/ viernes 14 de enero de 2022

Bio-informando | Ante la luz del sol

Estos días me han recordado a una saga de películas que se titula “Resident Evil”; la trama narra sobre tiempos apocalípticos originados por una amenaza bioterrorista: la dispersión de un virus (sin ser claro si fue por error o intencional) que convierte a los humanos que se infectan en monstruos, específicamente, zombies.

Recuerdo todo el cúmulo de emociones que esa película me generó sobre todo ansiedad y estrés; pero bueno, es sólo una película y eso no ocurre en la vida real. Sin embargo, si me hubieran dicho que viviría algo similar 18 años después no lo hubiera creído.

Hoy, está demás decir que nos encontramos ante un escenario desafiante. En nuestra ciudad hemos estado rompiendo récord en registro de números de casos positivos al virus del SARS-CoV-2 casi a diario, lo cual, para algunos de nosotros puede generar ansiedad, estrés, frustración y enfado principalmente. No obstante, celebro el sentido de humor mexicano (a veces bastante oscuro) ya que ante las adversidades, buscamos lo cómico con el fin de aligerar las circunstancias; esto último, lo considero un mecanismo de defensa y un remedio benéfico y oportuno para estos tiempos.

A más de dos años de iniciada la pandemia, se han desarrollado distintos tipos de investigaciones con el fin de implementar estrategias para contener el virus y desarrollar tanto vacunas como medicamentos para hacerle frente y que su efecto en la salud humana sea ínfimo.

Por otro lado, se han desarrollado diversas investigaciones con el fin de contestar otra de las grandes interrogantes de esta pandemia: ¿Cómo fue que se originó realmente? La respuesta hasta el momento no es del todo clara; no se sabe si fue por un evento de zoonosis (es decir, transmisión de un animal a un humano) o por un accidente de laboratorio.

Lo que sí es cierto es que el virus ya está aquí para quedarse y el no tener claro cómo es que originó esta pandemia no ha detenido a los científicos a actuar para que a la mayor brevedad posible se llegue a una resolución (o varias) para reducir la incidencia de estragos de magnitudes colosales.

En esta ocasión, me permito invitarlos a que reflexionemos en cómo hemos estado respondiendo a esta pandemia. ¿Cómo hemos gestionado nuestras emociones? ¿Somos capaces de identificarlas? ¿Cuáles son las acciones que se derivan de nuestras emociones? Todos los seres vivos nos vemos expuestos a diversas situaciones, estímulos y factores del ambiente y el cómo los captemos y procesemos va a definir la serie de mecanismos que nos van a llevar a responder de alguna manera ya sea de forma somática (es decir, que se manifiesten en nuestros organismos de forma física) y/o mediante acciones.

Existe evidencia científica de que dependiendo de cómo nosotros interpretemos y hagamos frente a las situaciones (sean reales o no) y experiencias que vivimos, se tendrá un efecto en nuestra salud. De ahí que es importante el saber gestionar nuestras emociones para usarlas a nuestro favor y al de nuestros semejantes sobre todo en estos momentos que necesitamos hacernos fuertes unos a otros.

La pandemia originada por el SARS-CoV-2, ha expuesto ante la luz del sol y sin lugar a dudas una pandemia aún más aguda, prolongada y que requiere nuestra atención: las áreas de oportunidad en salud mental y emocional. Necesitamos darnos cuenta de lo importante que son ambas y analizar en nosotros mismos lo que necesitamos trabajar. Sí, no es una tarea sencilla pero si bien un solo paso hacia adelante no nos lleva muy lejos, al menos nos movió de donde estábamos detenidos.

Los tiempos difíciles y de desafío revelan la verdad de todas las personas, es decir cómo son en realidad y la capacidad que tenemos de adaptarnos y responder a los cambios. Ante cualquier problemática más que azotarse por su existencia y buscar responsables, lo esencial es actuar conscientemente para implementar una solución que nos permita ir hacia adelante.

Síganse cuidado, un abrazo. Excelente fin de semana.

Estos días me han recordado a una saga de películas que se titula “Resident Evil”; la trama narra sobre tiempos apocalípticos originados por una amenaza bioterrorista: la dispersión de un virus (sin ser claro si fue por error o intencional) que convierte a los humanos que se infectan en monstruos, específicamente, zombies.

Recuerdo todo el cúmulo de emociones que esa película me generó sobre todo ansiedad y estrés; pero bueno, es sólo una película y eso no ocurre en la vida real. Sin embargo, si me hubieran dicho que viviría algo similar 18 años después no lo hubiera creído.

Hoy, está demás decir que nos encontramos ante un escenario desafiante. En nuestra ciudad hemos estado rompiendo récord en registro de números de casos positivos al virus del SARS-CoV-2 casi a diario, lo cual, para algunos de nosotros puede generar ansiedad, estrés, frustración y enfado principalmente. No obstante, celebro el sentido de humor mexicano (a veces bastante oscuro) ya que ante las adversidades, buscamos lo cómico con el fin de aligerar las circunstancias; esto último, lo considero un mecanismo de defensa y un remedio benéfico y oportuno para estos tiempos.

A más de dos años de iniciada la pandemia, se han desarrollado distintos tipos de investigaciones con el fin de implementar estrategias para contener el virus y desarrollar tanto vacunas como medicamentos para hacerle frente y que su efecto en la salud humana sea ínfimo.

Por otro lado, se han desarrollado diversas investigaciones con el fin de contestar otra de las grandes interrogantes de esta pandemia: ¿Cómo fue que se originó realmente? La respuesta hasta el momento no es del todo clara; no se sabe si fue por un evento de zoonosis (es decir, transmisión de un animal a un humano) o por un accidente de laboratorio.

Lo que sí es cierto es que el virus ya está aquí para quedarse y el no tener claro cómo es que originó esta pandemia no ha detenido a los científicos a actuar para que a la mayor brevedad posible se llegue a una resolución (o varias) para reducir la incidencia de estragos de magnitudes colosales.

En esta ocasión, me permito invitarlos a que reflexionemos en cómo hemos estado respondiendo a esta pandemia. ¿Cómo hemos gestionado nuestras emociones? ¿Somos capaces de identificarlas? ¿Cuáles son las acciones que se derivan de nuestras emociones? Todos los seres vivos nos vemos expuestos a diversas situaciones, estímulos y factores del ambiente y el cómo los captemos y procesemos va a definir la serie de mecanismos que nos van a llevar a responder de alguna manera ya sea de forma somática (es decir, que se manifiesten en nuestros organismos de forma física) y/o mediante acciones.

Existe evidencia científica de que dependiendo de cómo nosotros interpretemos y hagamos frente a las situaciones (sean reales o no) y experiencias que vivimos, se tendrá un efecto en nuestra salud. De ahí que es importante el saber gestionar nuestras emociones para usarlas a nuestro favor y al de nuestros semejantes sobre todo en estos momentos que necesitamos hacernos fuertes unos a otros.

La pandemia originada por el SARS-CoV-2, ha expuesto ante la luz del sol y sin lugar a dudas una pandemia aún más aguda, prolongada y que requiere nuestra atención: las áreas de oportunidad en salud mental y emocional. Necesitamos darnos cuenta de lo importante que son ambas y analizar en nosotros mismos lo que necesitamos trabajar. Sí, no es una tarea sencilla pero si bien un solo paso hacia adelante no nos lleva muy lejos, al menos nos movió de donde estábamos detenidos.

Los tiempos difíciles y de desafío revelan la verdad de todas las personas, es decir cómo son en realidad y la capacidad que tenemos de adaptarnos y responder a los cambios. Ante cualquier problemática más que azotarse por su existencia y buscar responsables, lo esencial es actuar conscientemente para implementar una solución que nos permita ir hacia adelante.

Síganse cuidado, un abrazo. Excelente fin de semana.