/ viernes 6 de mayo de 2022

Bio-Informando | Linaje materno

Estamos iniciando el quinto mes del año. El tiempo ha ido volando y ya estamos próximos a una de las efemérides más celebradas por los mexicanos: El Día de las Madres.

Si bien es cierto que cada miembro de la familia es esencial y atesorado, las madres tienen un lugar único y central al ser pilares para cada uno de nosotros. Para conmemorar este día tan especial, en este espacio hablaremos un poco de lo que se conoce como ADN mitocondrial y se preguntarán: ¿Acaso hay diferentes tipos de ADN? Primero que nada y brevemente, dentro de nuestras células existen distintos elementos conocidos como “organelos” que llevan a cabo diversas tareas que la hacen funcionar de forma adecuada y que, obviamente, al ser nosotros los humanos organismos multicelulares, es decir que estamos conformados por más de una sola célula, la sumatoria de las reacciones y productos que se lleven a cabo y generen hará posible que podamos realizar nuestras funciones vitales.

Entre estos organelos, se encuentran las mitocondrias que poseen un papel crucial en la célula ya que en ellas se sintetiza toda la energía necesaria para la actividad celular. La aparición de las mitocondrias como organelos en la célula se pretende explicar por lo que se conoce como “Teoría endosimbiótica”, la cual sugiere que hace millones de años, las mitocondrias eran organismos procariotas (grupo de organismos que se caracterizan por poseer su ADN disperso en el interior de las células como es el caso de las bacterias) que en un momento dado se toparon con organismos eucariotas primitivos y que derivado de este encuentro se originaron las células eucariotas (cuyo ADN se encuentra dentro del núcleo) tal cual las conocemos hoy en día.

¿Pero qué sucedió en ese encuentro? Depende de cómo queramos contarlo, puede ser considerada una historia de amor o una historia de terror. En el primer escenario, pudiéramos decir que al encontrarse estos dos organismos primitivos, se gustaron tanto, que se dieron un abrazo enorme hasta fusionarse; pero si lo vemos desde el punto de vista terrorífico, al encontrarse ambos organismos, al ser la célula eucariota primitiva de mayor tamaño a la célula procariota (que eventualmente se convertiría en la mitocondria), la primera “devoró” a la otra pero en lugar de descomponerse, se mantuvo “cautiva” en el interior de la célula eucariota primitiva. De ahí el nombre de la teoría antes mencionada: Uno de los dos organismos habita dentro del otro y ambos se benefician el uno del otro; la célula brinda protección y alimento, mientras que lo que hoy conocemos como mitocondrias terminan de procesar los nutrientes para generar energía.

Por otro lado, en un inicio al tratarse de dos organismos diferentes, cada uno de ellos contaba con su propio ADN y a pesar del tiempo y su evolución lograron conservarlo.

Existen diferencias entre ambos ADN, entre ellas y la que da luz a esta publicación es que el ADN nuclear posee la información para el funcionamiento de toda la célula y es heredado por todos nuestros ancestros mientras que el ADN mitocondrial contiene información para el funcionamiento de la mitocondria (generación de energía) y es heredado por nuestras madres; de ahí que este tipo de ADN es aprovechado para realizar estudios de antepasados maternos, evolutivos y de medicina forense.

Si bien en México son escasos los laboratorios que se dedican al análisis forense mediante el uso de ADN mitocondrial, la información que se ha generado ha sido relevante en el estudio de la diversidad de la población y restos óseos antiguos.

Les agradezco el que me hayan acompañado en una entrega más y desearles que pasen un excelente día acompañados de sus madres y si ellas ya están en otro plano no olviden que siguen siendo parte de nuestras células y que curioso que sea en un organelo que proporciona energía. Que su presencia física y/o ya en nuestro corazón y recuerdos sea el combustible que día a día nos permita seguir adelante.

Un abrazo fuerte.

Dr. José Pablo Lovio Fragoso. Sistema Nacional de Investigadores Nivel Candidato.

Maestro de Asignatura. Universidad de Sonora (Dictus).

Docente de Asignatura en Escuela de Ciencias de la Salud de UVM Campus Hermosillo.


Estamos iniciando el quinto mes del año. El tiempo ha ido volando y ya estamos próximos a una de las efemérides más celebradas por los mexicanos: El Día de las Madres.

Si bien es cierto que cada miembro de la familia es esencial y atesorado, las madres tienen un lugar único y central al ser pilares para cada uno de nosotros. Para conmemorar este día tan especial, en este espacio hablaremos un poco de lo que se conoce como ADN mitocondrial y se preguntarán: ¿Acaso hay diferentes tipos de ADN? Primero que nada y brevemente, dentro de nuestras células existen distintos elementos conocidos como “organelos” que llevan a cabo diversas tareas que la hacen funcionar de forma adecuada y que, obviamente, al ser nosotros los humanos organismos multicelulares, es decir que estamos conformados por más de una sola célula, la sumatoria de las reacciones y productos que se lleven a cabo y generen hará posible que podamos realizar nuestras funciones vitales.

Entre estos organelos, se encuentran las mitocondrias que poseen un papel crucial en la célula ya que en ellas se sintetiza toda la energía necesaria para la actividad celular. La aparición de las mitocondrias como organelos en la célula se pretende explicar por lo que se conoce como “Teoría endosimbiótica”, la cual sugiere que hace millones de años, las mitocondrias eran organismos procariotas (grupo de organismos que se caracterizan por poseer su ADN disperso en el interior de las células como es el caso de las bacterias) que en un momento dado se toparon con organismos eucariotas primitivos y que derivado de este encuentro se originaron las células eucariotas (cuyo ADN se encuentra dentro del núcleo) tal cual las conocemos hoy en día.

¿Pero qué sucedió en ese encuentro? Depende de cómo queramos contarlo, puede ser considerada una historia de amor o una historia de terror. En el primer escenario, pudiéramos decir que al encontrarse estos dos organismos primitivos, se gustaron tanto, que se dieron un abrazo enorme hasta fusionarse; pero si lo vemos desde el punto de vista terrorífico, al encontrarse ambos organismos, al ser la célula eucariota primitiva de mayor tamaño a la célula procariota (que eventualmente se convertiría en la mitocondria), la primera “devoró” a la otra pero en lugar de descomponerse, se mantuvo “cautiva” en el interior de la célula eucariota primitiva. De ahí el nombre de la teoría antes mencionada: Uno de los dos organismos habita dentro del otro y ambos se benefician el uno del otro; la célula brinda protección y alimento, mientras que lo que hoy conocemos como mitocondrias terminan de procesar los nutrientes para generar energía.

Por otro lado, en un inicio al tratarse de dos organismos diferentes, cada uno de ellos contaba con su propio ADN y a pesar del tiempo y su evolución lograron conservarlo.

Existen diferencias entre ambos ADN, entre ellas y la que da luz a esta publicación es que el ADN nuclear posee la información para el funcionamiento de toda la célula y es heredado por todos nuestros ancestros mientras que el ADN mitocondrial contiene información para el funcionamiento de la mitocondria (generación de energía) y es heredado por nuestras madres; de ahí que este tipo de ADN es aprovechado para realizar estudios de antepasados maternos, evolutivos y de medicina forense.

Si bien en México son escasos los laboratorios que se dedican al análisis forense mediante el uso de ADN mitocondrial, la información que se ha generado ha sido relevante en el estudio de la diversidad de la población y restos óseos antiguos.

Les agradezco el que me hayan acompañado en una entrega más y desearles que pasen un excelente día acompañados de sus madres y si ellas ya están en otro plano no olviden que siguen siendo parte de nuestras células y que curioso que sea en un organelo que proporciona energía. Que su presencia física y/o ya en nuestro corazón y recuerdos sea el combustible que día a día nos permita seguir adelante.

Un abrazo fuerte.

Dr. José Pablo Lovio Fragoso. Sistema Nacional de Investigadores Nivel Candidato.

Maestro de Asignatura. Universidad de Sonora (Dictus).

Docente de Asignatura en Escuela de Ciencias de la Salud de UVM Campus Hermosillo.