/ miércoles 2 de septiembre de 2020

Andanzas | Segundo Informe de AMLO

El estilo del presidente Andrés Manuel López Obrador puede gustar o no, pero es un político que tiene una habilidad excepcional para mantenerse como tema de conversación, que genera amplios debates en medios tradicionales y lo usan como bandera de un lado y del otro para enfrascarse en guerras de bots y troles en Twitter.

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Hace poco más de dos años fue factor clave para que su partido, Morena arrasara en los comicios en el Congreso de la Unión, algunas gubernaturas y congresos locales y alcaldías y por supuesto, él mismo triunfara en forma inobjetable en su tercer intento por alcanzar la Presidencia de la República.

Con el desgaste natural que acompaña en el ejercicio de su responsabilidad a cualquier gobernante, AMLO ha visto mermado su nivel de aprobación, pero no al grado de que se desvanezca por completo el bono democrático. De hecho, es precisamente él, su imagen, su cercanía con la gente la que sigue jalando la marca.

Gracias a la política social del gobierno lopezobradorista, a su sencillez, a su estilo despojado de excesos, de derroches de anteriores presidentes es que sigue conectando con la población y ese es el oxígeno que mantiene vivas las posibilidades de que Morena se quede con al menos 13 de las 15 gubernaturas que se disputarán en junio del próximo año.

Y esto, pese a que alcaldes, alcaldesas y legisladores de Morena han resultado un fiasco y provocado tremenda decepción tanto en Sonora como en el resto del país y a pesar también de decisiones del propio mandatario federal que le han generado costo político. Ha caído de su calificación, pero ha logrado recuperar puntos.

Hay que reconocer, como lo señaló en su Segundo Informe de Gobierno, que los apoyos que entrega la Federación a través de programas como el de la pensión a adultos mayores, el de Jóvenes Construyendo el Futuro, las becas, han atenuado los efectos de la crisis generada por la pandemia del coronavirus, porque les han permitido tener al menos un ingreso mínimo para algunas necesidades.

¿Que eso se trata de una maniobra clientelar de cara a los comicios de 2021? Puede ser, pero también es claro que ningún gobierno puede dejar de lado a los más vulnerables y conservadores o no, dádivas o no, es obligado otorgar algún tipo de apoyo. Incluso panistas que tanto cuestionan esta política son los principales promotores de un ingreso universal, que en realidad es lo mismo, dar dinero.

El combate a la corrupción es, además de tema central en el discurso de AMLO, otro aspecto que le está redituando políticamente, pero falta el cierre de la pinza. Si la Fiscalía General de la República no arma bien los casos contra Emilio Lozoya y aquellos a quienes éste ha denunciado, como los ex presidentes Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, las expectativas de castigo a quienes presuntamente han saqueado al país pueden irse al suelo, junto con las esperanzas de muchos aspirantes morenistas de alzarse con algún triunfo el próximo año.

Ah, y claro que al final de su discurso dejó un mensaje nada cifrado: “la mejor manera de evitar retrocesos en el futuro depende mucho de continuar con la revolución de las conciencias para lograr a plenitud un cambio de mentalidad que, cuando sea necesario, se convierta en voluntad colectiva dispuesta a defender lo alcanzado en beneficio del interés público y de la nación”.

Si los rostros de los poderes fácticos han arreciado los ataques contra el Presidente, de cara al proceso electoral de 2021, en Palacio Nacional no están precisamente ‘milando’ como el chinito. Si algo ha quedado claro en estos dos años, es que AMLO contesta todas y aunque a veces le represente un costo político, algo rescata.

Hasta el próximo miércoles.

El estilo del presidente Andrés Manuel López Obrador puede gustar o no, pero es un político que tiene una habilidad excepcional para mantenerse como tema de conversación, que genera amplios debates en medios tradicionales y lo usan como bandera de un lado y del otro para enfrascarse en guerras de bots y troles en Twitter.

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Hace poco más de dos años fue factor clave para que su partido, Morena arrasara en los comicios en el Congreso de la Unión, algunas gubernaturas y congresos locales y alcaldías y por supuesto, él mismo triunfara en forma inobjetable en su tercer intento por alcanzar la Presidencia de la República.

Con el desgaste natural que acompaña en el ejercicio de su responsabilidad a cualquier gobernante, AMLO ha visto mermado su nivel de aprobación, pero no al grado de que se desvanezca por completo el bono democrático. De hecho, es precisamente él, su imagen, su cercanía con la gente la que sigue jalando la marca.

Gracias a la política social del gobierno lopezobradorista, a su sencillez, a su estilo despojado de excesos, de derroches de anteriores presidentes es que sigue conectando con la población y ese es el oxígeno que mantiene vivas las posibilidades de que Morena se quede con al menos 13 de las 15 gubernaturas que se disputarán en junio del próximo año.

Y esto, pese a que alcaldes, alcaldesas y legisladores de Morena han resultado un fiasco y provocado tremenda decepción tanto en Sonora como en el resto del país y a pesar también de decisiones del propio mandatario federal que le han generado costo político. Ha caído de su calificación, pero ha logrado recuperar puntos.

Hay que reconocer, como lo señaló en su Segundo Informe de Gobierno, que los apoyos que entrega la Federación a través de programas como el de la pensión a adultos mayores, el de Jóvenes Construyendo el Futuro, las becas, han atenuado los efectos de la crisis generada por la pandemia del coronavirus, porque les han permitido tener al menos un ingreso mínimo para algunas necesidades.

¿Que eso se trata de una maniobra clientelar de cara a los comicios de 2021? Puede ser, pero también es claro que ningún gobierno puede dejar de lado a los más vulnerables y conservadores o no, dádivas o no, es obligado otorgar algún tipo de apoyo. Incluso panistas que tanto cuestionan esta política son los principales promotores de un ingreso universal, que en realidad es lo mismo, dar dinero.

El combate a la corrupción es, además de tema central en el discurso de AMLO, otro aspecto que le está redituando políticamente, pero falta el cierre de la pinza. Si la Fiscalía General de la República no arma bien los casos contra Emilio Lozoya y aquellos a quienes éste ha denunciado, como los ex presidentes Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, las expectativas de castigo a quienes presuntamente han saqueado al país pueden irse al suelo, junto con las esperanzas de muchos aspirantes morenistas de alzarse con algún triunfo el próximo año.

Ah, y claro que al final de su discurso dejó un mensaje nada cifrado: “la mejor manera de evitar retrocesos en el futuro depende mucho de continuar con la revolución de las conciencias para lograr a plenitud un cambio de mentalidad que, cuando sea necesario, se convierta en voluntad colectiva dispuesta a defender lo alcanzado en beneficio del interés público y de la nación”.

Si los rostros de los poderes fácticos han arreciado los ataques contra el Presidente, de cara al proceso electoral de 2021, en Palacio Nacional no están precisamente ‘milando’ como el chinito. Si algo ha quedado claro en estos dos años, es que AMLO contesta todas y aunque a veces le represente un costo político, algo rescata.

Hasta el próximo miércoles.