/ viernes 26 de noviembre de 2021

Bio-informando | La gimnasia y la magnesia

“¡No te metas con mis genes! ¡Viva el diseño natural!”. Esta frase en lo personal, no creo haberla escuchado en ninguna circunstancia, pero quizá a ustedes les suene un poquito ‘familiar’ ya que en otro contexto se parece al estandarte que defiende un movimiento ideológico.

De un tiempo para acá, mis intervenciones en este espacio se han centrado en los aspectos sociales y educativos que se viven en el área de ciencias biológicas y de la salud, dejando un poco de lado la “traducción” de los aspectos técnicos y la difusión de los avances innovadores en ciencia.

En esta ocasión, vuelvo a poner en la mesa un tema que abordamos cuando recién empezó Bio-Informando y en donde convergen tanto aspectos científicos como sociales por la polémica que genera.

Desde las primeras civilizaciones, la humanidad ha manipulado (incluso genéticamente) de forma indirecta a los seres vivos para satisfacer sus necesidades básicas (alimento y salud principalmente); de tal manera que ya hacíamos Biotecnología sin saberlo. Sin embargo, el punto de inflexión llega cuando se logra descifrar la estructura de la molécula de ADN (hace casi 70 años), ya que gracias a ello, aparecieron técnicas más especializadas que permiten hacer estudios a profundidad y con precisión, permitiendo en primer lugar dilucidar la información genética (genomas) de gran parte de los seres vivos que conocemos; esto a su vez, ha permitido diagnosticar y tratar enfermedades de forma eficaz, diseñar vacunas, personalizar la medicina, implementar estrategias de mejoramiento genético de plantas y animales e incluso el desarrollo de protocolos para restaurar o limpiar ecosistemas que se encuentran contaminados por sustancias tóxicas.

¿Cuál es la diferencia entonces entre las primeras civilizaciones y la era actual? La precisión y la probabilidad de tener éxito en los objetivos que nos planteemos gracias al descubrimiento de la estructura del ADN. Ahora bien, la Biotecnología no se maneja sola; de hecho, hay un área exclusiva dentro de esta ciencia que aborda lo que se conoce como bioética. El término bioética se le atribuye al oncólogo holandés Rensselaer Van Potter y puede entenderse como aquella disciplina que analiza de forma integral el impacto que las intervenciones humanas pueden tener en los organismos vivos y los ecosistemas. A pesar de tener el conocimiento para realizar un abanico amplio de experimentos que deriven en aplicaciones, cada proceso, cada protocolo, cada paso que se da hacia adelante (o que no se da) es analizado meticulosamente y se procura cumplir con las normativas y legislaciones vigentes según sea el caso. Pero, ¿por qué inicié esta entrega con una frase controversial?

Así como distintos temas de relevancia social, la Biotecnología ha sido blanco de acusaciones infundadas e inclusive quienes nos dedicamos a construir esta ciencia hemos sido tildados como dementes, maquiavélicos y herejes. Cierto, los términos “clonación”, “edición genética” y “mutaciones” pueden sonar escalofriantes pero, ¿realmente los conocemos? ¿sabemos lo que implica o el alcance que tienen? ¿o en qué casos son empleados para aplicaciones? Si supiéramos que cada una de esas técnicas están sustentadas en fenómenos que ocurren en la Naturaleza, sólo lo que cambia con la Biotecnología es que se tiene el conocimiento y la capacidad de controlar (casi totalmente) dichos fenómenos buscando mejorar la calidad de vida de la humanidad y la salud de los ecosistemas. Es por ello que hago abierta la invitación a leer, no sólo de ciencia, sino de distintos temas. Procuremos no polarizarnos y estemos dispuestos al diálogo y a escuchar distintos puntos de vista: tanto los que están a favor como los que están en contra de cualquier tema. Desmenucemos cada pieza del rompecabezas para tener el panorama completo. Sólo así podremos construir nuestro propio criterio y no combinaremos la gimnasia con la magnesia.

Excelente y bendecido fin de semana.

“¡No te metas con mis genes! ¡Viva el diseño natural!”. Esta frase en lo personal, no creo haberla escuchado en ninguna circunstancia, pero quizá a ustedes les suene un poquito ‘familiar’ ya que en otro contexto se parece al estandarte que defiende un movimiento ideológico.

De un tiempo para acá, mis intervenciones en este espacio se han centrado en los aspectos sociales y educativos que se viven en el área de ciencias biológicas y de la salud, dejando un poco de lado la “traducción” de los aspectos técnicos y la difusión de los avances innovadores en ciencia.

En esta ocasión, vuelvo a poner en la mesa un tema que abordamos cuando recién empezó Bio-Informando y en donde convergen tanto aspectos científicos como sociales por la polémica que genera.

Desde las primeras civilizaciones, la humanidad ha manipulado (incluso genéticamente) de forma indirecta a los seres vivos para satisfacer sus necesidades básicas (alimento y salud principalmente); de tal manera que ya hacíamos Biotecnología sin saberlo. Sin embargo, el punto de inflexión llega cuando se logra descifrar la estructura de la molécula de ADN (hace casi 70 años), ya que gracias a ello, aparecieron técnicas más especializadas que permiten hacer estudios a profundidad y con precisión, permitiendo en primer lugar dilucidar la información genética (genomas) de gran parte de los seres vivos que conocemos; esto a su vez, ha permitido diagnosticar y tratar enfermedades de forma eficaz, diseñar vacunas, personalizar la medicina, implementar estrategias de mejoramiento genético de plantas y animales e incluso el desarrollo de protocolos para restaurar o limpiar ecosistemas que se encuentran contaminados por sustancias tóxicas.

¿Cuál es la diferencia entonces entre las primeras civilizaciones y la era actual? La precisión y la probabilidad de tener éxito en los objetivos que nos planteemos gracias al descubrimiento de la estructura del ADN. Ahora bien, la Biotecnología no se maneja sola; de hecho, hay un área exclusiva dentro de esta ciencia que aborda lo que se conoce como bioética. El término bioética se le atribuye al oncólogo holandés Rensselaer Van Potter y puede entenderse como aquella disciplina que analiza de forma integral el impacto que las intervenciones humanas pueden tener en los organismos vivos y los ecosistemas. A pesar de tener el conocimiento para realizar un abanico amplio de experimentos que deriven en aplicaciones, cada proceso, cada protocolo, cada paso que se da hacia adelante (o que no se da) es analizado meticulosamente y se procura cumplir con las normativas y legislaciones vigentes según sea el caso. Pero, ¿por qué inicié esta entrega con una frase controversial?

Así como distintos temas de relevancia social, la Biotecnología ha sido blanco de acusaciones infundadas e inclusive quienes nos dedicamos a construir esta ciencia hemos sido tildados como dementes, maquiavélicos y herejes. Cierto, los términos “clonación”, “edición genética” y “mutaciones” pueden sonar escalofriantes pero, ¿realmente los conocemos? ¿sabemos lo que implica o el alcance que tienen? ¿o en qué casos son empleados para aplicaciones? Si supiéramos que cada una de esas técnicas están sustentadas en fenómenos que ocurren en la Naturaleza, sólo lo que cambia con la Biotecnología es que se tiene el conocimiento y la capacidad de controlar (casi totalmente) dichos fenómenos buscando mejorar la calidad de vida de la humanidad y la salud de los ecosistemas. Es por ello que hago abierta la invitación a leer, no sólo de ciencia, sino de distintos temas. Procuremos no polarizarnos y estemos dispuestos al diálogo y a escuchar distintos puntos de vista: tanto los que están a favor como los que están en contra de cualquier tema. Desmenucemos cada pieza del rompecabezas para tener el panorama completo. Sólo así podremos construir nuestro propio criterio y no combinaremos la gimnasia con la magnesia.

Excelente y bendecido fin de semana.