/ viernes 17 de junio de 2022

Bio-Informando | Los signos de puntuación del ADN

Hace unos días me topé con un libro de Nathalie Zammatteo titulado: “El impacto de las emociones en el ADN”; les comparto que he dejado un poco de lado la lectura desde el punto de vista recreativo en estos últimos meses por andar a la carrera en lo que se refiere al cumplimiento de varios compromisos y que ya espero con ansias que termine esta semana porque he adquirido este libro y estoy que no puedo con la emoción con comenzar a devorarlo.

No importa desde cuándo has comenzado a leerme o si esta es la primera vez, has de saber que a pesar de mi formación científica, siempre he buscado la vinculación entre la ciencia, la parte social y las emociones, en sí la parte que nos hace humanos, ya que no podemos separar al profesional de su todo. Independientemente de a lo que nos dediquemos, todo nuestro ser en su totalidad influirá en nuestro desempeño y es por ello que es esencial que todas sus partes estén funcionando en armonía para que se desenvuelva en plenitud.

Les prometo una vez que termine este libro, compartirles por este espacio una reseña; ahora bien, si les llama la atención el tema, pueden adquirir este libro en librerías Gandhi.

El tema central de este libro que les comento es un área que poco a poco está siendo cada vez más explorada ya que nos amplía la comprensión de las diferentes respuestas que los organismos podemos manifestar a un mismo evento o factor. Esta área del saber es conocida como “epigenética” y comenzamos a hablar un poco de ella a principios de año en la publicación que salió el viernes 21 de enero con el título “Más allá de los genes”.

En ese entonces explicábamos que el ADN podía manifestar alteraciones en su secuencia, es decir, en su contenido de bases de nitrogenadas, al grado de que podía afectar o no el funcionamiento de un organismo.

En el caso particular de la epigenética, se refiere a los cambios que ocurren en el ADN pero que no están relacionados con su contenido sino con otro tipo de mecanismos que habrán de regular el cómo esa información se va a expresar. Para entenderlo mejor, pudiéramos decir que la epigenética viene siendo como los signos de puntuación del ADN. Si pensamos en el ADN como un texto que carece de puntos, comas y acentos, leeríamos todo de forma continua y cada quien lo interpretaría de diferente manera; no obstante, si añadimos signos de puntuación a este texto, este puede adquirir un significado completamente distinto.

El prefijo ‘epi’ proviene del griego y quiere decir “por encima de” por lo que las modificaciones a las que nos referimos no alteran el contenido pero sí el cómo esta información va a ser leída ya que se unirán a él. Dentro de los mecanismos epigenéticos más comunes que se conocen son las acetilaciones y metilaciones del ADN.

En ambos casos, se trata de grupos funcionales (compuestos químicos) que dependiendo de cuáles estén presentes, van a definir el comportamiento de la molécula (en este caso del ADN) en el sentido de que su presencia o ausencia en una región determinada, va a permitir la activación o inhibición de la expresión de genes y por ende (aunque no es garantía en un 100 % por otro tipo de mecanismos) definirá la síntesis de proteínas que, como ya sabemos, llevan cabo distintas funciones vitales en el organismo. Lo interesante de esta área es que ya se ha descubierto que estos mecanismos pueden ser regulados por factores ambientales como la alimentación, el ejercicio, sustancias químicas ¡e incluso nuestras emociones! Y en algunos casos estas modificaciones pueden pasar de padres a hijos. Los mecanismos epigenéticos ocurren de forma natural y son necesarios para el funcionamiento correcto de cada organismo para responder al ambiente que le rodea, pero también el grado en que estas alteraciones estén presentes, pueden influir precisamente en las distintas formas en que se puede responder a un mismo factor como por ejemplo las enfermedades.

Espero en próximas entregas traerles aún más información al respecto. Que tengan buen fin de semana.


Hace unos días me topé con un libro de Nathalie Zammatteo titulado: “El impacto de las emociones en el ADN”; les comparto que he dejado un poco de lado la lectura desde el punto de vista recreativo en estos últimos meses por andar a la carrera en lo que se refiere al cumplimiento de varios compromisos y que ya espero con ansias que termine esta semana porque he adquirido este libro y estoy que no puedo con la emoción con comenzar a devorarlo.

No importa desde cuándo has comenzado a leerme o si esta es la primera vez, has de saber que a pesar de mi formación científica, siempre he buscado la vinculación entre la ciencia, la parte social y las emociones, en sí la parte que nos hace humanos, ya que no podemos separar al profesional de su todo. Independientemente de a lo que nos dediquemos, todo nuestro ser en su totalidad influirá en nuestro desempeño y es por ello que es esencial que todas sus partes estén funcionando en armonía para que se desenvuelva en plenitud.

Les prometo una vez que termine este libro, compartirles por este espacio una reseña; ahora bien, si les llama la atención el tema, pueden adquirir este libro en librerías Gandhi.

El tema central de este libro que les comento es un área que poco a poco está siendo cada vez más explorada ya que nos amplía la comprensión de las diferentes respuestas que los organismos podemos manifestar a un mismo evento o factor. Esta área del saber es conocida como “epigenética” y comenzamos a hablar un poco de ella a principios de año en la publicación que salió el viernes 21 de enero con el título “Más allá de los genes”.

En ese entonces explicábamos que el ADN podía manifestar alteraciones en su secuencia, es decir, en su contenido de bases de nitrogenadas, al grado de que podía afectar o no el funcionamiento de un organismo.

En el caso particular de la epigenética, se refiere a los cambios que ocurren en el ADN pero que no están relacionados con su contenido sino con otro tipo de mecanismos que habrán de regular el cómo esa información se va a expresar. Para entenderlo mejor, pudiéramos decir que la epigenética viene siendo como los signos de puntuación del ADN. Si pensamos en el ADN como un texto que carece de puntos, comas y acentos, leeríamos todo de forma continua y cada quien lo interpretaría de diferente manera; no obstante, si añadimos signos de puntuación a este texto, este puede adquirir un significado completamente distinto.

El prefijo ‘epi’ proviene del griego y quiere decir “por encima de” por lo que las modificaciones a las que nos referimos no alteran el contenido pero sí el cómo esta información va a ser leída ya que se unirán a él. Dentro de los mecanismos epigenéticos más comunes que se conocen son las acetilaciones y metilaciones del ADN.

En ambos casos, se trata de grupos funcionales (compuestos químicos) que dependiendo de cuáles estén presentes, van a definir el comportamiento de la molécula (en este caso del ADN) en el sentido de que su presencia o ausencia en una región determinada, va a permitir la activación o inhibición de la expresión de genes y por ende (aunque no es garantía en un 100 % por otro tipo de mecanismos) definirá la síntesis de proteínas que, como ya sabemos, llevan cabo distintas funciones vitales en el organismo. Lo interesante de esta área es que ya se ha descubierto que estos mecanismos pueden ser regulados por factores ambientales como la alimentación, el ejercicio, sustancias químicas ¡e incluso nuestras emociones! Y en algunos casos estas modificaciones pueden pasar de padres a hijos. Los mecanismos epigenéticos ocurren de forma natural y son necesarios para el funcionamiento correcto de cada organismo para responder al ambiente que le rodea, pero también el grado en que estas alteraciones estén presentes, pueden influir precisamente en las distintas formas en que se puede responder a un mismo factor como por ejemplo las enfermedades.

Espero en próximas entregas traerles aún más información al respecto. Que tengan buen fin de semana.