/ lunes 13 de julio de 2020

Casa de las ideas | Luis Eduardo Aute, In Memoriam

Tal vez algunos de ustedes, amigos míos, estén familiarizados con Luis Eduardo Aute y su música. Otros quizá lo conozcan en forma muy superficial, y algunos más probablemente no lo conozcan para nada. Sea cual sea el caso, me parece oportuno y procedente platicarles un poco acerca de este brillante autor/compositor, maravilloso ser humano, y sobre su destacada trayectoria en el mundo de la cultura y las artes en general.

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Luis Eduardo Aute, junto con Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat, en mi opinión y en la de muchos aficionados al género musical del “nuevo canto” o “trova nueva”, integra la tercia suprema de insignes cantautores españoles de los tiempos modernos. Son en verdad unos grandes íconos musicales, ídolos no sólo en España, sino en muchas otras partes del mundo.

Luis Eduardo Aute nació en Manila, capital de Filipinas, el 13 de septiembre de 1943. Su padre, Gumersindo Aute Junquera, había nacido en Barcelona, hijo de padres andaluces, y a los 18 años se fue a trabajar a Manila, donde conoció a la que se convirtió en su mujer, Amparo Gutiérrez-Répide Carpi, una española hija de una valenciana y un santanderino.

En su niñez, Luis Eduardo estudió en el Colegio de La Salle, donde aprendió inglés, ya que toda la enseñanza se impartía en ese idioma; además hablaba tagalo, que aprendió en el día a día, español y catalán, que utilizó con su familia. Desde niño mostró gran habilidad como dibujante y pintor. Otra pasión temprana fue el cine, especialmente desde que sus padres le regalaron una cámara de ocho milímetros con la que realizó diversas películas con sus amigos.

A los ocho años viajó por primera vez a España. En Madrid, acompañando a la orquesta del Hotel Avenida, cantó por primera vez en público, interpretando la canción “Las hojas muertas” (Les Feuilles Mortes en francés, o Autumn Leaves en inglés). A los nueve años vio por primera vez “On The Waterfront” película estelarizada por el joven Marlon Brando, que recibiera un Óscar por su soberbia actuación en dicho film. Esta película marcó a Aute en forma notable, y lo llevó a escribir en el idioma inglés sus primeros poemas. Otra película que influyó en esa época en él, fue “Niágara”, donde descubrió la sensualidad y el erotismo de Marilyn Monroe.

En 1966 escribió sus primeras cinco canciones: Don Ramón, Made in Spain, Rojo Sobre Negro, Aleluya #1 y Rosas En El Mar. Estas dos últimas melodías fueron grandes éxitos de la cantante Massiel. Entre 1967 y 1968 publicó varios temas sueltos (Los Burgueses, Mi Tierra, Mi Gente, Niño De Nada, Slowly, Clamo Al Firmamento y Tiempo De Amores), y su primer álbum, “Diálogos de Rodrigo y Gimena”.

En 1972, RCA Victor publicó el disco recopilatorio Álbum (1966-67), con temas ya publicados, y al año siguiente Rosa León presentó su primer disco, en el que se incluyen siete canciones originales de Aute, entre ellas Las Cuatro y Diez, De Alguna Manera y La Secretaria Ideal.

Aute falleció recientemente, el pasado sábado 4 de abril de 2020, a los setenta y seis años de edad, en un hospital de Madrid en el que había sido internado veinticuatro horas antes. Hasta la fecha, su familia no ha podido saber con certeza si falleció por el Covid-19.

Yo lo descubrí un tanto tardíamente, a finales de los 90, previo al inicio del tercer milenio, cuando Aute estaba en el pináculo de su trayectoria, en pleno florecimiento de su fecunda inspiración, y fue gracias a un CD que grabó en vivo con el cantautor cubano Silvio Rodríguez. Ahí me enganché con su música, que me cautivó, y desde entonces me convertí en devoto “fan” suyo. A partir de entonces, me dediqué a coleccionar todos los discos de él que pude encontrar en las discotecas locales, o de otras partes. Puedo decir que obran en mi poder la gran mayoría de los discos que grabó, salvo quizá dos o tres.

El diario español “El País” publicó a raíz de su muerte: “Aute, el hombre del que nadie habló mal”. Nadie habló nunca mal de Aute. Tampoco se recuerdan ataques furibundos contra él en vida, ni batallas enconadas, pese a que mantuviera a lo largo de toda su vida una exigencia ética y estética de altura. Allá donde fue sembró generosidad, cercanía y cariño, sin esperar nada a cambio. Por el mero y grandioso placer de entregarse. Entre sus rarezas queda la de ser esencial y orgánicamente bueno”.

Julio Quijano, en la sección “Espectáculos” del diario El Universal (05/04/2020), escribió respecto a Aute: “A Aute no hay que sepultarlo. Sería injusto porque en vida, él nunca sepultó sus utopías. Escribía a pesar de que era doloroso. Pintaba a pesar de que su mayor fama era la de cantautor. Hacía la revolución a pesar de la Iglesia, de la caída del muro de Berlín, del desmoronamiento de la Cuba de Fidel Castro, y a pesar de las fantasías sensuales que nunca cumplió”.

Aute dejó 20 discos de larga duración, 400 canciones, 20 exposiciones, 4 películas y 20 libros… y una utopía: “el hombre aún puede salvarse”.

Entre los sugestivos títulos de sus composiciones más bellas están: “Cuando Duermes”, “Días De Amores”, “En Ti”, “Humo Sobre Humo”, “L’amour Avec Toi”, “Polvo Enamorado”, “Prodigios”, “Sin Tu Latido”, “Solo Tu Cuerpo”, “Tarde, Muy Tarde”, “Todo Es Mentira”, “Dos O Tres Segundos De Ternura”, “A Día De Hoy”, “A Por El Mar”, “Abrázame”, “Acaso Una Mirada”, “Al Alba”, “Albanta”, “Aleluya #1”, “Alevosía”, “Alma”, “Amor”, “Amor Te Digo Esta Palabra”, “Anda”, “Animal”, “Ay De Ti, Ay De Mí”, “Besos Como Balas”, “Cada Vez Que Me Amas”, “Cinco Minutos”, “Con Un Beso Por Fusil”.

“Cuando Dos Cuerpos”, “Cuéntame Una Tontería”, “Cuerpo A Cuerpo”, “De Alguna Manera”, “De La Luz Y La Sombra”, “De Noche Todo El Día”, “De Paso”, “De Tripas Corazón”, “De Tu Ruido”, “Dentro”, “Deseo”, “El Resto Es Humo”, “El Viento, El Tiempo”, “Esta Noche”, “Estúpida Manía Circular”, “Giraluna”, “Imaginación”, “Imán De Mujer”, “Las Cuatro Y Diez”, “Me Va La Vida En Ello”, “Mira Que Eres Canalla”, “ Mirándonos Los Dos”, “Mojándolo Todo”, “No Te Desnudes Todavía”, “Polvo Enamorado”, “Querencia”, “Quiero Vivir Contigo”, “Slowly”, “Un Ramo De Viento”, “Volver a verte”…

Títulos de melodías que son, cada uno de ellos, un himno al amor y a la sensualidad, sugestivos, con profundidad y sugerencias de intimidad, y atisbos indiscretos apenas dibujados, pero sumamente evocadores.

Al estar enumerando una parte de la abundante producción musical de Aute, se me ocurre pensar que si tomamos los títulos de sus canciones, y los combinamos de manera adecuada, podríamos componer un hermoso poema, con sutiles y sugestivos toques eróticos, pero rindiendo siempre un tributo romántico al amor, en todas sus formas y manifestaciones.

Luis Eduardo Aute se ha ido. Ya no está físicamente allá en España, acá en México, o en cualquier otro sitio. Pero permanecen y permanecerán por siempre sus canciones. Nos ha quedado su voz, dulce y melodiosa, inmortalizada en un montón de discos. Esa voz inolvidable que escucho resonar en mi mente, entonando la canción que, entre todas las que compuso, es mi favorita: “Sin tu latido”

“Y le hablo y le suelto

Una sonrisa, una blasfemia y dos derrotas,

Vuelvo al cabo a tus ojos

Y duermo con tu nombre besando mi boca.

Ay, amor mío

Qué terriblemente absurdo es estar vivo,

Sin el alma de tu cuerpo, sin tu latido

Sin tu latido…”

Si a ustedes, a ti querida amiga o a ti querido amigo, no les es familiar la música de Luis Eduardo Aute, les sugiero que la escuchen, pero que la escuchen con mucha atención, no sólo con sus oídos, sino principalmente con el corazón, porque ahí está el destino fundamental de la música de este enorme cantautor, que por desgracia ha desaparecido.

Con ese propósito, próximamente les haré entrega de una compilación de canciones de Aute, que he seleccionado de mi colección, especialmente para ustedes, queridos amigos míos.

Tal vez algunos de ustedes, amigos míos, estén familiarizados con Luis Eduardo Aute y su música. Otros quizá lo conozcan en forma muy superficial, y algunos más probablemente no lo conozcan para nada. Sea cual sea el caso, me parece oportuno y procedente platicarles un poco acerca de este brillante autor/compositor, maravilloso ser humano, y sobre su destacada trayectoria en el mundo de la cultura y las artes en general.

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Luis Eduardo Aute, junto con Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat, en mi opinión y en la de muchos aficionados al género musical del “nuevo canto” o “trova nueva”, integra la tercia suprema de insignes cantautores españoles de los tiempos modernos. Son en verdad unos grandes íconos musicales, ídolos no sólo en España, sino en muchas otras partes del mundo.

Luis Eduardo Aute nació en Manila, capital de Filipinas, el 13 de septiembre de 1943. Su padre, Gumersindo Aute Junquera, había nacido en Barcelona, hijo de padres andaluces, y a los 18 años se fue a trabajar a Manila, donde conoció a la que se convirtió en su mujer, Amparo Gutiérrez-Répide Carpi, una española hija de una valenciana y un santanderino.

En su niñez, Luis Eduardo estudió en el Colegio de La Salle, donde aprendió inglés, ya que toda la enseñanza se impartía en ese idioma; además hablaba tagalo, que aprendió en el día a día, español y catalán, que utilizó con su familia. Desde niño mostró gran habilidad como dibujante y pintor. Otra pasión temprana fue el cine, especialmente desde que sus padres le regalaron una cámara de ocho milímetros con la que realizó diversas películas con sus amigos.

A los ocho años viajó por primera vez a España. En Madrid, acompañando a la orquesta del Hotel Avenida, cantó por primera vez en público, interpretando la canción “Las hojas muertas” (Les Feuilles Mortes en francés, o Autumn Leaves en inglés). A los nueve años vio por primera vez “On The Waterfront” película estelarizada por el joven Marlon Brando, que recibiera un Óscar por su soberbia actuación en dicho film. Esta película marcó a Aute en forma notable, y lo llevó a escribir en el idioma inglés sus primeros poemas. Otra película que influyó en esa época en él, fue “Niágara”, donde descubrió la sensualidad y el erotismo de Marilyn Monroe.

En 1966 escribió sus primeras cinco canciones: Don Ramón, Made in Spain, Rojo Sobre Negro, Aleluya #1 y Rosas En El Mar. Estas dos últimas melodías fueron grandes éxitos de la cantante Massiel. Entre 1967 y 1968 publicó varios temas sueltos (Los Burgueses, Mi Tierra, Mi Gente, Niño De Nada, Slowly, Clamo Al Firmamento y Tiempo De Amores), y su primer álbum, “Diálogos de Rodrigo y Gimena”.

En 1972, RCA Victor publicó el disco recopilatorio Álbum (1966-67), con temas ya publicados, y al año siguiente Rosa León presentó su primer disco, en el que se incluyen siete canciones originales de Aute, entre ellas Las Cuatro y Diez, De Alguna Manera y La Secretaria Ideal.

Aute falleció recientemente, el pasado sábado 4 de abril de 2020, a los setenta y seis años de edad, en un hospital de Madrid en el que había sido internado veinticuatro horas antes. Hasta la fecha, su familia no ha podido saber con certeza si falleció por el Covid-19.

Yo lo descubrí un tanto tardíamente, a finales de los 90, previo al inicio del tercer milenio, cuando Aute estaba en el pináculo de su trayectoria, en pleno florecimiento de su fecunda inspiración, y fue gracias a un CD que grabó en vivo con el cantautor cubano Silvio Rodríguez. Ahí me enganché con su música, que me cautivó, y desde entonces me convertí en devoto “fan” suyo. A partir de entonces, me dediqué a coleccionar todos los discos de él que pude encontrar en las discotecas locales, o de otras partes. Puedo decir que obran en mi poder la gran mayoría de los discos que grabó, salvo quizá dos o tres.

El diario español “El País” publicó a raíz de su muerte: “Aute, el hombre del que nadie habló mal”. Nadie habló nunca mal de Aute. Tampoco se recuerdan ataques furibundos contra él en vida, ni batallas enconadas, pese a que mantuviera a lo largo de toda su vida una exigencia ética y estética de altura. Allá donde fue sembró generosidad, cercanía y cariño, sin esperar nada a cambio. Por el mero y grandioso placer de entregarse. Entre sus rarezas queda la de ser esencial y orgánicamente bueno”.

Julio Quijano, en la sección “Espectáculos” del diario El Universal (05/04/2020), escribió respecto a Aute: “A Aute no hay que sepultarlo. Sería injusto porque en vida, él nunca sepultó sus utopías. Escribía a pesar de que era doloroso. Pintaba a pesar de que su mayor fama era la de cantautor. Hacía la revolución a pesar de la Iglesia, de la caída del muro de Berlín, del desmoronamiento de la Cuba de Fidel Castro, y a pesar de las fantasías sensuales que nunca cumplió”.

Aute dejó 20 discos de larga duración, 400 canciones, 20 exposiciones, 4 películas y 20 libros… y una utopía: “el hombre aún puede salvarse”.

Entre los sugestivos títulos de sus composiciones más bellas están: “Cuando Duermes”, “Días De Amores”, “En Ti”, “Humo Sobre Humo”, “L’amour Avec Toi”, “Polvo Enamorado”, “Prodigios”, “Sin Tu Latido”, “Solo Tu Cuerpo”, “Tarde, Muy Tarde”, “Todo Es Mentira”, “Dos O Tres Segundos De Ternura”, “A Día De Hoy”, “A Por El Mar”, “Abrázame”, “Acaso Una Mirada”, “Al Alba”, “Albanta”, “Aleluya #1”, “Alevosía”, “Alma”, “Amor”, “Amor Te Digo Esta Palabra”, “Anda”, “Animal”, “Ay De Ti, Ay De Mí”, “Besos Como Balas”, “Cada Vez Que Me Amas”, “Cinco Minutos”, “Con Un Beso Por Fusil”.

“Cuando Dos Cuerpos”, “Cuéntame Una Tontería”, “Cuerpo A Cuerpo”, “De Alguna Manera”, “De La Luz Y La Sombra”, “De Noche Todo El Día”, “De Paso”, “De Tripas Corazón”, “De Tu Ruido”, “Dentro”, “Deseo”, “El Resto Es Humo”, “El Viento, El Tiempo”, “Esta Noche”, “Estúpida Manía Circular”, “Giraluna”, “Imaginación”, “Imán De Mujer”, “Las Cuatro Y Diez”, “Me Va La Vida En Ello”, “Mira Que Eres Canalla”, “ Mirándonos Los Dos”, “Mojándolo Todo”, “No Te Desnudes Todavía”, “Polvo Enamorado”, “Querencia”, “Quiero Vivir Contigo”, “Slowly”, “Un Ramo De Viento”, “Volver a verte”…

Títulos de melodías que son, cada uno de ellos, un himno al amor y a la sensualidad, sugestivos, con profundidad y sugerencias de intimidad, y atisbos indiscretos apenas dibujados, pero sumamente evocadores.

Al estar enumerando una parte de la abundante producción musical de Aute, se me ocurre pensar que si tomamos los títulos de sus canciones, y los combinamos de manera adecuada, podríamos componer un hermoso poema, con sutiles y sugestivos toques eróticos, pero rindiendo siempre un tributo romántico al amor, en todas sus formas y manifestaciones.

Luis Eduardo Aute se ha ido. Ya no está físicamente allá en España, acá en México, o en cualquier otro sitio. Pero permanecen y permanecerán por siempre sus canciones. Nos ha quedado su voz, dulce y melodiosa, inmortalizada en un montón de discos. Esa voz inolvidable que escucho resonar en mi mente, entonando la canción que, entre todas las que compuso, es mi favorita: “Sin tu latido”

“Y le hablo y le suelto

Una sonrisa, una blasfemia y dos derrotas,

Vuelvo al cabo a tus ojos

Y duermo con tu nombre besando mi boca.

Ay, amor mío

Qué terriblemente absurdo es estar vivo,

Sin el alma de tu cuerpo, sin tu latido

Sin tu latido…”

Si a ustedes, a ti querida amiga o a ti querido amigo, no les es familiar la música de Luis Eduardo Aute, les sugiero que la escuchen, pero que la escuchen con mucha atención, no sólo con sus oídos, sino principalmente con el corazón, porque ahí está el destino fundamental de la música de este enorme cantautor, que por desgracia ha desaparecido.

Con ese propósito, próximamente les haré entrega de una compilación de canciones de Aute, que he seleccionado de mi colección, especialmente para ustedes, queridos amigos míos.