/ sábado 11 de diciembre de 2021

Café Internet | El joven que revolucionó el periodismo en Sonora

El evento organizado hace unos días en Empalme, Sonora en donde el gobierno de México pidió perdón a los familiares del periodista Alfredo Jiménez Mota desaparecido el pasado 2 de abril del 2005, nos trajo amargos recuerdos de ese suceso a quienes compartimos una sala de redacción con él.

Por eso me gustaría remontarme un poco más atrás y aunque no soy quien tiene los mejores recuerdos del Alfredo, sí me gustaría poner mi granito de arena para dar a conocer lo valioso que era en esa época.

Recuerdo cuando Jiménez Mota fue contratado por El Imparcial, “es un morro que se hará cargo de la policiaca y viene de trabajar en varios medios de Sinaloa”, me comentaron por ahí sobre su llegada.

En muy poco tiempo Alfredo Jiménez demostró que tenía una genética diferente para ejercer el periodismo en Sonora, era un reportero que ya tenía experiencia sobre el tema y al mismo tiempo la juventud y energía para desarrollar cualquier investigación que se le pusiera enfrente.

Sus reportajes, artículos, en general todo lo que el Alfredo producía, tenía un gran impacto entre los lectores, hay que recordar que en los años 2004 y 2005 las redes sociales todavía no desarrollaban todo su potencial y el periódico, no el digital, el impreso, era uno de los principales medios con los que toda la ciudadanía se informaba.

El Alfredo, en muy poco tiempo, revolucionó el periodismo de investigación relacionado con el narcotráfico, en Sonora jamás alguien se había atrevido a publicar algo así, pero tristemente fue su desaparición la que terminó de tajo esa forma de hacer periodismo en el Estado.

En mi opinión personal, y en base a las veces que lo traté, les puedo asegurar que el Alfredo, a pesar de tener una apariencia bastante dura, era un tipo noble, que siempre se preocupaba por sus compañeros de trabajo.

Lo recuerdo también como un apasionado del deporte, principalmente del boxeo, siempre se acercaba a la redacción deportiva a platicar sobre ese tema y muchas veces acompañó al reportero de esa fuente a varios eventos pugilísticos.

Su desaparición nos cayó como un balde de agua helada, recuerdo esos días como muy oscuros, en la sala de redacción se vivía un sentimiento de desesperanza y de indefensión.

Formamos brigadas y salimos a buscarlo y cuando vino el presidente Vicente Fox a Hermosillo, le exigimos justicia, obviamente nada pasó, solamente promesas de que pronto darían con su paradero.

Ya pasaron 16 años y en ese lapso se dieron a conocer muchas conjeturas sobre lo que le pasó al Alfredo, pero ninguna de ellas confirmada.

El recuerdo de lo sucedido es sin duda una pesadilla para todos los que fuimos sus compañeros de trabajo, para su padres y familiares que han vivido una odisea, para todos aquellos que han buscado justicia y al mismo tiempo se ha convertido en un estandarte en esa lucha por mayores garantías para poder ejercer el periodismo en México.

El evento organizado hace unos días en Empalme, Sonora en donde el gobierno de México pidió perdón a los familiares del periodista Alfredo Jiménez Mota desaparecido el pasado 2 de abril del 2005, nos trajo amargos recuerdos de ese suceso a quienes compartimos una sala de redacción con él.

Por eso me gustaría remontarme un poco más atrás y aunque no soy quien tiene los mejores recuerdos del Alfredo, sí me gustaría poner mi granito de arena para dar a conocer lo valioso que era en esa época.

Recuerdo cuando Jiménez Mota fue contratado por El Imparcial, “es un morro que se hará cargo de la policiaca y viene de trabajar en varios medios de Sinaloa”, me comentaron por ahí sobre su llegada.

En muy poco tiempo Alfredo Jiménez demostró que tenía una genética diferente para ejercer el periodismo en Sonora, era un reportero que ya tenía experiencia sobre el tema y al mismo tiempo la juventud y energía para desarrollar cualquier investigación que se le pusiera enfrente.

Sus reportajes, artículos, en general todo lo que el Alfredo producía, tenía un gran impacto entre los lectores, hay que recordar que en los años 2004 y 2005 las redes sociales todavía no desarrollaban todo su potencial y el periódico, no el digital, el impreso, era uno de los principales medios con los que toda la ciudadanía se informaba.

El Alfredo, en muy poco tiempo, revolucionó el periodismo de investigación relacionado con el narcotráfico, en Sonora jamás alguien se había atrevido a publicar algo así, pero tristemente fue su desaparición la que terminó de tajo esa forma de hacer periodismo en el Estado.

En mi opinión personal, y en base a las veces que lo traté, les puedo asegurar que el Alfredo, a pesar de tener una apariencia bastante dura, era un tipo noble, que siempre se preocupaba por sus compañeros de trabajo.

Lo recuerdo también como un apasionado del deporte, principalmente del boxeo, siempre se acercaba a la redacción deportiva a platicar sobre ese tema y muchas veces acompañó al reportero de esa fuente a varios eventos pugilísticos.

Su desaparición nos cayó como un balde de agua helada, recuerdo esos días como muy oscuros, en la sala de redacción se vivía un sentimiento de desesperanza y de indefensión.

Formamos brigadas y salimos a buscarlo y cuando vino el presidente Vicente Fox a Hermosillo, le exigimos justicia, obviamente nada pasó, solamente promesas de que pronto darían con su paradero.

Ya pasaron 16 años y en ese lapso se dieron a conocer muchas conjeturas sobre lo que le pasó al Alfredo, pero ninguna de ellas confirmada.

El recuerdo de lo sucedido es sin duda una pesadilla para todos los que fuimos sus compañeros de trabajo, para su padres y familiares que han vivido una odisea, para todos aquellos que han buscado justicia y al mismo tiempo se ha convertido en un estandarte en esa lucha por mayores garantías para poder ejercer el periodismo en México.