El sonido pudiera ser aquello que dio forma al universo, una palabra que generó vibración y movimiento, una suerte de nota, música que desde los inicios ha sido tan importante como lo sigue siendo en la cotidianidad de nuestros días. La música ha estado en la médula de toda sociedad.
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El artista H. M. Arteche realizando una comparación entre la apreciación musical y la visual, decía: que todos somos capaces de concederle unos minutos a escuchar una canción, pero no siempre a una pintura, ésta pudiera no tener el privilegio de que se le concediera tanto tiempo, unos segundos pudieran ser suficientes para un cierto espectador y pasamos a la siguiente. Nos hace falta darle tiempo al arte visual. Observar y no sólo mirar. Y en sus apreciaciones al respecto agregaba “ver lo que no podemos ver”, algo que seguro le generaría curiosidad a cualquiera, pero ciertamente aún más a unos oídos infantiles y adolescentes con que alguna vez y repetidas veces escuche estas aseveraciones.
Arteche tenía razón, con toda la pasión que el arte visual seguro puede despertarnos, la música es seguro la que más tiempo le habremos de conceder. Y no es para menos, la música siempre nos convoca, aunque no nos veamos, el sonido nos llega más rápido y nos une de cierta manera, recordar que en el vientre de nuestras madres es el primer sentido que se nos despierta. Y por eso y más, la música siempre será una celebración llena de significado y sentido. Por ello, cuando a Cohen se le ocurre que debería realizarse un evento donde los músicos salieran a la calle una noche a tocar en Toulouse, Francia, tuvo un eco que dio inicio a la Fiesta de la Música del mismo día de 1982, en la que oficialmente se considera su primera edición iniciativa de Jack Lang, ministro de Cultura, quien estipuló que la Fiesta de la Música (Fête de la Musique) sería gratuita, atendiendo la diversidad musical y de libre acceso para todos.
Este evento mundialmente conocido se sigue manteniendo al aire libre, sin ánimo lucrativo, realizándose en todo tipo de espacio público, convocando músicos para tocar voluntariamente y conservando el que sea gratuito para el público. En esta misma línea es que la Fiesta de la Música en Hermosillo se realizó por tercera ocasión, teniendo lugar en el centro de Hermosillo. Esta celebración surgió en el 2017 por organización de cuatro artistas: Pável, Joanna, Darío y Luz Angélica, a este equipo creativo se han ido sumando otros haciéndolo bastante multidisciplinario, al día de hoy el comité es de 12 personas, quienes logran que el día 22 de noviembre, Día del Músico sean convocados no solamente a los artistas que participaran en los diez escenarios que se disponen en el Centro Histórico de Hermosillo sino que convoca año con año a más gente interesada en compartir la pasión musical. Uno de los fundadores y organizadores de esta fiesta en Hermosillo, Darío Val lo describe como: “la celebración que encuentra a quien hace y a quien escucha la música”.
En lo personal puedo decirles que no había asistido en sus pasadas ediciones, tristemente, porque me queda claro de lo que me estaba perdiendo, me llevé una muy agradable experiencia que espero ansiosa y con gusto para que se repita. La celebración de Santa Cecilia patrona de la música como fecha conmemorativa, y este evento que atinadamente se realiza en esta fecha tuvo un tiempo y término, pero eso no quiere decir que no podemos seguir buscando a los artistas que se presentan, que no sobra decir que tienen propuestas bastante interesantes y valiosas para escuchar. Por citar algunos: Dickens, Host, Strawberry Blast, Moonset, Red Light, La Lune, Buena Vibra Social Sound, Meth Math, Nueva Orquesta del Chino Medina y bueno, como ven para todos los gustos. Les recomiendo que, como yo, sigan la página de la Fiesta de la Música, escuchen las entrevistas y estalkeen a los músicos para ir a sus conciertos durante el año, en lo que vuelve esta fiesta con más fuerza en el 2020.
