/ miércoles 3 de abril de 2019

Andanzas | La venganza de Padrés…vía Célida

De nueva cuenta, la alcaldesa Célida López dio muestra de su beligerancia, sólo que esta vez lo hizo en contra de la coordinadora del grupo parlamentario de Morena en el Congreso local, Ernestina Castro, porque no le cumplieron su capricho de dictaminar en comisiones a favor del juicio político a su antecesor, Maloro Acosta.

Y no es porque el priista hoy venido a menos sea una blanca palomita. No. Se trata de que no se cuidaron las formas ni los tiempos que marca la Constitución Política de Sonora –ay, esto de la hermenéutica–, y mucho menos, por lo que se nota, hubo cabildeo. Raro viniendo de alguien que ya pasó por el Legislativo y sabe cómo corre el agua.

Desde que tomó protesta el 16 de septiembre del año pasado, prácticamente declaró como su enemigo público al Maloro, a quien le advirtió que debería enfrentar las consecuencias de fallarle a Hermosillo, por el mal uso de recursos públicos.

Incluso se comprometió a que no llegaría a “armar expedientes falsos y fabricar pruebas”, y a que harían un trabajo digno y como queriendo tapar el verdadero remitente –entiéndase Guillermo Padrés, a quien parece que le rinde cuentas–, dijo que en Morena sólo querían justicia.

Para nadie es un secreto que en sus tiempos de panista era una de las más férreas defensoras del ex mandatario y después ya como morenista, no ocultó su felicidad cuando su gran amigo fuese dejado en libertad condicional, algo que molestó a muchos verdaderos militantes y simpatizantes de Morena, ante la falta de prudencia de Célida.

Los panistas y los morenistas ligados al padrecismo traen la espina clavada y quieren venganza. No le perdonan a la gobernadora Claudia Pavlovich la lucha anticorrupción que emprendió y que derivó en el encarcelamiento de Padrés. Paréntesis aparte, triste el papel de la Fiscalía Anticorrupción, a Odracir Espinoza le quedó grande el puesto. No ha podido con la encomienda. Debería irse.

Célida López cometió un error al lanzarse contra el grupo parlamentario de Morena, que de por sí enfrenta fricciones internas. En lugar de propiciar el diálogo, de buscar consensos, descargó en ellos sus propias frustraciones.

Los hermosillenses le dieron su voto de confianza porque se buscaba un cambio de raíz y para ello se tenía que llevar a los cargos en disputa a candidatos y candidatas de un mismo partido o en este caso, de la coalición Morena-PT-PES, gracias a la esperanza que representaba el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador.


Trabajo mata estridencia

La alcaldesa debe dar vuelta a la página del juicio político. Fracasó. Ahora, a exigir a su gabinete lo que debió hacer desde el principio: una investigación a fondo del manejo de los recursos públicos, para que sustente con pruebas las irregularidades en la gestión de Acosta e inicien procesos administrativos y penales.

Ya no se sabe en qué quedó lo de la concesión del alumbrado. ¿Negociaría? ¿A cambio de qué? Lo de la recolección de basura sí lo resolvió, aunque a un costo elevadísimo.

Los habitantes de Hermosillo exigen seguridad, servicios eficientes, calles limpias y bien pavimentadas, no al ‘ahí se va’. Si quiere subir sus bonos, que restituya los beneficios que el Maloro quitó: el seguro de viviendas y el pago de daños a vehículos por mal estado de las calles. El tiempo apremia y si quiere repetir como dice, pues menos estridencia y más trabajo.

Hasta el próximo miércoles.


Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.

Twitter: @AlvaradoVMarce

De nueva cuenta, la alcaldesa Célida López dio muestra de su beligerancia, sólo que esta vez lo hizo en contra de la coordinadora del grupo parlamentario de Morena en el Congreso local, Ernestina Castro, porque no le cumplieron su capricho de dictaminar en comisiones a favor del juicio político a su antecesor, Maloro Acosta.

Y no es porque el priista hoy venido a menos sea una blanca palomita. No. Se trata de que no se cuidaron las formas ni los tiempos que marca la Constitución Política de Sonora –ay, esto de la hermenéutica–, y mucho menos, por lo que se nota, hubo cabildeo. Raro viniendo de alguien que ya pasó por el Legislativo y sabe cómo corre el agua.

Desde que tomó protesta el 16 de septiembre del año pasado, prácticamente declaró como su enemigo público al Maloro, a quien le advirtió que debería enfrentar las consecuencias de fallarle a Hermosillo, por el mal uso de recursos públicos.

Incluso se comprometió a que no llegaría a “armar expedientes falsos y fabricar pruebas”, y a que harían un trabajo digno y como queriendo tapar el verdadero remitente –entiéndase Guillermo Padrés, a quien parece que le rinde cuentas–, dijo que en Morena sólo querían justicia.

Para nadie es un secreto que en sus tiempos de panista era una de las más férreas defensoras del ex mandatario y después ya como morenista, no ocultó su felicidad cuando su gran amigo fuese dejado en libertad condicional, algo que molestó a muchos verdaderos militantes y simpatizantes de Morena, ante la falta de prudencia de Célida.

Los panistas y los morenistas ligados al padrecismo traen la espina clavada y quieren venganza. No le perdonan a la gobernadora Claudia Pavlovich la lucha anticorrupción que emprendió y que derivó en el encarcelamiento de Padrés. Paréntesis aparte, triste el papel de la Fiscalía Anticorrupción, a Odracir Espinoza le quedó grande el puesto. No ha podido con la encomienda. Debería irse.

Célida López cometió un error al lanzarse contra el grupo parlamentario de Morena, que de por sí enfrenta fricciones internas. En lugar de propiciar el diálogo, de buscar consensos, descargó en ellos sus propias frustraciones.

Los hermosillenses le dieron su voto de confianza porque se buscaba un cambio de raíz y para ello se tenía que llevar a los cargos en disputa a candidatos y candidatas de un mismo partido o en este caso, de la coalición Morena-PT-PES, gracias a la esperanza que representaba el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador.


Trabajo mata estridencia

La alcaldesa debe dar vuelta a la página del juicio político. Fracasó. Ahora, a exigir a su gabinete lo que debió hacer desde el principio: una investigación a fondo del manejo de los recursos públicos, para que sustente con pruebas las irregularidades en la gestión de Acosta e inicien procesos administrativos y penales.

Ya no se sabe en qué quedó lo de la concesión del alumbrado. ¿Negociaría? ¿A cambio de qué? Lo de la recolección de basura sí lo resolvió, aunque a un costo elevadísimo.

Los habitantes de Hermosillo exigen seguridad, servicios eficientes, calles limpias y bien pavimentadas, no al ‘ahí se va’. Si quiere subir sus bonos, que restituya los beneficios que el Maloro quitó: el seguro de viviendas y el pago de daños a vehículos por mal estado de las calles. El tiempo apremia y si quiere repetir como dice, pues menos estridencia y más trabajo.

Hasta el próximo miércoles.


Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.

Twitter: @AlvaradoVMarce