En estos últimos días y semanas, con motivo del Festival Estatal de la Imagen: FotoSonora hemos abordado la fotografía de muy diversas maneras. Algunas veces la foto como objeto se vuelve el tema central pero muchas otras son los temas a los que hace alusión esa imagen lo que realmente termina siendo importante.
Algunas veces es la fotografía una manera de mantener fiel la memoria de algunos sucesos, otras es una fantasía arrojada al mundo por un autor creativo. Y entre ver un proyecto fotográfico (Laura Cohen) que nos muestra a través de la geometría, la luz y la sombra, una belleza encontrada en un balneario abandonado, nos hace ver un mundo que sí existió pero que estamos perdiendo, como no queremos perder quizá a los ancestros, quienes en el 2019 de no ser por el trabajo de Ricardo León no se hubieran tomado una fotografía en su vida. Nos pudiera impactar bastante en tiempos de la postfotografía tan mencionada ya desde hace algunos años por Joan Fontcuberta.
Vemos en la imagen, una forma de resistencia. Resistir al paso del tiempo, al olvido. Un olvido algunas veces necesario, una acción quizá deliberada de nuestra mente para no cargar con tanto que vemos cada día. Encontrando nuevas formas de no olvidar, como el proyecto de Recetas para la memoria de Zahara Gómez. Una forma de resistencia en tiempo presente que acciona activismos a través de un tratamiento justo a través de la imagen como el proyecto fotográfico de Sororenses de Nathaly Urías o muchos de los trabajos fotográficos presentados en la exposición colectiva de Compañía Viva. Una resistencia en el hoy, para poder hablar de un futuro como el proyecto de 15 metros de arena de la fotógrafa Edith Reyes.
No pocos proyectos de los que hemos podido observar en las transmisiones en vivo y galerías virtuales y conversar en los múltiples espacios de diálogo que se ofrecieron en esta edición de FotoSonora 2020 terminan siendo proyectos que de alguna manera rozan con la definición de resiliencia.
Y para hablar de resiliencia desde el arte, ya decía el neurólogo, psiquiatra, psicoanalista y etólogo francés, Boris Cyrulnik, que el artista juega un papel importante ya que es quien a través del arte es capaz de expresar aquello que los demás no somos capaces de poner en palabras.
El dolor, por ejemplo. O alguna que otra angustia, por la que atravesamos o atravesaremos y no queremos ni pensar en ello. A Jesús Torrivilla, investigador especializado en medios, arte contemporáneo y estudios críticos seguro se le hace la cara como pasa si escucha esta palabra tan gastada hoy en día, <<re-si-lien-cia>>, quizá diría que es un recurso tan común que ya perdió todo sentido.
Y sí, pudiera fácilmente tornarse un lugar común pero ya veremos cómo podemos apropiarnos de este concepto en nuestra propia y particular definición de lo que hoy eso signifique en tiempos de pandemia, ya que en Ciudad Obregón, Sonora, con el recién lanzado Seminario sobre ResiliArte Cultura de Paz se estará por al menos un mes dándole bastante uso, este es un proyecto que realiza la Dirección de Cultura de Cajeme en colaboración con la Unesco México, un ciclo de webinars entre artistas y especialistas para la inclusión del arte y la creatividad en el aprendizaje a distancia y la creación de espacios para la resiliencia.
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En estos ciclos participarán: Sergio Galindo, Salvador Burruel, Jesús “Choby” Ochoa, Mara Romero, Roberto Arizmendi, Silvia Molina, Grace Rojas, Cynthia Salguero, Lizeth García, Michell G. Parra, Héctor Islas, Gerardo Córdova y Livia Ánimas.