/ miércoles 10 de julio de 2019

Andanzas | La política de comunicación que sigue ausente

Es una pena que un gobierno que llegó con tan altas expectativas como el de Andrés Manuel López Obrador conceda tan poca importancia al papel que debería desempeñar la Dirección de Comunicación Social, que no se reduce a organizar conferencias de prensa y emitir uno que otro boletín.

Claro que cada gobernante tiene su estilo y está convencido de que lo que antes le funcionó, puede seguirle dando resultados de la misma manera. Sabemos que al Presidente le gusta mantener lo que él llama el “diálogo circular” con los medios todos los días, no sólo el contacto directo con los gobernados en las plazas públicas.

Puede explicarse su resistencia a adoptar un modelo de comunicación política diferente o mejorar el que ya tiene, si nos remitimos al pasado reciente, cuando muchos de los medios le cerraban los espacios y se daban vuelo criticando su proceder y sus posturas como dirigente de Morena y después como candidato presidencial.

Tal vez fue una forma de autoprotección para evitar el golpeteo en su propia cara, pero también se dejaron ir oportunidades para posicionar sus mensajes. Algo similar ocurre ahora ya con López Obrador como Presidente de México.

Si detrás de las conferencias mañaneras hubiera un tema a empujar todos los días, con una estrategia de comunicación, con líneas previamente definidas, se podría influir más para lograr buenos titulares de prensa al siguiente día.

Pero se permite toda una capirotada de temas y se va muchas veces a la guerra sin fusil, se nota que no le informan de algunos asuntos que evitarían que lo agarren ‘fuera de base’ y proyecte desconocimiento y eso no es positivo, ni para el jefe de Comunicación y por supuesto, tampoco para el Presidente.

Renuncia visceral

Las diferencias son naturales en todo grupo de trabajo y lo mismo ocurre en un gabinete de gobierno. Lo delicado de la renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda es que prefirió ‘lavar la ropa sucia’ en público y no en casa. El texto de su carta es visceral, primero agradece a AMLO, pero luego le da un golpe bajo al acusar toma de decisiones sin sustento y luego quejarse de la imposición de funcionarios.

Al final, lo que la carta refleja es ingratitud y hasta falta de carácter y de liderazgo, porque es raro quien en una posición de confianza tiene oportunidad de nombrar a todo su equipo y, o los metes al redil o los sacas, no te vas tú.

Todo esto que ha servido de alimento a las aves de carroña, evidencia, nuevamente, la falta de una política de comunicación. Porque el video en el que el Presidente aparece junto al nuevo secretario de Hacienda, Arturo Herrera, se ve amateur cuando ya no están para improvisaciones teniendo personal y equipo para producir algo mejor, para enviar un mensaje de tranquilidad a los enfermizos mercados, de que aquí no ha pasado nada, con una adecuada expresión corporal de ambos.

Fuera de las primeras reacciones en redes sociales, en la conferencia de prensa que Herrera ofreció por la tarde se veía ya más dueño de la situación.

La “renuncitis” es un llamado de alerta para mejorar el tema de la comunicación y no reducirlo a las mañaneras. El Presidente está obligado a escuchar y a implementar una adecuada política que deje de sobreexponerlo a un desgaste innecesario.

Hasta el próximo miércoles.

Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.

Twitter: @AlvaradoVMarce

Es una pena que un gobierno que llegó con tan altas expectativas como el de Andrés Manuel López Obrador conceda tan poca importancia al papel que debería desempeñar la Dirección de Comunicación Social, que no se reduce a organizar conferencias de prensa y emitir uno que otro boletín.

Claro que cada gobernante tiene su estilo y está convencido de que lo que antes le funcionó, puede seguirle dando resultados de la misma manera. Sabemos que al Presidente le gusta mantener lo que él llama el “diálogo circular” con los medios todos los días, no sólo el contacto directo con los gobernados en las plazas públicas.

Puede explicarse su resistencia a adoptar un modelo de comunicación política diferente o mejorar el que ya tiene, si nos remitimos al pasado reciente, cuando muchos de los medios le cerraban los espacios y se daban vuelo criticando su proceder y sus posturas como dirigente de Morena y después como candidato presidencial.

Tal vez fue una forma de autoprotección para evitar el golpeteo en su propia cara, pero también se dejaron ir oportunidades para posicionar sus mensajes. Algo similar ocurre ahora ya con López Obrador como Presidente de México.

Si detrás de las conferencias mañaneras hubiera un tema a empujar todos los días, con una estrategia de comunicación, con líneas previamente definidas, se podría influir más para lograr buenos titulares de prensa al siguiente día.

Pero se permite toda una capirotada de temas y se va muchas veces a la guerra sin fusil, se nota que no le informan de algunos asuntos que evitarían que lo agarren ‘fuera de base’ y proyecte desconocimiento y eso no es positivo, ni para el jefe de Comunicación y por supuesto, tampoco para el Presidente.

Renuncia visceral

Las diferencias son naturales en todo grupo de trabajo y lo mismo ocurre en un gabinete de gobierno. Lo delicado de la renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda es que prefirió ‘lavar la ropa sucia’ en público y no en casa. El texto de su carta es visceral, primero agradece a AMLO, pero luego le da un golpe bajo al acusar toma de decisiones sin sustento y luego quejarse de la imposición de funcionarios.

Al final, lo que la carta refleja es ingratitud y hasta falta de carácter y de liderazgo, porque es raro quien en una posición de confianza tiene oportunidad de nombrar a todo su equipo y, o los metes al redil o los sacas, no te vas tú.

Todo esto que ha servido de alimento a las aves de carroña, evidencia, nuevamente, la falta de una política de comunicación. Porque el video en el que el Presidente aparece junto al nuevo secretario de Hacienda, Arturo Herrera, se ve amateur cuando ya no están para improvisaciones teniendo personal y equipo para producir algo mejor, para enviar un mensaje de tranquilidad a los enfermizos mercados, de que aquí no ha pasado nada, con una adecuada expresión corporal de ambos.

Fuera de las primeras reacciones en redes sociales, en la conferencia de prensa que Herrera ofreció por la tarde se veía ya más dueño de la situación.

La “renuncitis” es un llamado de alerta para mejorar el tema de la comunicación y no reducirlo a las mañaneras. El Presidente está obligado a escuchar y a implementar una adecuada política que deje de sobreexponerlo a un desgaste innecesario.

Hasta el próximo miércoles.

Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.

Twitter: @AlvaradoVMarce