/ viernes 13 de diciembre de 2019

Casos y cosas de la experiencia | Amor pleno y total

“El amor es una experiencia, una experiencia vital para el ser humano que aparece con muchas manifestaciones diversas” (Fina Sanz).

Llegó el día del encuentro para analizar un tema que quedó pendiente en la mesa redonda anterior: el amor total. Los asistentes fueron puntuales y se notaba su interés por iniciar el debate sobre lo acordado al término de la sesión previa.

RECIBE LAS NOTICIAS DE EL SOL DE HERMOSILLO DIRECTO EN TU WHATSAPP, SUSCRÍBETE AQUÍ

Christian era el más indicado para romper el silencio, y de inmediato solicitó una taza de café. Observaba a sus compañeros, y deseaba abordar el tema lo antes posible, y dijo:

— Creo que el amor es algo que abarca todo nuestro ser y, por supuesto, a la persona que se ama. Es una fuerza que reúne a los amantes y los conduce a crear un vínculo conformado por los aspectos erótico y espiritual.

— Jorge estuvo de acuerdo con Christian, y expresó compartir tu visión. Estoy de acuerdo en que es vital el vínculo sexual, ya que se precisa la atracción erótica hacia la persona con la que deseamos fusionarnos, y ese deseo colma todo nuestro ser.

Ciertamente, la forma en que nos vinculamos es una experiencia extraordinaria y diferente en sí misma, puede resultar muy placentera y darse por la vía de la sexualidad o la espiritualidad. Es decir, cuando estas dos dimensiones se fusionan se traduce en una fuerza creativa y energética, que se denomina la magia del amor, es el amor en su totalidad.

Carlos observaba la forma tan peculiar en que cada uno expresaba su sentir y pensar sobre el amor total. Y se detuvo un momento antes de compartir su opinión al respecto, y dijo:

— No olvidemos que existen elementos que intervienen en la relación de la pareja amorosa: el deseo, el despertar erótico y el encuentro. Puedo sostener que el deseo es algo involuntario e irracional, pues no está sujeto a la razón ni a alguna ley o norma.

— Christian afirmó que el deseo es similar al enamoramiento; ambos surgen sin control alguno, nos toman por sorpresa y sin importar si lo deseamos o no. Cuando se presenta, es tal su fuerza que nuestras emociones se convierten en una vorágine, y pareciera que todo emerge desde lo más recóndito de nuestro corazón.

El deseo se describe justo en relación con lo que vemos en un cuerpo, a la sexualidad, y parece surgir del bajo vientre de una forma colosal. Entonces, el deseo y el enamoramiento son parte del cuerpo y del espíritu, bajo vientre y corazón. Es decir, con frecuencia aparecen ligados y, de esa forma, abracan e impregnan todo nuestro cuerpo.

En el transcurso de la vida, el ser humano tiene diversas experiencias sexuales; unas son malas, otras buenas, algunas son extraordinarias o puede haber las que no aporten satisfacción alguna. El amor nos atrapa y nos implica totalmente a través de nuestras sensaciones, emociones, sentimientos, pensamientos y todo lo que nos trascienda.

Los encuentros eróticos y amorosos de los amantes resultan ser intensos al principio, aunque pasado el tiempo se van relajando y, por ende, su frecuencia disminuye. Por ello, el despertar erótico permite que nos enfoquemos en la persona que amamos y se convierta en nuestro sujeto amoroso y de deseo. Antes de corroborar que el otro nos ama, aparece la seducción y una mezcla del placer del encuentro con nuestros sentidos, el contacto energético y espiritual. Esto se traduce en un periodo de desasosiego, búsqueda e inquietud que nos aviva el deseo por concretar un encuentro con el ser amado y, por consiguiente, éste conduce a otros. El deseo se incrementa, por tanto, se dispone de más confianza y apertura para vivir la experiencia. Comúnmente creemos que los encuentros se refieren solo a “hacer el amor”, aunque hay algunos que nada tienen que ver con la experiencia amorosa ni sexual.

El encuentro de amor total implica la aceptación mutua, la disposición a crear la relación de amor pleno, de estimular a la pareja hacia el crecimiento personal y el desarrollo de una intimidad, compromiso y pasión que conduce a consumar su amor.

La sesión se energizó a tal punto que las horas se esfumaron, el silencio brilló por su ausencia, las palabras tropezaban porque todos querían aportar ideas para crear un pensamiento que reflejara su contribución sobre lo que consideraban como amor total y pleno. Es vital señalar que los amantes definen el encuentro cada vez que se reúnen, pues tienen la oportunidad de fortalecer la sintonía entre ambos y de disfrutar un contacto amoroso y gozoso.

¿Qué haría una persona enamorada por estar cerca del ser amado?

Poco a poco el silencio cubrió la sala, que fue testigo de emociones, sentimientos y pensamientos en torno al amor. Resulta difícil conceptualizar el amor en estos tiempos evolutivos.

Buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com

“El amor es una experiencia, una experiencia vital para el ser humano que aparece con muchas manifestaciones diversas” (Fina Sanz).

Llegó el día del encuentro para analizar un tema que quedó pendiente en la mesa redonda anterior: el amor total. Los asistentes fueron puntuales y se notaba su interés por iniciar el debate sobre lo acordado al término de la sesión previa.

RECIBE LAS NOTICIAS DE EL SOL DE HERMOSILLO DIRECTO EN TU WHATSAPP, SUSCRÍBETE AQUÍ

Christian era el más indicado para romper el silencio, y de inmediato solicitó una taza de café. Observaba a sus compañeros, y deseaba abordar el tema lo antes posible, y dijo:

— Creo que el amor es algo que abarca todo nuestro ser y, por supuesto, a la persona que se ama. Es una fuerza que reúne a los amantes y los conduce a crear un vínculo conformado por los aspectos erótico y espiritual.

— Jorge estuvo de acuerdo con Christian, y expresó compartir tu visión. Estoy de acuerdo en que es vital el vínculo sexual, ya que se precisa la atracción erótica hacia la persona con la que deseamos fusionarnos, y ese deseo colma todo nuestro ser.

Ciertamente, la forma en que nos vinculamos es una experiencia extraordinaria y diferente en sí misma, puede resultar muy placentera y darse por la vía de la sexualidad o la espiritualidad. Es decir, cuando estas dos dimensiones se fusionan se traduce en una fuerza creativa y energética, que se denomina la magia del amor, es el amor en su totalidad.

Carlos observaba la forma tan peculiar en que cada uno expresaba su sentir y pensar sobre el amor total. Y se detuvo un momento antes de compartir su opinión al respecto, y dijo:

— No olvidemos que existen elementos que intervienen en la relación de la pareja amorosa: el deseo, el despertar erótico y el encuentro. Puedo sostener que el deseo es algo involuntario e irracional, pues no está sujeto a la razón ni a alguna ley o norma.

— Christian afirmó que el deseo es similar al enamoramiento; ambos surgen sin control alguno, nos toman por sorpresa y sin importar si lo deseamos o no. Cuando se presenta, es tal su fuerza que nuestras emociones se convierten en una vorágine, y pareciera que todo emerge desde lo más recóndito de nuestro corazón.

El deseo se describe justo en relación con lo que vemos en un cuerpo, a la sexualidad, y parece surgir del bajo vientre de una forma colosal. Entonces, el deseo y el enamoramiento son parte del cuerpo y del espíritu, bajo vientre y corazón. Es decir, con frecuencia aparecen ligados y, de esa forma, abracan e impregnan todo nuestro cuerpo.

En el transcurso de la vida, el ser humano tiene diversas experiencias sexuales; unas son malas, otras buenas, algunas son extraordinarias o puede haber las que no aporten satisfacción alguna. El amor nos atrapa y nos implica totalmente a través de nuestras sensaciones, emociones, sentimientos, pensamientos y todo lo que nos trascienda.

Los encuentros eróticos y amorosos de los amantes resultan ser intensos al principio, aunque pasado el tiempo se van relajando y, por ende, su frecuencia disminuye. Por ello, el despertar erótico permite que nos enfoquemos en la persona que amamos y se convierta en nuestro sujeto amoroso y de deseo. Antes de corroborar que el otro nos ama, aparece la seducción y una mezcla del placer del encuentro con nuestros sentidos, el contacto energético y espiritual. Esto se traduce en un periodo de desasosiego, búsqueda e inquietud que nos aviva el deseo por concretar un encuentro con el ser amado y, por consiguiente, éste conduce a otros. El deseo se incrementa, por tanto, se dispone de más confianza y apertura para vivir la experiencia. Comúnmente creemos que los encuentros se refieren solo a “hacer el amor”, aunque hay algunos que nada tienen que ver con la experiencia amorosa ni sexual.

El encuentro de amor total implica la aceptación mutua, la disposición a crear la relación de amor pleno, de estimular a la pareja hacia el crecimiento personal y el desarrollo de una intimidad, compromiso y pasión que conduce a consumar su amor.

La sesión se energizó a tal punto que las horas se esfumaron, el silencio brilló por su ausencia, las palabras tropezaban porque todos querían aportar ideas para crear un pensamiento que reflejara su contribución sobre lo que consideraban como amor total y pleno. Es vital señalar que los amantes definen el encuentro cada vez que se reúnen, pues tienen la oportunidad de fortalecer la sintonía entre ambos y de disfrutar un contacto amoroso y gozoso.

¿Qué haría una persona enamorada por estar cerca del ser amado?

Poco a poco el silencio cubrió la sala, que fue testigo de emociones, sentimientos y pensamientos en torno al amor. Resulta difícil conceptualizar el amor en estos tiempos evolutivos.

Buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com