/ miércoles 13 de noviembre de 2019

Andanzas | Violencia de género en Sonora

Cada que se presenta un hecho que estremece a la sociedad, como el feminicidio de la reconocida historiadora Raquel Padilla Ramos, las muestras de repudio de la sociedad y las autoridades explotan como tapón de sidra, pero luego, todo vuelve a una tensa calma.

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Si la forma en que le fue arrebatada la vida brutalmente, no nos mueve a todas y a todos a actuar desde nuestro microespacio para desaprender del machismo y aprender y adoptar formas de convivencia basadas en el respeto y la igualdad, esta tragedia se volverá una historia más de una gran mujer que es asesinada en Sonora.

El feminicida, Juan Armando Rodríguez Castro, ya fue sentenciado en un proceso abreviado a 45 años de prisión, al demostrarse su responsabilidad y él mismo admitir los hechos. Era la pareja sentimental de la víctima, Raquel Padilla, conocida por su defensa de la tribu Yaqui y el rescate de su historia.

Diversas notas dan cuenta de que había dado claras muestras de un machismo arraigado y ser un hombre violento. Irónicamente, este sujeto era de origen yaqui, aunque hasta ahora la etnia lo niegue, quizá por la vergüenza de que el feminicidio de Padilla, quien tanto luchó al lado de ellos, tuvo impacto internacional.

Números urgen a la acción

Acorde al reporte “Información sobre violencia contra las mujeres” del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp), de enero a septiembre de 2019 se cometieron 726 feminicidios a nivel nacional. En la tabla por entidades, Sonora se ubicó en octavo lugar con 28 casos.

Por municipios, Nogales ocupa la décima posición con 8 feminicidios; Cajeme el lugar 32 y Hermosillo el 33, ambos con 5, San Luis Río Colorado en el lugar 46 con 4 feminicidios y Guaymas en la posición 75 con tres.

En llamadas de emergencia relacionadas con incidentes de violencia contra la mujer, se registraron 140 mil 503 a nivel nacional, de las cuales, 4 mil 558 fueron en Sonora. En este tipo de llamadas, pero por cada 100 mil mujeres, nuestro estado aparece en la octava posición con 298.4.

Por lo que toca a llamadas relacionadas con incidentes de violencia de pareja, en los primeros nueve meses del año hubo 14 mil 100 llamadas en Sonora, 923.2 de ellas por cada 100 mil mujeres. En esta última clasificación, Sonora es quinto lugar nacional.

Tan sólo estas cifras nos muestran dónde estamos parados como sociedad. Más de 900 mujeres por cada cien mil son víctimas de violencia de sus parejas.

Si no se fortalece el trabajo de prevención de la Secretaría de Seguridad Pública y el de procuración de justicia de la Fiscalía, estaremos consternados mañana por otros feminicidios.

Aquí también es vital que el Instituto Sonorense de las Mujeres dé un seguimiento a todos estos casos en los que se tuvieron indicios de violencia en las parejas y el acompañamiento para crear conciencia. Los esfuerzos institucionales y los que la propia sociedad haga, darán mejores resultados.

Si queremos que las nuevas generaciones sean formadas en la igualdad de género y el respeto, hay que unir esfuerzos. Si hay necesidad de implementar alerta por violencia de género, pues que se haga. Pero con o sin alerta, no podemos nadie quedarnos cruzados de brazos.

Los responsables de los tres niveles de gobierno están obligados, lo mismo que las y los legisladores federales y locales a hacer con un presupuesto digno y un mejor diseño de política pública que impacte en una disminución de este lastre que es la violencia de género.

Hasta el próximo miércoles.

Cada que se presenta un hecho que estremece a la sociedad, como el feminicidio de la reconocida historiadora Raquel Padilla Ramos, las muestras de repudio de la sociedad y las autoridades explotan como tapón de sidra, pero luego, todo vuelve a una tensa calma.

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Si la forma en que le fue arrebatada la vida brutalmente, no nos mueve a todas y a todos a actuar desde nuestro microespacio para desaprender del machismo y aprender y adoptar formas de convivencia basadas en el respeto y la igualdad, esta tragedia se volverá una historia más de una gran mujer que es asesinada en Sonora.

El feminicida, Juan Armando Rodríguez Castro, ya fue sentenciado en un proceso abreviado a 45 años de prisión, al demostrarse su responsabilidad y él mismo admitir los hechos. Era la pareja sentimental de la víctima, Raquel Padilla, conocida por su defensa de la tribu Yaqui y el rescate de su historia.

Diversas notas dan cuenta de que había dado claras muestras de un machismo arraigado y ser un hombre violento. Irónicamente, este sujeto era de origen yaqui, aunque hasta ahora la etnia lo niegue, quizá por la vergüenza de que el feminicidio de Padilla, quien tanto luchó al lado de ellos, tuvo impacto internacional.

Números urgen a la acción

Acorde al reporte “Información sobre violencia contra las mujeres” del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp), de enero a septiembre de 2019 se cometieron 726 feminicidios a nivel nacional. En la tabla por entidades, Sonora se ubicó en octavo lugar con 28 casos.

Por municipios, Nogales ocupa la décima posición con 8 feminicidios; Cajeme el lugar 32 y Hermosillo el 33, ambos con 5, San Luis Río Colorado en el lugar 46 con 4 feminicidios y Guaymas en la posición 75 con tres.

En llamadas de emergencia relacionadas con incidentes de violencia contra la mujer, se registraron 140 mil 503 a nivel nacional, de las cuales, 4 mil 558 fueron en Sonora. En este tipo de llamadas, pero por cada 100 mil mujeres, nuestro estado aparece en la octava posición con 298.4.

Por lo que toca a llamadas relacionadas con incidentes de violencia de pareja, en los primeros nueve meses del año hubo 14 mil 100 llamadas en Sonora, 923.2 de ellas por cada 100 mil mujeres. En esta última clasificación, Sonora es quinto lugar nacional.

Tan sólo estas cifras nos muestran dónde estamos parados como sociedad. Más de 900 mujeres por cada cien mil son víctimas de violencia de sus parejas.

Si no se fortalece el trabajo de prevención de la Secretaría de Seguridad Pública y el de procuración de justicia de la Fiscalía, estaremos consternados mañana por otros feminicidios.

Aquí también es vital que el Instituto Sonorense de las Mujeres dé un seguimiento a todos estos casos en los que se tuvieron indicios de violencia en las parejas y el acompañamiento para crear conciencia. Los esfuerzos institucionales y los que la propia sociedad haga, darán mejores resultados.

Si queremos que las nuevas generaciones sean formadas en la igualdad de género y el respeto, hay que unir esfuerzos. Si hay necesidad de implementar alerta por violencia de género, pues que se haga. Pero con o sin alerta, no podemos nadie quedarnos cruzados de brazos.

Los responsables de los tres niveles de gobierno están obligados, lo mismo que las y los legisladores federales y locales a hacer con un presupuesto digno y un mejor diseño de política pública que impacte en una disminución de este lastre que es la violencia de género.

Hasta el próximo miércoles.