/ viernes 2 de octubre de 2020

Casa de las ideas | ¿Más de lo mismo?

Pues bien, se fue septiembre con su cauda de malas vibras. Un septiembre que dejó una multitud de secuelas predominantemente negativas, a juzgar por todo lo que sucedió en nuestra región, y en el país en general. Sin la menor sombra de duda, septiembre fue un mes sumamente pesado, desde el punto de vista del ciudadano común que sufre y no encuentra salida a los problemas que le llueven por todos lados, generando el decaído estado de ánimo que se percibe por doquier, en cualquiera de las regiones del país.

Nos encontramos ya en el mes de octubre; el mes de las hojas muertas y de las lunas hermosas, redondas y grandotas, que han inspirado tantos poemas y bellas canciones. Octubre representa el tiempo de otoño, que evoca sentimientos románticos, y que corre del 21 de septiembre hasta el 21 de diciembre. El otoño es una estación que, según afirma mi señora esposa, no existe en Sonora. Ella dice y sostiene que aquí, en nuestra región, pasamos de sopetón del verano ardiente a un invierno que, normalmente, es templado y ocasionalmente con bajas temperaturas en los valles y las costas de nuestro Sonora. En las sierras altas, la cosa es desde luego diferente.

Por lo menos aquí, en este desnaranjado Hermosillo, no disfrutamos de esa estación tan hermosa y sugerente como lo es el otoño, cuando las hojas empiezan a caer de los árboles, y las que no caen y se mantienen, se ponen de color amarillo, ocre y de un encendido tono naranja-rojizo. Pero eso, claro está, sucede en otros lugares que tienen un clima diferente al nuestro, y cuyos habitantes en cierta forma y sentido son más afortunados que nosotros.

Desde el punto de vista político, económico y social, me pregunto: ¿qué nos espera en octubre? Y la razón me responde: más de lo mismo, y con toda seguridad nos viene una ración mucho más abundante de lo que hemos tenido desde que las hordas destructoras de Morena y la 4T asumieron el poder y el control del país. Así lo indica la ley de las probabilidades, y de conformidad con lo que ha ocurrido en los casi dos años que llevamos soportando al tiranuelo pueblerino que fuera elegido por algo más de 30 millones de ciudadanos encabronados y extraviados de la mente que, en un paroxismo de irracionalidad, decidieron deshacerse de la corrupta chusma priista, y optaron por sustituirla por la corrupta chusma morenista. Una permuta estúpida que equivale a lo que popularmente se dice “salir de Guatemala para entrar en guatepeor”.

Los hechos confirman, una vez más, que las decisiones de tan grande importancia y trascendencia jamás se deben tomar con la cabeza caliente, cuando la sangre hierve y la rabia nubla el pensamiento y bloquea por completo el razonamiento. Los hechos también demuestran que, en casos como este, la llevada y traída democracia resulta el peor de los sistemas. Una democracia defectuosa e imperfecta que, puesta a disposición de un pueblo empobrecido, deficientemente educado, inculto, perpetuamente manipulado, y a ojos vista desubicado por los resabios, el rencor, la marginación y las carencias, permitió que la contaminada voluntad de una minoría enfurecida prevaleciera sobra la apatía y la dejadez de una mayoría, una parte de la cual votó en sentido diferente, y la otra, infinitamente más abundante y cuantiosa, simplemente se abstuvo, con los resultados catastróficos que estamos padeciendo, en todos los sentidos y en todos los renglones, los 130 millones de mexicanos que somos en la actualidad.

Faltan solamente 59 días para que se cumpla el segundo aniversario del arribo del escarabajo pelotero de Macuspana. Poco menos de dos meses para que dé principio el segundo tercio del período constitucional que le corresponde al déspota de barriada que ha construido su nido en Palacio Nacional.

La gran tragedia nacional se sigue ampliando y profundizando, y prácticamente no queda un solo renglón de la administración federal que no haya sido tocado por la mano maléfica de López y ese indescriptible equipo de esbirros que muchos han comparado con floreros, dada su inutilidad como funcionarios, y que han demostrado servir solamente como patéticos motivos decorativos. De arriba a abajo y de un lado a otro, la inservible estructura humana que ha conformado López para que le acompañen en su intento de gobernar a México, ha demostrado su inutilidad, y los pocos que tenían los mejores perfiles ya han renunciado, o están a punto de renunciar.

Lo que está quedando para el resto del sexenio es masquiña pura, utilizando un conocido concepto beisbolero. Y desde luego, ya podemos anticipar lo que va a ocurrir con el país, que ya muestra signos claros de desmoronamiento en todos los rubros, y que al quedar en las peores manos posibles, terminará convertido final e inevitablemente en un humeante conjunto de ruinas.

Pero en vías de mientras, muchos de los elementos más representativos de ese equipo de demolición, que no de transformación y de renovación nacional, se preparan para contender por los cargos electorales que se disputarán en las elecciones que se llevarán a cabo dentro de escasos ocho meses, al principiar el mes de junio de 2021.

Desde las presidencias municipales de las ciudades más grandes e importantes del país, hasta los poblados más pequeños e insignificantes, pasando por las importantísimas diputaciones estatales y federales, y llegando hasta las 15 gubernaturas que estarán en disputa, el efecto de la brutal embestida de los buscahuesos será equivalente al ataque de una de esas devastadoras plagas de langostas, que devoran todo a su paso y al desaparecer dejan todo convertido en un páramo yermo, desolado y desierto.

Más de lo mismo, repiten los ecos que resuenan por todos los rincones de la patria dolida y sufriente, que nos dicen a las claras que no hay nada nuevo bajo el sol político. Más de lo que siempre hemos tenido y experimentado. Las herrumbrosas maquinarias que existen en los diferentes partidos, los mangoneadores que ocupan las dirigencias, y sus serviles contlapaches, calientan ya los motores de sus divisiones panzer para la invasión electoral que viene en 2021. Y esa invasión será de pronósticos reservados, de acuerdo a las primeras evidencias.

La efervescencia en el campo de las aspiraciones electorales está en pleno apogeo. Y eso que todavía faltan ocho meses completos para el día de las elecciones. Tan calientes andan los aspirantes a los diversos cargos que estarán en disputa, que algunos han decidido arriesgar el pellejo ante una posible sanción del Instituto Estatal Electoral, por adelantarse con descaro y desvergüenza a los tiempos que marca el código en vigor. Se les tuestan las habas por asegurar su nominación, y andan como almas en pena promoviéndose en cuanta tribuna mediática consiguen invitación. Bichos políticos patéticos, por decir lo menos.

Sorpresivamente se anuncia una nueva visita de López a Sonora, en esta ocasión a Hermosillo y otros dos lugares más, entre ellos “casualmente” a Bavispe, tierra natal de “ya-saben-quién”, según dicen algunos columnistas “bien informados”, con el pretexto de entregar los 500 millones de pesos que hace cerca de un año prometió para obras de pavimentación, en Obregón y en Hermosillo.

Suena raro que estando prácticamente por finalizar el año, cuando el presupuesto de inversión de 2020 está próximo a cerrarse, y cuando sabemos que López ha escarbado en todos los rincones arrebañando recursos para sus programas populistas arrambladores de votos, decida repentinamente venir para entregarle a este Estado la nada despreciable suma de 500 millones de morlacos… ¿Cuál pudiera el motivo real de este tardío afán de cumplimiento?

Promover a Célida López Cárdenas en sus sueños de reelección es poco probable, habida cuenta de que Célida nunca ha sido, ni lo va a ser jamás, una morenista de pura cepa y de cuerpo entero. Hasta López, que no se caracteriza precisamente por su agudeza mental, sabe que Célida sigue siendo padrés-ista hasta el tuétano de sus rocaportenses huesitos. Luego entonces, el motivo debe ser otro, que no es fácil de percibir a simple vista: muy probablemente el de respaldar y promover las aspiraciones electorales de Alfonso Durazo Montaño que, por razones fáciles de explicar, sigue siendo objeto de sus afectos y preferencias.

Tan es así que Célida ha terminado por aceptarlo, y ha declarado en forma tajante que no competirá contra Alfonso por la candidatura de Morena a la gubernatura de Sonora. La supuesta entrega de esos 500 millones de pesos resulta entonces una jugada de dos bandas: por un lado la abierta promoción de Durazo, que seguramente vendrá como fauna de acompañamiento del escarabajo pelotero de Tabasco, y por otro lado el granjearse las simpatías de los sonorenses que se mantienen indecisos en lo que concierne al destino de su voto, en las elecciones del próximo año.

Doña Célida por su parte, oportunista y extremadamente hábil en los menesteres cortesanos, recogerá las migajas que produzca esta nueva visita de López a Sonora. Esa es la especialidad de la alcaldesa, y como prueba, ya hemos podido observar en los últimos días la andanada de videítos y mini entrevistas que ha estado ofreciendo para generar en Hermosillo el ambiente popular adecuado.

Siendo como soy de naturaleza profundamente escéptica, yo no me chupo el dedo y no creo lo de la entrega de esos 500 millones de pesos, a estas alturas del año. Pero desde luego, es muy fácil decirlo y casi imposible comprobarlo, aunque Célida jure y perjure que el dinero haya entrado en las arcas municipales. No obstante, esa inverosímil entrega servirá perfectamente para endulzar el ambiente previo a la llegada del embustero número uno del país. Es cuestión de esperar, de poner mucha atención, y ya veremos si esta patraña se vuelve realidad, o se convierte en otro cuento de hadas de los muchos que nos han recetado el señor López y sus paniaguados.

Para cerrar con broche de oro estos “Minutos con El Chapo”, vale la pena comentar con ustedes la última tomadura de pelo de López, cuando declaró públicamente que si su popularidad sigue cayendo, y se llegaran a reunir 100 mil mexicanos o algunos más exigiendo su renuncia, no esperaría a la celebración de la consulta popular para la terminación anticipada de su mandato, y se retiraría a Palenque. De nueva cuenta López miente con todos los dientes: Es otra vil tomadura de pelo eso de “si 100 mil o más mexicanos se reúnen para manifestar que no me quieren, me retiro a “La Chingada”, que es el nombre de su hacienda que tiene, efectivamente, en Palenque.

López jamás se irá de motu propio, se congreguen o no 100 mil, un millón, o 10 millones de mexicanos exigiendo su renuncia. Él sabe perfectamente que en una megalópolis habitada por 20 millones de personas no es imposible reunir esa cantidad de personas. Por lo tanto su retirada voluntaria es puro cuento, como todo lo que dice con total desfachatez y desvergüenza, cada vez que se para frente a un micrófono, en cualquier parte.

Pues bien, se fue septiembre con su cauda de malas vibras. Un septiembre que dejó una multitud de secuelas predominantemente negativas, a juzgar por todo lo que sucedió en nuestra región, y en el país en general. Sin la menor sombra de duda, septiembre fue un mes sumamente pesado, desde el punto de vista del ciudadano común que sufre y no encuentra salida a los problemas que le llueven por todos lados, generando el decaído estado de ánimo que se percibe por doquier, en cualquiera de las regiones del país.

Nos encontramos ya en el mes de octubre; el mes de las hojas muertas y de las lunas hermosas, redondas y grandotas, que han inspirado tantos poemas y bellas canciones. Octubre representa el tiempo de otoño, que evoca sentimientos románticos, y que corre del 21 de septiembre hasta el 21 de diciembre. El otoño es una estación que, según afirma mi señora esposa, no existe en Sonora. Ella dice y sostiene que aquí, en nuestra región, pasamos de sopetón del verano ardiente a un invierno que, normalmente, es templado y ocasionalmente con bajas temperaturas en los valles y las costas de nuestro Sonora. En las sierras altas, la cosa es desde luego diferente.

Por lo menos aquí, en este desnaranjado Hermosillo, no disfrutamos de esa estación tan hermosa y sugerente como lo es el otoño, cuando las hojas empiezan a caer de los árboles, y las que no caen y se mantienen, se ponen de color amarillo, ocre y de un encendido tono naranja-rojizo. Pero eso, claro está, sucede en otros lugares que tienen un clima diferente al nuestro, y cuyos habitantes en cierta forma y sentido son más afortunados que nosotros.

Desde el punto de vista político, económico y social, me pregunto: ¿qué nos espera en octubre? Y la razón me responde: más de lo mismo, y con toda seguridad nos viene una ración mucho más abundante de lo que hemos tenido desde que las hordas destructoras de Morena y la 4T asumieron el poder y el control del país. Así lo indica la ley de las probabilidades, y de conformidad con lo que ha ocurrido en los casi dos años que llevamos soportando al tiranuelo pueblerino que fuera elegido por algo más de 30 millones de ciudadanos encabronados y extraviados de la mente que, en un paroxismo de irracionalidad, decidieron deshacerse de la corrupta chusma priista, y optaron por sustituirla por la corrupta chusma morenista. Una permuta estúpida que equivale a lo que popularmente se dice “salir de Guatemala para entrar en guatepeor”.

Los hechos confirman, una vez más, que las decisiones de tan grande importancia y trascendencia jamás se deben tomar con la cabeza caliente, cuando la sangre hierve y la rabia nubla el pensamiento y bloquea por completo el razonamiento. Los hechos también demuestran que, en casos como este, la llevada y traída democracia resulta el peor de los sistemas. Una democracia defectuosa e imperfecta que, puesta a disposición de un pueblo empobrecido, deficientemente educado, inculto, perpetuamente manipulado, y a ojos vista desubicado por los resabios, el rencor, la marginación y las carencias, permitió que la contaminada voluntad de una minoría enfurecida prevaleciera sobra la apatía y la dejadez de una mayoría, una parte de la cual votó en sentido diferente, y la otra, infinitamente más abundante y cuantiosa, simplemente se abstuvo, con los resultados catastróficos que estamos padeciendo, en todos los sentidos y en todos los renglones, los 130 millones de mexicanos que somos en la actualidad.

Faltan solamente 59 días para que se cumpla el segundo aniversario del arribo del escarabajo pelotero de Macuspana. Poco menos de dos meses para que dé principio el segundo tercio del período constitucional que le corresponde al déspota de barriada que ha construido su nido en Palacio Nacional.

La gran tragedia nacional se sigue ampliando y profundizando, y prácticamente no queda un solo renglón de la administración federal que no haya sido tocado por la mano maléfica de López y ese indescriptible equipo de esbirros que muchos han comparado con floreros, dada su inutilidad como funcionarios, y que han demostrado servir solamente como patéticos motivos decorativos. De arriba a abajo y de un lado a otro, la inservible estructura humana que ha conformado López para que le acompañen en su intento de gobernar a México, ha demostrado su inutilidad, y los pocos que tenían los mejores perfiles ya han renunciado, o están a punto de renunciar.

Lo que está quedando para el resto del sexenio es masquiña pura, utilizando un conocido concepto beisbolero. Y desde luego, ya podemos anticipar lo que va a ocurrir con el país, que ya muestra signos claros de desmoronamiento en todos los rubros, y que al quedar en las peores manos posibles, terminará convertido final e inevitablemente en un humeante conjunto de ruinas.

Pero en vías de mientras, muchos de los elementos más representativos de ese equipo de demolición, que no de transformación y de renovación nacional, se preparan para contender por los cargos electorales que se disputarán en las elecciones que se llevarán a cabo dentro de escasos ocho meses, al principiar el mes de junio de 2021.

Desde las presidencias municipales de las ciudades más grandes e importantes del país, hasta los poblados más pequeños e insignificantes, pasando por las importantísimas diputaciones estatales y federales, y llegando hasta las 15 gubernaturas que estarán en disputa, el efecto de la brutal embestida de los buscahuesos será equivalente al ataque de una de esas devastadoras plagas de langostas, que devoran todo a su paso y al desaparecer dejan todo convertido en un páramo yermo, desolado y desierto.

Más de lo mismo, repiten los ecos que resuenan por todos los rincones de la patria dolida y sufriente, que nos dicen a las claras que no hay nada nuevo bajo el sol político. Más de lo que siempre hemos tenido y experimentado. Las herrumbrosas maquinarias que existen en los diferentes partidos, los mangoneadores que ocupan las dirigencias, y sus serviles contlapaches, calientan ya los motores de sus divisiones panzer para la invasión electoral que viene en 2021. Y esa invasión será de pronósticos reservados, de acuerdo a las primeras evidencias.

La efervescencia en el campo de las aspiraciones electorales está en pleno apogeo. Y eso que todavía faltan ocho meses completos para el día de las elecciones. Tan calientes andan los aspirantes a los diversos cargos que estarán en disputa, que algunos han decidido arriesgar el pellejo ante una posible sanción del Instituto Estatal Electoral, por adelantarse con descaro y desvergüenza a los tiempos que marca el código en vigor. Se les tuestan las habas por asegurar su nominación, y andan como almas en pena promoviéndose en cuanta tribuna mediática consiguen invitación. Bichos políticos patéticos, por decir lo menos.

Sorpresivamente se anuncia una nueva visita de López a Sonora, en esta ocasión a Hermosillo y otros dos lugares más, entre ellos “casualmente” a Bavispe, tierra natal de “ya-saben-quién”, según dicen algunos columnistas “bien informados”, con el pretexto de entregar los 500 millones de pesos que hace cerca de un año prometió para obras de pavimentación, en Obregón y en Hermosillo.

Suena raro que estando prácticamente por finalizar el año, cuando el presupuesto de inversión de 2020 está próximo a cerrarse, y cuando sabemos que López ha escarbado en todos los rincones arrebañando recursos para sus programas populistas arrambladores de votos, decida repentinamente venir para entregarle a este Estado la nada despreciable suma de 500 millones de morlacos… ¿Cuál pudiera el motivo real de este tardío afán de cumplimiento?

Promover a Célida López Cárdenas en sus sueños de reelección es poco probable, habida cuenta de que Célida nunca ha sido, ni lo va a ser jamás, una morenista de pura cepa y de cuerpo entero. Hasta López, que no se caracteriza precisamente por su agudeza mental, sabe que Célida sigue siendo padrés-ista hasta el tuétano de sus rocaportenses huesitos. Luego entonces, el motivo debe ser otro, que no es fácil de percibir a simple vista: muy probablemente el de respaldar y promover las aspiraciones electorales de Alfonso Durazo Montaño que, por razones fáciles de explicar, sigue siendo objeto de sus afectos y preferencias.

Tan es así que Célida ha terminado por aceptarlo, y ha declarado en forma tajante que no competirá contra Alfonso por la candidatura de Morena a la gubernatura de Sonora. La supuesta entrega de esos 500 millones de pesos resulta entonces una jugada de dos bandas: por un lado la abierta promoción de Durazo, que seguramente vendrá como fauna de acompañamiento del escarabajo pelotero de Tabasco, y por otro lado el granjearse las simpatías de los sonorenses que se mantienen indecisos en lo que concierne al destino de su voto, en las elecciones del próximo año.

Doña Célida por su parte, oportunista y extremadamente hábil en los menesteres cortesanos, recogerá las migajas que produzca esta nueva visita de López a Sonora. Esa es la especialidad de la alcaldesa, y como prueba, ya hemos podido observar en los últimos días la andanada de videítos y mini entrevistas que ha estado ofreciendo para generar en Hermosillo el ambiente popular adecuado.

Siendo como soy de naturaleza profundamente escéptica, yo no me chupo el dedo y no creo lo de la entrega de esos 500 millones de pesos, a estas alturas del año. Pero desde luego, es muy fácil decirlo y casi imposible comprobarlo, aunque Célida jure y perjure que el dinero haya entrado en las arcas municipales. No obstante, esa inverosímil entrega servirá perfectamente para endulzar el ambiente previo a la llegada del embustero número uno del país. Es cuestión de esperar, de poner mucha atención, y ya veremos si esta patraña se vuelve realidad, o se convierte en otro cuento de hadas de los muchos que nos han recetado el señor López y sus paniaguados.

Para cerrar con broche de oro estos “Minutos con El Chapo”, vale la pena comentar con ustedes la última tomadura de pelo de López, cuando declaró públicamente que si su popularidad sigue cayendo, y se llegaran a reunir 100 mil mexicanos o algunos más exigiendo su renuncia, no esperaría a la celebración de la consulta popular para la terminación anticipada de su mandato, y se retiraría a Palenque. De nueva cuenta López miente con todos los dientes: Es otra vil tomadura de pelo eso de “si 100 mil o más mexicanos se reúnen para manifestar que no me quieren, me retiro a “La Chingada”, que es el nombre de su hacienda que tiene, efectivamente, en Palenque.

López jamás se irá de motu propio, se congreguen o no 100 mil, un millón, o 10 millones de mexicanos exigiendo su renuncia. Él sabe perfectamente que en una megalópolis habitada por 20 millones de personas no es imposible reunir esa cantidad de personas. Por lo tanto su retirada voluntaria es puro cuento, como todo lo que dice con total desfachatez y desvergüenza, cada vez que se para frente a un micrófono, en cualquier parte.