/ viernes 22 de julio de 2022

Bio-Informando | Sobrecalificado

Una de las experiencias vividas casi en la totalidad por quienes nos dedicamos a la ciencia y por profesionistas de cualquier área del saber que deciden profundizar en su preparación académica al cursar un posgrado (por no decir todos), al incursionar (o regresar) en el mundo laboral, ha sido el ser señalados como “sobrecalificados”.

Un adjetivo que más que tomarlo como un halago, es un término central de un diálogo digno de una película de terror para cualquiera que está buscando una oportunidad laboral, una oportunidad para crecer, probarse a sí mismo y también siendo realistas para poder solventar gastos, compromisos y cumplir sueños que uno va adquiriendo conforme va alcanzando la edad adulta.

Cuando egresé de la licenciatura, el escenario al que me enfrenté fue complicado ya que en mi CV me faltaban habilidades, conocimientos, experiencias y certificaciones para aspirar a los puestos que tanto deseaba; debajo de mi brazo sólo contaba con mis sueños, un buen récord académico y la motivación de brindarle y retribuirle a mi familia lo mucho que han hecho por mí. Toqué varias puertas sin éxito y el sentirme atado económicamente empezó a tener influencia en mi persona. Tomé un trabajo como agente telefónico de una compañía conocida específicamente en el departamento de quejas; en perspectiva, aunque no era lo que yo había estudiado, se reforzó considerablemente mi manejo del idioma inglés en cuanto al momento de hablarlo así como el desarrollo de la tolerancia a la frustración y forjamiento del carácter.

Después de un tiempo, ingreso a la maestría y además del conocimiento, certificaciones, experiencias y habilidades adquiridas, logré vislumbrar mejor el impacto de mi profesión y ahora con un CV más robusto, decidí probar nuevamente suerte en el ámbito laboral y fue entonces cuando conocí este vocablo tan temido: “sobrecalificado”. Cuando lo escuché por primera vez, dije: Recórcholis, pasé de ‘el no sé qué voy a hacer contigo o en qué me puedes contribuir’ a ‘te pasaste’.

Por otro lado, tanto colegas como yo nos hemos enfrentado a lo “cuadrado” que en ocasiones pueden ser algunas disposiciones. Entre mis anécdotas les comparto que, ya con título en mano de la maestría, en una ocasión me postulé en una Universidad para impartir la asignatura de ‘Metodología de la Investigación’ y recuerdo que la coordinadora Académica, durante la entrevista, de un estante tomó un manual que indicaba las carreras que podían impartir dicha asignatura (obviamente la mía no iba a estar) y se me negó esa oportunidad porque la mía no se encontraba en ese listado; lo irónico de todo es que mi formación básicamente se centra en hacer investigación.

Tiempo después, regreso a las aulas y al laboratorio para cursar el doctorado y es precisamente aquí cuando empiezo a ver la luz al final del túnel. Si bien es cierto que el ser “sobrecalificado” ahora se encontraba en marquesinas rodeadas de focos led, las competencias, experiencias, habilidades y vivencias alcanzadas en esta etapa ampliaron más mi visión y no sólo abrieron puertas sino también ventanas. Entendí que no deja de ser retador el encontrar nuestro sitio en el mundo laboral; habrá ocasiones en que no se vea, valore y dimensione todo lo que podemos aportar pero habrá otras en donde con apremio solicitaran a alguien con nuestro perfil (aplica para todo, no sólo en lo laboral). La clave está en no bajar la guardia, persistir, buscar en los espacios en dónde se busque nuestro perfil y estar atento a cualquier oportunidad que surja para tomarla.

El tiempo en el que las oportunidades se presentan para cada persona es relativo; a unos les llega más temprano o más tarde pero se da y llega a quien le corresponde vivirla y en el momento justo. Si has experimentado esta situación, no te desesperes, se lee y dice fácil, pero para quien lucha con su cara al sol, es perseverante y mantiene viva su motivación, él éxito está garantizado.

Un abrazo, buen fin de semana.

Dr. José Pablo Lovio Fragoso. Sistema Nacional de Investigadores Nivel Candidato.

Laboratorio de Cultivo de Tejidos y Biología Molecular de Plantas.

Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas. Unison.


Una de las experiencias vividas casi en la totalidad por quienes nos dedicamos a la ciencia y por profesionistas de cualquier área del saber que deciden profundizar en su preparación académica al cursar un posgrado (por no decir todos), al incursionar (o regresar) en el mundo laboral, ha sido el ser señalados como “sobrecalificados”.

Un adjetivo que más que tomarlo como un halago, es un término central de un diálogo digno de una película de terror para cualquiera que está buscando una oportunidad laboral, una oportunidad para crecer, probarse a sí mismo y también siendo realistas para poder solventar gastos, compromisos y cumplir sueños que uno va adquiriendo conforme va alcanzando la edad adulta.

Cuando egresé de la licenciatura, el escenario al que me enfrenté fue complicado ya que en mi CV me faltaban habilidades, conocimientos, experiencias y certificaciones para aspirar a los puestos que tanto deseaba; debajo de mi brazo sólo contaba con mis sueños, un buen récord académico y la motivación de brindarle y retribuirle a mi familia lo mucho que han hecho por mí. Toqué varias puertas sin éxito y el sentirme atado económicamente empezó a tener influencia en mi persona. Tomé un trabajo como agente telefónico de una compañía conocida específicamente en el departamento de quejas; en perspectiva, aunque no era lo que yo había estudiado, se reforzó considerablemente mi manejo del idioma inglés en cuanto al momento de hablarlo así como el desarrollo de la tolerancia a la frustración y forjamiento del carácter.

Después de un tiempo, ingreso a la maestría y además del conocimiento, certificaciones, experiencias y habilidades adquiridas, logré vislumbrar mejor el impacto de mi profesión y ahora con un CV más robusto, decidí probar nuevamente suerte en el ámbito laboral y fue entonces cuando conocí este vocablo tan temido: “sobrecalificado”. Cuando lo escuché por primera vez, dije: Recórcholis, pasé de ‘el no sé qué voy a hacer contigo o en qué me puedes contribuir’ a ‘te pasaste’.

Por otro lado, tanto colegas como yo nos hemos enfrentado a lo “cuadrado” que en ocasiones pueden ser algunas disposiciones. Entre mis anécdotas les comparto que, ya con título en mano de la maestría, en una ocasión me postulé en una Universidad para impartir la asignatura de ‘Metodología de la Investigación’ y recuerdo que la coordinadora Académica, durante la entrevista, de un estante tomó un manual que indicaba las carreras que podían impartir dicha asignatura (obviamente la mía no iba a estar) y se me negó esa oportunidad porque la mía no se encontraba en ese listado; lo irónico de todo es que mi formación básicamente se centra en hacer investigación.

Tiempo después, regreso a las aulas y al laboratorio para cursar el doctorado y es precisamente aquí cuando empiezo a ver la luz al final del túnel. Si bien es cierto que el ser “sobrecalificado” ahora se encontraba en marquesinas rodeadas de focos led, las competencias, experiencias, habilidades y vivencias alcanzadas en esta etapa ampliaron más mi visión y no sólo abrieron puertas sino también ventanas. Entendí que no deja de ser retador el encontrar nuestro sitio en el mundo laboral; habrá ocasiones en que no se vea, valore y dimensione todo lo que podemos aportar pero habrá otras en donde con apremio solicitaran a alguien con nuestro perfil (aplica para todo, no sólo en lo laboral). La clave está en no bajar la guardia, persistir, buscar en los espacios en dónde se busque nuestro perfil y estar atento a cualquier oportunidad que surja para tomarla.

El tiempo en el que las oportunidades se presentan para cada persona es relativo; a unos les llega más temprano o más tarde pero se da y llega a quien le corresponde vivirla y en el momento justo. Si has experimentado esta situación, no te desesperes, se lee y dice fácil, pero para quien lucha con su cara al sol, es perseverante y mantiene viva su motivación, él éxito está garantizado.

Un abrazo, buen fin de semana.

Dr. José Pablo Lovio Fragoso. Sistema Nacional de Investigadores Nivel Candidato.

Laboratorio de Cultivo de Tejidos y Biología Molecular de Plantas.

Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas. Unison.