claudia Pavlovich, al ser incapaz de poner en marcha sin problemas el arranque de las 50 unidades operadas por los nuevos concesionarios, que han de estar viendo con desesperación lo que sucede.

Los inconformes exigen una millonada que según ellos les deben por el uso de los camiones requisados, además de que quieren que el Gobierno estatal pague el adeudo con el Infonavit, que supuestamente ronda los 400 millones de pesos, algo que le corresponde a quienes originalmente evadieron esa responsabilidad, que son ellos, los concesionarios de Sictuhsa.

De lo que plantean por otro lado los choferes, que demandan su liquidación y recontratación por las nuevas empresas, es algo que no debió llegar a este momento, se debió resolver desde que se contempló la nueva licitación y si se minimizó, ahora urge alguien con el carácter y la capacidad para sentar a los nuevos concesionarios con ellos y lograr acuerdos.

Como que hace falta una nueva sacudida al gabinete para que los funcionarios que permiten que escalen hasta la titular del Ejecutivo los problemas que ellos deberían resolver, le den oportunidad a otros que sí tengan capacidad y no se conviertan en una pesada lápida.

Las y los miles de usuarios del transporte merecen respeto y merecen un servicio de calidad. Hermosillo se está quedando a la rezaga en comparación con capitales de otros estados en los que hay una variedad de opciones para movilidad.

No se trata sólo de atender la demanda propia de traslados a oficinas y escuelas, un buen transporte también impacta en la economía, en la productividad, incluso atrae turismo. Sin eso, Hermosillo seguirá siendo un ranchote dominado por la mafia del transporte que se resiste a morir y a la que hay que hacer entender que su tiempo ya se agotó.

Hasta el próximo miércoles.

Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.

Twitter: @AlvaradoVMarce