La historia del cacao se remonta a las regiones tropicales de América Central y del Sur en donde las antiguas civilizaciones, como los mayas y los aztecas, empleaban los frutos de esta planta para crear una bebida espumosa y amarga (a menudo aderezada con especias, vino o miel) que no sólo era una delicia culinaria, sino también una parte importante de sus rituales sociales y religiosos.
El nombre científico de la planta del cacao es Theobroma cacao en donde el término "Theobroma" significa "alimento de los dioses", haciendo alusión a la veneración de este árbol entre las civilizaciones originarias.
La introducción del cacao en Europa en el siglo XVI se debió a que los exploradores españoles quedaron cautivados por la exótica bebida, llevando los granos de cacao a Europa, donde rápidamente su consumo se popularizó inicialmente como bebida pero con el tiempo los chocolateros europeos empezaron a añadir azúcar y leche para contrarrestar el amargor natural del cacao, dando lugar a la creación del chocolate dulce que disfrutamos hoy en día.
Respecto a aspectos biológicos, el cacao es un árbol que puede llegar a medir entre 4 y 8 metros de altura, crece en climas tropicales húmedos, con precipitaciones constantes y temperaturas que oscilan entre los 21 y los 32 °C.
Los árboles de cacao producen vainas grandes y ovaladas de colores que van del amarillo al naranja, pasando por el rojo y el morado y cada una de ellas contiene entre 20 y 60 semillas llamadas granos de cacao.
A nivel genético, Theobroma cacao es una planta fascinante, ya que al secuenciarse su genoma en 2010, se identificaron rasgos complejos de esta planta relacionados con la resistencia a enfermedades, su sabor y rendimiento; esta información resulta de bastante utilidad ya que comprender la composición genética del cacao ha permitido desarrollar nuevas variedades más resistentes a enfermedades como la ‘podredumbre de vaina helada’ y la ‘escoba de bruja’, que históricamente han devastado los cultivos de cacao.
Asimismo, se han explorado aspectos epigenéticos vinculados con el cacao, en donde se ha estudiado como factores como el clima, la calidad del suelo y las prácticas agrícolas pueden influir en la expresión de los genes que intervienen en el desarrollo del sabor y el perfil nutricional de los granos de cacao con el fin de ayudar a los agricultores a establecer mejores condiciones de cultivo para producir granos de calidad y sabor superiores.
Por otro lado, desde el punto de vista bioquímico, las plantas de cacao son ricas en compuestos que contribuyen a su sabor único y a sus beneficios para la salud. Entre los compuestos presentes en los granos de cacao están la teobromina y cafeína, los cuales se encuentran en cantidades significativas y ambos se caracterizan por ser estimulantes que pueden mejorar el estado de ánimo y la función cognitiva.
Otros compuestos que también se encuentran en el cacao son los flavonoides, los cuales poseen potentes propiedades antioxidantes que ayudan a reducir la inflamación, disminuir la presión arterial y mejorar la salud del corazón. Además, el cacao es una fuente importante de minerales esenciales como el magnesio y el hierro, que contribuyen al bienestar nutricional general.
Este domingo 7 de julio se conmemora el Día Mundial del Cacao y esta fecha fue elegida por la Organización Internacional de Productores de Cacao y la Academia Francesa de los Maestros Chocolateros y Confiteros como un espacio para resaltar las propiedades y beneficios del cacao. Aunado a lo anterior, este día celebra la rica historia de este cultivo y se reconocen los retos medioambientales y sociales asociados a él; como hemos discutido en otras ocasiones, se puede contribuir con la preservación de este recurso natural invaluable y milenario apoyando prácticas sostenibles y éticas para así garantizar que el legado de este cultivo siga prosperando y deleitando a los amantes del chocolate durante generaciones.
Excelente fin de semana.