/ viernes 29 de noviembre de 2019

Casos y cosas de la experiencia | ¿Amor y sin sexo?

“El amor no se piensa, se siente o no se siente. Por eso hay que permanecer alejados de personas que tengan un aliento gélido. Su sola presencia podría apagar el fuego más intenso, con los resultados que ya conocemos” (Como agua para chocolate, Laura Esquivel).

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Con el silencio de la noche y escuchando el murmullo de una música selecta me llegó la inspiración para redactar y compartirles esta reflexión. Pensé en las personas que se prodigan un amor profundo, y que en ellas no gravita el deseo de una relación sexual.

— ¿Sabe?, creo que en este momento de la vida sería mejor que mi pareja y yo fuésemos amigos. Es decir, dejar de lado nuestra vida íntima para dedicarnos a compartir momentos y aficiones como ir al cine, salir a cenar o a caminar, además de otras actividades. La verdad es que no siento deseo de tener vida sexual.

— Hace algunos años que nuestra vida sexual pasó a último término. Le digo a mi pareja que satisfaga sus necesidades sexuales, pero sin contar conmigo.

Las relaciones de pareja han evolucionado, se han transformado o cambiado, pues ya no funciona la premisa de “se casaron y viven juntos”, o eligieron convivir para acompañarse y no precisamente para tener relaciones coitales y reproducirse.

— Creo que no hace falta tener relaciones, pues esto no impide que nos queramos y seamos compañeros o amigos que viven juntos.

Otro tipo de relación es cuando la pareja, en su momento, eligió cohabitar, decidió vivir su sexualidad plena, que con el tiempo se deterioró, se tornó insatisfactoria o “murió” el deseo en alguno de los integrantes. Esto no quiere decir que la sexualidad haya desaparecido, sólo se expresa de forma diferente, con cuidados mutuos, abrazos, besos o miradas cómplices.

Hay parejas que acuerdan que cada miembro viva su sexualidad plena de forma esporádica con otras personas. Es decir, no existe miedo alguno hacia la sexualidad en general, sólo que no surge el deseo de “estar” con el otro. Creo que queda más claro como lo afirmó un(a) paciente:

— ¿Sabe qué?, es como si ya no hubiera química entre nosotros. Como si la relación ya tuviera otro estatus. Nos hemos enfocado en cuidarnos, atender a nuestra familia, estar cerca del otro para que no se sienta solo… se lo diré más claro: nos hemos convertido en los mejores amigos.

Otras manifestaciones que impedirían o provocarían problemas de comunicación sexual genital serían los miedos, a enfermedades de transmisión sexual, a quedar atrapado(a) en algunas sensaciones del placer sexual, cuestiones morales, religiosas o espirituales. Esto conduce a pensar en el amor casto o platónico, que aparece en alguna etapa de nuestra existencia, cuando las manifestaciones amorosas se expresan a través de palabras, mensajes de texto, emoticones, cartas, besos y abrazos “castos”. Se puede decir que así se llegaría a la idealización del amor romántico, y si se presentara la oportunidad de un encuentro genital acabaría con la magia del enamoramiento.

¿Es posible que exista este tipo de amor en pleno siglo XXI?

¿Existirá sexo sin amor?

Buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com

“El amor no se piensa, se siente o no se siente. Por eso hay que permanecer alejados de personas que tengan un aliento gélido. Su sola presencia podría apagar el fuego más intenso, con los resultados que ya conocemos” (Como agua para chocolate, Laura Esquivel).

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Con el silencio de la noche y escuchando el murmullo de una música selecta me llegó la inspiración para redactar y compartirles esta reflexión. Pensé en las personas que se prodigan un amor profundo, y que en ellas no gravita el deseo de una relación sexual.

— ¿Sabe?, creo que en este momento de la vida sería mejor que mi pareja y yo fuésemos amigos. Es decir, dejar de lado nuestra vida íntima para dedicarnos a compartir momentos y aficiones como ir al cine, salir a cenar o a caminar, además de otras actividades. La verdad es que no siento deseo de tener vida sexual.

— Hace algunos años que nuestra vida sexual pasó a último término. Le digo a mi pareja que satisfaga sus necesidades sexuales, pero sin contar conmigo.

Las relaciones de pareja han evolucionado, se han transformado o cambiado, pues ya no funciona la premisa de “se casaron y viven juntos”, o eligieron convivir para acompañarse y no precisamente para tener relaciones coitales y reproducirse.

— Creo que no hace falta tener relaciones, pues esto no impide que nos queramos y seamos compañeros o amigos que viven juntos.

Otro tipo de relación es cuando la pareja, en su momento, eligió cohabitar, decidió vivir su sexualidad plena, que con el tiempo se deterioró, se tornó insatisfactoria o “murió” el deseo en alguno de los integrantes. Esto no quiere decir que la sexualidad haya desaparecido, sólo se expresa de forma diferente, con cuidados mutuos, abrazos, besos o miradas cómplices.

Hay parejas que acuerdan que cada miembro viva su sexualidad plena de forma esporádica con otras personas. Es decir, no existe miedo alguno hacia la sexualidad en general, sólo que no surge el deseo de “estar” con el otro. Creo que queda más claro como lo afirmó un(a) paciente:

— ¿Sabe qué?, es como si ya no hubiera química entre nosotros. Como si la relación ya tuviera otro estatus. Nos hemos enfocado en cuidarnos, atender a nuestra familia, estar cerca del otro para que no se sienta solo… se lo diré más claro: nos hemos convertido en los mejores amigos.

Otras manifestaciones que impedirían o provocarían problemas de comunicación sexual genital serían los miedos, a enfermedades de transmisión sexual, a quedar atrapado(a) en algunas sensaciones del placer sexual, cuestiones morales, religiosas o espirituales. Esto conduce a pensar en el amor casto o platónico, que aparece en alguna etapa de nuestra existencia, cuando las manifestaciones amorosas se expresan a través de palabras, mensajes de texto, emoticones, cartas, besos y abrazos “castos”. Se puede decir que así se llegaría a la idealización del amor romántico, y si se presentara la oportunidad de un encuentro genital acabaría con la magia del enamoramiento.

¿Es posible que exista este tipo de amor en pleno siglo XXI?

¿Existirá sexo sin amor?

Buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com