/ viernes 15 de abril de 2022

Bio-Informando | Bendito respiro

La palabra homeostasis es un concepto central de la fisiología (ciencia que, a grosso modo, pretende explicar el funcionamiento de los seres vivos) para aludir a las condiciones constantes dentro de un organismo, las cuales de acuerdo al fisiólogo Walter Bradford Cannon pueden ser consideradas el equilibrio, al encontrarse todas sus fuerzas tanto físicas como químicas en balance.

El ajetreo de la vida diaria o cualesquiera sean las interferencias que alteren dicha homeostasis en un organismo, pueden provocarle un cierto grado de estrés; esto dependerá de la intensidad de dicha alteración (estímulo).

Todo organismo tiene la capacidad de implementar mecanismos ante la presencia de algún factor que modifique su balance para adaptarse en lo que las condiciones mejoran o en el mejor de los casos para erradicar dicho factor para retornar su equilibrio.

En esta ocasión, la temporada vacacional demoró un poco en llegar y por muchos ha sido ansiada para poder tomar un respiro. Este año tuve la bendición y decisión de tomar unos días de descanso en la playa donde pude despejar mi mente, pasear a la orilla del mar, comer rico y disfrutar de mi familia.

Pienso que muchos no me dejarán mentir en que un paseo a la playa es una experiencia completa que te reinicia, te limpia, te relaja y ‘recarga’ las pilas para continuar con lo que se quedó en casa, en el aula, en la oficina o en la rutina en general. De chico siempre he escuchado ese poder sanador que tienen las playas y he podido corroborarlo tanto en mi persona y en quien va dispuesto a aprovechar y valorar los recursos que estos espacios nos ofrecen.

Varios portales especializados en medicina y artículos científicos hablan de las propiedades del agua de mar para la salud. Investigando un poco, el uso de agua de mar para fines curativos se remonta hasta 4 mil años atrás en China y más recientemente a finales del siglo XIX con el fisiólogo y naturalista francés René Quinton quien es conocido como el pionero de la “Terapia Marina”, la cual consistía en el uso de agua de mar en las concentraciones adecuadas para mejorar la salud y restaurar aquellas células que se encontraran dañadas.

Existen también estudios recientes publicados en 2016 que indican que el uso de agua de mar presente a una cierta profundidad puede auxiliar a combatir enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, obesidad y cutáneos. Obviamente, no estoy incentivando a ir corriendo por un termo o botella para ir a colectar el agua de mar para beberla tal cual; todo sigue un proceso para hacerla apta para su consumo.

De acuerdo a varios portales, se menciona que un baño de 15 a 20 minutos y dejar que se seque sin usar toalla es benéfico para la piel al poseer acción antibiótica y antiséptica; además, el ingreso ‘accidental’ de agua de mar por las fosas nasales es considerado una estrategia de limpieza que favorece el alivio de la congestión nasal y otras afecciones de las vías respiratorias altas.

Todo lo anterior se debe a que, dentro de la composición de agua de mar, se encuentran varios minerales que son esenciales para la nutrición y la salud.

Otro de los elementos de la playa excelente para la piel es la arena, ya que por su composición funge como exfoliante. Por si fuera poco, el sol también provee vitamina D al exponerse por periodos cortos y claro también depende del lugar donde se resida (10 minutos).

Finalmente, el ambiente en general que ofrece la playa ayuda a despejar la mente, liberar el estrés y reducir la ansiedad. Si tuviste la oportunidad de visitar alguna playa este año, aprovéchalo y que vuelvas totalmente renovado y en homeostasis total.

No obstante, si este año por alguna razón no pudiste salir de casa o tus planes fueron otros, aprovecha estos días para retomar ese hobbie o esa actividad que te permite volver al equilibrio, que te nutra y que te descanse para seguir echándole pulmón a lo que queda del año.

Un abrazo fuerte. Buen fin de semana.

La palabra homeostasis es un concepto central de la fisiología (ciencia que, a grosso modo, pretende explicar el funcionamiento de los seres vivos) para aludir a las condiciones constantes dentro de un organismo, las cuales de acuerdo al fisiólogo Walter Bradford Cannon pueden ser consideradas el equilibrio, al encontrarse todas sus fuerzas tanto físicas como químicas en balance.

El ajetreo de la vida diaria o cualesquiera sean las interferencias que alteren dicha homeostasis en un organismo, pueden provocarle un cierto grado de estrés; esto dependerá de la intensidad de dicha alteración (estímulo).

Todo organismo tiene la capacidad de implementar mecanismos ante la presencia de algún factor que modifique su balance para adaptarse en lo que las condiciones mejoran o en el mejor de los casos para erradicar dicho factor para retornar su equilibrio.

En esta ocasión, la temporada vacacional demoró un poco en llegar y por muchos ha sido ansiada para poder tomar un respiro. Este año tuve la bendición y decisión de tomar unos días de descanso en la playa donde pude despejar mi mente, pasear a la orilla del mar, comer rico y disfrutar de mi familia.

Pienso que muchos no me dejarán mentir en que un paseo a la playa es una experiencia completa que te reinicia, te limpia, te relaja y ‘recarga’ las pilas para continuar con lo que se quedó en casa, en el aula, en la oficina o en la rutina en general. De chico siempre he escuchado ese poder sanador que tienen las playas y he podido corroborarlo tanto en mi persona y en quien va dispuesto a aprovechar y valorar los recursos que estos espacios nos ofrecen.

Varios portales especializados en medicina y artículos científicos hablan de las propiedades del agua de mar para la salud. Investigando un poco, el uso de agua de mar para fines curativos se remonta hasta 4 mil años atrás en China y más recientemente a finales del siglo XIX con el fisiólogo y naturalista francés René Quinton quien es conocido como el pionero de la “Terapia Marina”, la cual consistía en el uso de agua de mar en las concentraciones adecuadas para mejorar la salud y restaurar aquellas células que se encontraran dañadas.

Existen también estudios recientes publicados en 2016 que indican que el uso de agua de mar presente a una cierta profundidad puede auxiliar a combatir enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, obesidad y cutáneos. Obviamente, no estoy incentivando a ir corriendo por un termo o botella para ir a colectar el agua de mar para beberla tal cual; todo sigue un proceso para hacerla apta para su consumo.

De acuerdo a varios portales, se menciona que un baño de 15 a 20 minutos y dejar que se seque sin usar toalla es benéfico para la piel al poseer acción antibiótica y antiséptica; además, el ingreso ‘accidental’ de agua de mar por las fosas nasales es considerado una estrategia de limpieza que favorece el alivio de la congestión nasal y otras afecciones de las vías respiratorias altas.

Todo lo anterior se debe a que, dentro de la composición de agua de mar, se encuentran varios minerales que son esenciales para la nutrición y la salud.

Otro de los elementos de la playa excelente para la piel es la arena, ya que por su composición funge como exfoliante. Por si fuera poco, el sol también provee vitamina D al exponerse por periodos cortos y claro también depende del lugar donde se resida (10 minutos).

Finalmente, el ambiente en general que ofrece la playa ayuda a despejar la mente, liberar el estrés y reducir la ansiedad. Si tuviste la oportunidad de visitar alguna playa este año, aprovéchalo y que vuelvas totalmente renovado y en homeostasis total.

No obstante, si este año por alguna razón no pudiste salir de casa o tus planes fueron otros, aprovecha estos días para retomar ese hobbie o esa actividad que te permite volver al equilibrio, que te nutra y que te descanse para seguir echándole pulmón a lo que queda del año.

Un abrazo fuerte. Buen fin de semana.