/ viernes 10 de septiembre de 2021

Bio-informando | Más allá del experimento

De un tiempo para acá he estado haciendo un análisis introspectivo de lo que he vivido, lo que he aprendido y lo que he aportado a otros a lo largo de mi vida. Al llegar a mi formación académica y profesional me he dado cuenta de que hay logros, experiencias que se han trasladado a otras áreas de mi persona y aprendizajes que aun hoy son continuos.

Actualmente, me desempeño como docente en dos universidades y aunque es una actividad retadora, la disfruto porque algo que he comentado en las dos primeras entregas es que me encanta enseñar, ayudar a otros a alcanzar sus metas o comprender algo que se les dificulta y a la par porque sigo aprendiendo. Nunca se ha dormido en mí la curiosidad y el ímpetu en saber más; no con el afán de vanagloriarme en la erudición sino en encontrar respuestas, descubrir y compartir con los demás.

Hace un par de días hablaba con un compañero de la prepa con el que hacía años no conversaba y ya en confianza me pregunta lo siguiente: “¿Qué se siente haber sido el ‘nerd’ de la prepa?” Le contesté que representó un compromiso, no porque en casa se me exigiera una boleta impecable o porque no me interesaran otras actividades además del estudio, sino porque algo que realmente disfrutaba trascendió ganando la distinción de mis profesores pero a la par añadió la presión por mantener ese nivel de exigencia en un entorno que para “el Pablo” de ese entonces consideraba hostil. Me refugié en mi carrera y en mi formación académica porque las consideraba un espacio seguro, sin embargo, sin proponérmelo, ambas forjaron mi carácter, desarrollé mi inteligencia emocional y me dieron el aplomo para afrontar no sólo lo que ocurre dentro del plano científico sino también lo que sucede en el día a día.

Quiero compartirles algunos aprendizajes que adquirí en esos años y que aplican a todo. Primero: Administra tu tiempo y tus recursos. No podemos vivir pensando que el tiempo no pasa o que nuestros recursos son eternos; organízate de tal manera que puedas cumplir con tus metas y considera los imprevistos ya que si se llegan a suscitar no te encontrarás desprevenido. Segundo: No olvides quién eres, lo que vales y las personas que te han ayudado. Cuando haya logros celébralos pero jamás pierdas el piso porque para que pudieras llegar hasta ahí hubo personas que directa o indirectamente contribuyeron a ello; quizás no les retribuyas directamente, pero la vida da muchas vueltas por lo que debemos mantener una actitud de humildad y servicio. También habrá gente que te dirá que “no puedes” o “no eres suficiente”; jamás te rindas ni pierdas tu tiempo discutiendo, ponte en acción. Que tu perseverancia y buena actitud cierren bocas. Que nada corrompa tu esencia, ni tus principios ni tu amor propio. Tercero: Trabaja tu inteligencia emocional. Ponte en el lugar de los demás antes de hablar y actuar. No podemos controlar a los demás ni a nuestro entorno pero sí a nosotros mismos y cómo reaccionamos ante ello; observa y analiza si tú tienes responsabilidad o no ante un evento, asúmelo o deséchalo, pero que no te afecte más allá de lo justo. Cuarto: Lánzate, no temas al rechazo. El ‘no’ ya lo tenemos de entrada, vamos por el sí. Si el resultado no es favorable hay que cambiar de estrategia o quizás el ‘no’ es un “todavía no es el momento” y es mejor esperar pero alerta. Todo tiene una razón de ser. Quinto: Haz de la resiliencia tu lema. La vida no es plana, está llena de curvas y en veces “nos da hasta para llevar” tanto cuando triunfamos como cuando necesitamos aprender algo. Levántate, sacúdete y sigue trabajando. No dejes de creer en lo que tanto sueñas y anhelas con todo tu corazón. Son tantos los aprendizajes que puedo compartir y cada uno ejemplificarlos detalladamente pero estos cinco son los que considero relevantes.

Esta ocasión ha sido diferente el tenor de esta entrega pero es parte de lo que he aprendido en el transitar por la ciencia. Espero te sean de utilidad.

Un abrazo, excelente fin de semana.

De un tiempo para acá he estado haciendo un análisis introspectivo de lo que he vivido, lo que he aprendido y lo que he aportado a otros a lo largo de mi vida. Al llegar a mi formación académica y profesional me he dado cuenta de que hay logros, experiencias que se han trasladado a otras áreas de mi persona y aprendizajes que aun hoy son continuos.

Actualmente, me desempeño como docente en dos universidades y aunque es una actividad retadora, la disfruto porque algo que he comentado en las dos primeras entregas es que me encanta enseñar, ayudar a otros a alcanzar sus metas o comprender algo que se les dificulta y a la par porque sigo aprendiendo. Nunca se ha dormido en mí la curiosidad y el ímpetu en saber más; no con el afán de vanagloriarme en la erudición sino en encontrar respuestas, descubrir y compartir con los demás.

Hace un par de días hablaba con un compañero de la prepa con el que hacía años no conversaba y ya en confianza me pregunta lo siguiente: “¿Qué se siente haber sido el ‘nerd’ de la prepa?” Le contesté que representó un compromiso, no porque en casa se me exigiera una boleta impecable o porque no me interesaran otras actividades además del estudio, sino porque algo que realmente disfrutaba trascendió ganando la distinción de mis profesores pero a la par añadió la presión por mantener ese nivel de exigencia en un entorno que para “el Pablo” de ese entonces consideraba hostil. Me refugié en mi carrera y en mi formación académica porque las consideraba un espacio seguro, sin embargo, sin proponérmelo, ambas forjaron mi carácter, desarrollé mi inteligencia emocional y me dieron el aplomo para afrontar no sólo lo que ocurre dentro del plano científico sino también lo que sucede en el día a día.

Quiero compartirles algunos aprendizajes que adquirí en esos años y que aplican a todo. Primero: Administra tu tiempo y tus recursos. No podemos vivir pensando que el tiempo no pasa o que nuestros recursos son eternos; organízate de tal manera que puedas cumplir con tus metas y considera los imprevistos ya que si se llegan a suscitar no te encontrarás desprevenido. Segundo: No olvides quién eres, lo que vales y las personas que te han ayudado. Cuando haya logros celébralos pero jamás pierdas el piso porque para que pudieras llegar hasta ahí hubo personas que directa o indirectamente contribuyeron a ello; quizás no les retribuyas directamente, pero la vida da muchas vueltas por lo que debemos mantener una actitud de humildad y servicio. También habrá gente que te dirá que “no puedes” o “no eres suficiente”; jamás te rindas ni pierdas tu tiempo discutiendo, ponte en acción. Que tu perseverancia y buena actitud cierren bocas. Que nada corrompa tu esencia, ni tus principios ni tu amor propio. Tercero: Trabaja tu inteligencia emocional. Ponte en el lugar de los demás antes de hablar y actuar. No podemos controlar a los demás ni a nuestro entorno pero sí a nosotros mismos y cómo reaccionamos ante ello; observa y analiza si tú tienes responsabilidad o no ante un evento, asúmelo o deséchalo, pero que no te afecte más allá de lo justo. Cuarto: Lánzate, no temas al rechazo. El ‘no’ ya lo tenemos de entrada, vamos por el sí. Si el resultado no es favorable hay que cambiar de estrategia o quizás el ‘no’ es un “todavía no es el momento” y es mejor esperar pero alerta. Todo tiene una razón de ser. Quinto: Haz de la resiliencia tu lema. La vida no es plana, está llena de curvas y en veces “nos da hasta para llevar” tanto cuando triunfamos como cuando necesitamos aprender algo. Levántate, sacúdete y sigue trabajando. No dejes de creer en lo que tanto sueñas y anhelas con todo tu corazón. Son tantos los aprendizajes que puedo compartir y cada uno ejemplificarlos detalladamente pero estos cinco son los que considero relevantes.

Esta ocasión ha sido diferente el tenor de esta entrega pero es parte de lo que he aprendido en el transitar por la ciencia. Espero te sean de utilidad.

Un abrazo, excelente fin de semana.