/ miércoles 5 de junio de 2019

Andanzas | No son muertas, son asesinadas

Los feminicidios que se registraron la semana pasada consternaron a la sociedad sonorense, no porque otros hayan pasado inadvertidos, sino porque coincidió la noticia del hallazgo en un mismo día de dos mujeres jóvenes, una de 20 y otra de unos 30 a 35 años y una niña de 7 años asesinadas.

Una muestra más de que la cultura machista sigue arraigada. Y con un cada día más destrozado tejido social, los hechos violentos en contra de las mujeres obligan a reforzar los cuidados dentro y fuera de casa, porque en cualquier espacio se puede estar vulnerable.

Así lo vimos en el caso de Ámbar, estudiante cobardemente asesinada en su departamento, el cual fue incendiado por el agresor, dejando parte del cuerpo de la joven con quemaduras. De la mujer encontrada con balazo en la cabeza sólo ha trascendido que tiene algunos tatuajes por los que podría ser identificada.

Uno de los que más impactaron fue el de la niña Itzel, de tan sólo 7 años y quien tenía una semana desaparecida. Fue violada y estrangulada por un sujeto que confesó ante la FGJE lo sucedido y según la versión oficial, él mismo condujo a los agentes de la AMIC hasta donde dejó el cuerpo semienterrado.

Como si esto no fuera suficiente, este martes se dio a conocer que Aarón “N” fue encontrado muerto en su celda, de un supuesto suicidio. Todavía resuena en muchos de quienes escuchamos la entrevista al papá de la niña cuando dijo: “Nos estamos consumiendo por dentro”.

Y ahora que este crimen quedará sin castigo, será vital el apoyo sicológico a la mamá y al papá de la menor, para que el dolor no termine de destrozarlos por completo.


Manifestaciones ciudadanas por la justicia


La indignación social llevó a más de un centenar de ciudadanos a protestar en San Luis Río Colorado por el crimen de la niña, mientras en Hermosillo más de 500 personas marcharon por la justicia ante estos feminicidios y la agresión con un bat en la cabeza a Elvia, durante un robo del que fue víctima en negocio en Navojoa.

A diferencia de otras manifestaciones encabezadas por organizaciones feministas, en la convocatoria del colectivo “Pan y rosas” hubo una amplia participación, mayormente de mujeres, quienes junto a hombres, niñas y niños corearon a una sola voz consignas como: “No son muertas, son asesinadas” y “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, entre otras.

Esta marcha vuelve a demostrar que los sonorenses son capaces de alzar la voz, de solidarizarse con el dolor de las familias directamente afectadas, como ocurrió exactamente hace diez años con la trágica muerte de 49 bebés en el incendio de la guardería ABC y que unió a miles de familias para exigir justicia.

Con una sociedad más involucrada, esto puede ser el comienzo de una lucha histórica para que no queden impunes los feminicidios, pero también para incidir en un cambio de fondo en el que, por un lado, las nuevas generaciones eduquen a sus hijas e hijos en la igualdad y respeto entre hombres y mujeres y no en el machismo.

Y, por otro lado, para que las autoridades llamen a las cosas por su nombre y no maquillen las palabras como queriendo minimizar la gravedad de los hechos. Los feminicidios eso son y hay que combatirlos de raíz. A menos claro, que no les importe perder la confianza ciudadana.

Hasta el próximo miércoles.



Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.

Twitter: @AlvaradoVMarce

Los feminicidios que se registraron la semana pasada consternaron a la sociedad sonorense, no porque otros hayan pasado inadvertidos, sino porque coincidió la noticia del hallazgo en un mismo día de dos mujeres jóvenes, una de 20 y otra de unos 30 a 35 años y una niña de 7 años asesinadas.

Una muestra más de que la cultura machista sigue arraigada. Y con un cada día más destrozado tejido social, los hechos violentos en contra de las mujeres obligan a reforzar los cuidados dentro y fuera de casa, porque en cualquier espacio se puede estar vulnerable.

Así lo vimos en el caso de Ámbar, estudiante cobardemente asesinada en su departamento, el cual fue incendiado por el agresor, dejando parte del cuerpo de la joven con quemaduras. De la mujer encontrada con balazo en la cabeza sólo ha trascendido que tiene algunos tatuajes por los que podría ser identificada.

Uno de los que más impactaron fue el de la niña Itzel, de tan sólo 7 años y quien tenía una semana desaparecida. Fue violada y estrangulada por un sujeto que confesó ante la FGJE lo sucedido y según la versión oficial, él mismo condujo a los agentes de la AMIC hasta donde dejó el cuerpo semienterrado.

Como si esto no fuera suficiente, este martes se dio a conocer que Aarón “N” fue encontrado muerto en su celda, de un supuesto suicidio. Todavía resuena en muchos de quienes escuchamos la entrevista al papá de la niña cuando dijo: “Nos estamos consumiendo por dentro”.

Y ahora que este crimen quedará sin castigo, será vital el apoyo sicológico a la mamá y al papá de la menor, para que el dolor no termine de destrozarlos por completo.


Manifestaciones ciudadanas por la justicia


La indignación social llevó a más de un centenar de ciudadanos a protestar en San Luis Río Colorado por el crimen de la niña, mientras en Hermosillo más de 500 personas marcharon por la justicia ante estos feminicidios y la agresión con un bat en la cabeza a Elvia, durante un robo del que fue víctima en negocio en Navojoa.

A diferencia de otras manifestaciones encabezadas por organizaciones feministas, en la convocatoria del colectivo “Pan y rosas” hubo una amplia participación, mayormente de mujeres, quienes junto a hombres, niñas y niños corearon a una sola voz consignas como: “No son muertas, son asesinadas” y “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, entre otras.

Esta marcha vuelve a demostrar que los sonorenses son capaces de alzar la voz, de solidarizarse con el dolor de las familias directamente afectadas, como ocurrió exactamente hace diez años con la trágica muerte de 49 bebés en el incendio de la guardería ABC y que unió a miles de familias para exigir justicia.

Con una sociedad más involucrada, esto puede ser el comienzo de una lucha histórica para que no queden impunes los feminicidios, pero también para incidir en un cambio de fondo en el que, por un lado, las nuevas generaciones eduquen a sus hijas e hijos en la igualdad y respeto entre hombres y mujeres y no en el machismo.

Y, por otro lado, para que las autoridades llamen a las cosas por su nombre y no maquillen las palabras como queriendo minimizar la gravedad de los hechos. Los feminicidios eso son y hay que combatirlos de raíz. A menos claro, que no les importe perder la confianza ciudadana.

Hasta el próximo miércoles.



Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.

Twitter: @AlvaradoVMarce