/ martes 19 de febrero de 2019

Bienestar y salud | La promoción a la salud

La promoción de salud puede interpretarse como un nuevo camino, una estrategia, una filosofía o simplemente una forma diferente de pensar y actuar para alcanzar la salud de los pueblos. Para algunos, es un nuevo enfoque, cualitativamente superior al tradicional de la salud pública, es incluso un nuevo paradigma.

Para OMS/OPS es indistintamente “una estrategia” o una “función esencial” de la salud pública. No obstante y a pesar de las diferentes acepciones asumidas, existe consenso en que involucra a gobiernos, organizaciones sociales e individuos, en la construcción social de la salud.

El concepto de promoción de salud irrumpió con fuerza desde la segunda mitad del pasado siglo en el ámbito académico, en la investigación, los servicios de salud, en diversos sectores sociales, así como en las agendas de gobiernos.

Pero, a pesar de ese progreso, muchos profesionales y ejecutores, aún hoy, no comprenden en toda su magnitud su esencia, y desconocen sus principios, metodologías y herramientas. Si se considera que la comunicación es una herramienta importante para los cambios de comportamiento y estos, a su vez, una estrategia para la promoción de salud, deben desterrarse entonces los enfoques reduccionistas, que la conciben como una actividad puntual que reduce a repartir panfletos o hacer spots televisivos.

Los problemas de salud acumulados por la población mundial son cada vez más numerosos y diversos, pero algo está claro: hasta el momento, la mejor alternativa para solucionarlos es justamente la promoción y la educación para la salud.

Con frecuencia cada vez mayor se reconoce que la promoción es un elemento indispensable para el mejoramiento de la salud. La participación es indispensable para hacer sostenible el esfuerzo desplegado la población debe ser el centro de la actividad de promoción y de los procesos de toma de decisiones.

El aprendizaje sobre la salud fomenta la participación el acceso a la educación y a la información es esencial para lograr la participación efectiva y la movilización de los individuos y las comunidades. Estas estrategias son elementos básicos de la promoción de salud.

Por tanto, en primer lugar, se necesita de un sector salud que comprenda su importancia, la promueva y empodere en todos sus niveles con personal capacitado capaz de multiplicar los recursos humanos y la actividad en todos los sectores. Otro dilema actual es la inconsistencia en la evaluación, que no permite medir la contribución de la promoción de salud en la modificación de los indicadores de salud.

Es hora de revisar entonces ciertos aspectos y responder a ciertas interrogantes, como son: ¿se prioriza el trabajo de la promoción de salud?, ¿constituye objeto de preocupación y ocupación de forma sistemática de los equipos de dirección?, ¿saben realmente nuestros profesionales desarrollar la promoción de salud? Veremos en este nuevo plan de salud.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.


La promoción de salud puede interpretarse como un nuevo camino, una estrategia, una filosofía o simplemente una forma diferente de pensar y actuar para alcanzar la salud de los pueblos. Para algunos, es un nuevo enfoque, cualitativamente superior al tradicional de la salud pública, es incluso un nuevo paradigma.

Para OMS/OPS es indistintamente “una estrategia” o una “función esencial” de la salud pública. No obstante y a pesar de las diferentes acepciones asumidas, existe consenso en que involucra a gobiernos, organizaciones sociales e individuos, en la construcción social de la salud.

El concepto de promoción de salud irrumpió con fuerza desde la segunda mitad del pasado siglo en el ámbito académico, en la investigación, los servicios de salud, en diversos sectores sociales, así como en las agendas de gobiernos.

Pero, a pesar de ese progreso, muchos profesionales y ejecutores, aún hoy, no comprenden en toda su magnitud su esencia, y desconocen sus principios, metodologías y herramientas. Si se considera que la comunicación es una herramienta importante para los cambios de comportamiento y estos, a su vez, una estrategia para la promoción de salud, deben desterrarse entonces los enfoques reduccionistas, que la conciben como una actividad puntual que reduce a repartir panfletos o hacer spots televisivos.

Los problemas de salud acumulados por la población mundial son cada vez más numerosos y diversos, pero algo está claro: hasta el momento, la mejor alternativa para solucionarlos es justamente la promoción y la educación para la salud.

Con frecuencia cada vez mayor se reconoce que la promoción es un elemento indispensable para el mejoramiento de la salud. La participación es indispensable para hacer sostenible el esfuerzo desplegado la población debe ser el centro de la actividad de promoción y de los procesos de toma de decisiones.

El aprendizaje sobre la salud fomenta la participación el acceso a la educación y a la información es esencial para lograr la participación efectiva y la movilización de los individuos y las comunidades. Estas estrategias son elementos básicos de la promoción de salud.

Por tanto, en primer lugar, se necesita de un sector salud que comprenda su importancia, la promueva y empodere en todos sus niveles con personal capacitado capaz de multiplicar los recursos humanos y la actividad en todos los sectores. Otro dilema actual es la inconsistencia en la evaluación, que no permite medir la contribución de la promoción de salud en la modificación de los indicadores de salud.

Es hora de revisar entonces ciertos aspectos y responder a ciertas interrogantes, como son: ¿se prioriza el trabajo de la promoción de salud?, ¿constituye objeto de preocupación y ocupación de forma sistemática de los equipos de dirección?, ¿saben realmente nuestros profesionales desarrollar la promoción de salud? Veremos en este nuevo plan de salud.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.