/ viernes 24 de junio de 2022

Bio-Informando | Sí hay algo que cura

“[…] sea blanca o morena nuestra piel, todos tenemos que cantar con las montañas y colores en el viento descubrir”. Canción: Colores en el viento (fragmento); Autores: Alan Menken y Stephen Schwartz.

Artículos de investigación y divulgación aseguran que a pesar del avance en la apertura, visibilidad y materia en derechos para la comunidad Lgbtttiq+, una de las áreas que requiere atención es el Sector Salud, ya que a pesar de que los profesionales de este ramo se comprometen a una vida de servicio en pro de la integridad humana, todavía en estos tiempos, el ejercicio de esta profesión (y no sólo de esta) en algunos de sus miembros se ve influenciada principalmente por prejuicios para este grupo de la sociedad en particular.

Investigadores de diversas universidades de Estados Unidos condujeron un estudio para evaluar las actitudes tanto implícitas como explícitas hacia la comunidad Lgbtttiq+ y cómo ello pudiera influir en la atención médica. Los resultados indicaron que existe una ligera preferencia por parte de proveedores y estudiantes de ciencias de la salud enfocados en el área de consultoría genética por pacientes heterosexuales frente a homosexuales.

Dicha tendencia sugiere que esta pudiera representar la causa de la disparidad en cuanto a incidencia de enfermedades tanto físicas como mentales entre ambos grupos. Otro dato importante planteado en este estudio es que se resalta que casi la totalidad de los participantes apoyan contundentemente el implementar en planes de estudio cuestiones que impactan a la comunidad Lgbtttiq+ para poder ofrecer un mejor servicio y calidad de vida; esto los autores lo atribuyen a la visible reducción de prejuicios por parte de la sociedad a este colectivo.

A mediados del mes pasado en la publicación titulada “Amor es amor” comentábamos que la OMS retiró a la homosexualidad de su listado de trastornos mentales en 1990 y unos 17 años antes la Asociación Estadounidense de Psiquiatría hizo lo propio declarando que: “la homosexualidad en sí misma no implica ningún deterioro del juicio, la estabilidad, la fiabilidad o las capacidades sociales o vocacionales en general”.

También mencionábamos que a la par, la ciencia se ha dado a la tarea de descifrar el origen de la homosexualidad; desde el punto de vista genético se han hecho algunas hipótesis apostando entre las principales causas a un “gen gay” e incluso influencia epigenética.

Por lo que respecta a la psicología, sociología y quizá antropología, también han hecho lo suyo. No obstante, hasta el momento todo estudio realizado hasta el momento por diferentes disciplinas no ha sido concluyente. Es más, se cree que es más fácil y probable que la sociedad deje atrás sus prejuicios que encontrar el origen de la homosexualidad.

Por otro lado, aun en la actualidad existen psiquiatras e inclusive diversas instituciones religiosas que promueven y ofrecen lo que se conoce como “terapias de conversión” y se alega que no son impuestas, sino que la o el interesado es quien la solicita. Sin embargo, Andrade y Campo-Redondo a inicios de este año publicaron una recopilación de estudios ligados a este punto en donde afirman que lejos de beneficiar, son más los riesgos que pueden derivar de esta “ayuda”, conduciendo al “solicitante” a un deterioro de su salud física y mental.

El lema de este año para la marcha del Orgullo Gay es “Nada que curar” y sí es verdad, ya que no hay nada más sublime que el amor entre dos seres humanos. Lo que sí hay que curar y erradicar son las heridas derivadas del miedo, del odio, la amargura, la represión y la ignorancia, tanto de la sociedad hacia la comunidad Lgbttttiq+ como entre los mismos miembros de este colectivo porque si recordamos también las emociones pueden influenciar en nuestra salud, pudiendo somatizarse padecimientos tanto físicos como mentales que no tienen nada que ver con la orientación sexual e identidad de género pero que en definitiva merman nuestro bienestar.

Más amor y paz. Buen fin de semana.

“[…] sea blanca o morena nuestra piel, todos tenemos que cantar con las montañas y colores en el viento descubrir”. Canción: Colores en el viento (fragmento); Autores: Alan Menken y Stephen Schwartz.

Artículos de investigación y divulgación aseguran que a pesar del avance en la apertura, visibilidad y materia en derechos para la comunidad Lgbtttiq+, una de las áreas que requiere atención es el Sector Salud, ya que a pesar de que los profesionales de este ramo se comprometen a una vida de servicio en pro de la integridad humana, todavía en estos tiempos, el ejercicio de esta profesión (y no sólo de esta) en algunos de sus miembros se ve influenciada principalmente por prejuicios para este grupo de la sociedad en particular.

Investigadores de diversas universidades de Estados Unidos condujeron un estudio para evaluar las actitudes tanto implícitas como explícitas hacia la comunidad Lgbtttiq+ y cómo ello pudiera influir en la atención médica. Los resultados indicaron que existe una ligera preferencia por parte de proveedores y estudiantes de ciencias de la salud enfocados en el área de consultoría genética por pacientes heterosexuales frente a homosexuales.

Dicha tendencia sugiere que esta pudiera representar la causa de la disparidad en cuanto a incidencia de enfermedades tanto físicas como mentales entre ambos grupos. Otro dato importante planteado en este estudio es que se resalta que casi la totalidad de los participantes apoyan contundentemente el implementar en planes de estudio cuestiones que impactan a la comunidad Lgbtttiq+ para poder ofrecer un mejor servicio y calidad de vida; esto los autores lo atribuyen a la visible reducción de prejuicios por parte de la sociedad a este colectivo.

A mediados del mes pasado en la publicación titulada “Amor es amor” comentábamos que la OMS retiró a la homosexualidad de su listado de trastornos mentales en 1990 y unos 17 años antes la Asociación Estadounidense de Psiquiatría hizo lo propio declarando que: “la homosexualidad en sí misma no implica ningún deterioro del juicio, la estabilidad, la fiabilidad o las capacidades sociales o vocacionales en general”.

También mencionábamos que a la par, la ciencia se ha dado a la tarea de descifrar el origen de la homosexualidad; desde el punto de vista genético se han hecho algunas hipótesis apostando entre las principales causas a un “gen gay” e incluso influencia epigenética.

Por lo que respecta a la psicología, sociología y quizá antropología, también han hecho lo suyo. No obstante, hasta el momento todo estudio realizado hasta el momento por diferentes disciplinas no ha sido concluyente. Es más, se cree que es más fácil y probable que la sociedad deje atrás sus prejuicios que encontrar el origen de la homosexualidad.

Por otro lado, aun en la actualidad existen psiquiatras e inclusive diversas instituciones religiosas que promueven y ofrecen lo que se conoce como “terapias de conversión” y se alega que no son impuestas, sino que la o el interesado es quien la solicita. Sin embargo, Andrade y Campo-Redondo a inicios de este año publicaron una recopilación de estudios ligados a este punto en donde afirman que lejos de beneficiar, son más los riesgos que pueden derivar de esta “ayuda”, conduciendo al “solicitante” a un deterioro de su salud física y mental.

El lema de este año para la marcha del Orgullo Gay es “Nada que curar” y sí es verdad, ya que no hay nada más sublime que el amor entre dos seres humanos. Lo que sí hay que curar y erradicar son las heridas derivadas del miedo, del odio, la amargura, la represión y la ignorancia, tanto de la sociedad hacia la comunidad Lgbttttiq+ como entre los mismos miembros de este colectivo porque si recordamos también las emociones pueden influenciar en nuestra salud, pudiendo somatizarse padecimientos tanto físicos como mentales que no tienen nada que ver con la orientación sexual e identidad de género pero que en definitiva merman nuestro bienestar.

Más amor y paz. Buen fin de semana.