/ sábado 8 de diciembre de 2018

Casos y cosas de la experiencia | Cerrar ciclos…

“La mayoría de los hombres modernos vive en un ‘trance verbal’. No ven ni escuchan, y el despertar toma bastante tiempo”.

(F. Perls)


Diariamente observo cómo las personas corren de un lado a otro, hay quienes están absortas en sus teléfonos celulares, otras se sientan en algún un lugar para mirar lo que sucede a su alrededor.

Reflexionemos sobre lo que estamos generando como sociedad, es decir, ya no charlamos, ni conocemos o interactuamos con otras personas, porque lo principal es estar inmerso en el celular.

Esta experiencia me conduce a meditar sobre el valor de las personas, y el tiempo que le dedicamos a la convivencia con ellas y la disposición para crear un plan de vida.

Carl Rogers afirma: “Lo único que sé es que cualquier persona que quiera puede mejorar su bienestar”. Es decir, cada uno es dueño de su destino y estado emocional y, por tanto, puede mejorarlo.

De igual forma, ¿cómo podemos mejorar la convivencia entre nosotros? Es posible cuando existe disposición para comunicarnos, escuchar y valorar el tiempo que le entregamos a otros.

Ahora, una vez que reconocemos el valor de alguien, la convivencia nutricia y la escucha activa, tenemos la oportunidad de crear un plan de vida que nos aliente a ser mejores.

Se acercan las festividades de fin de año, la alegría, las promesas, los sueños se avivan y nos comprometemos a realizar un sinfín de actividades que contribuyan a mejorar nuestro ser y quehacer, y luego ¿qué pasa?

Transcurren los días y nos olvidamos de los compromisos o los posponemos para nuevas fechas. El resultado es frustración, desaliento, tristeza, amargura y cientos de justificaciones que sirven para acallar nuestro ser.

Dedica un tiempo para revisar lo que te propusiste al inicio de este año, y sé honesto contigo respecto de los logros obtenidos. Si hay proyectos que se quedaron en el camino, atiende lo que provocó que se detuvieran o lo que faltó cerrar.

Ajusta tu plan 2019, con base en la experiencia anterior, y entrégate a trabajar en su realización. Disfruta lo que haces, reúnete con gente que pueda acompañarte y, sobre todo, afina tu visión para que concretes tus objetivos y metas.

Cobra conciencia, de ti depende la mejora en todos los aspectos. Observa, escucha, pregunta, analiza y regálate tiempo para dirigir tu vida hacia lo que te libera y permite tu autonomía.

Ahora tengo tiempo para estar en contacto conmigo y observar lo que las personas realizan. Disfruto el tiempo que selecciono para el despertar de mi conciencia y contribuir con otros en esa tarea.

Hasta la próxima, buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com

“La mayoría de los hombres modernos vive en un ‘trance verbal’. No ven ni escuchan, y el despertar toma bastante tiempo”.

(F. Perls)


Diariamente observo cómo las personas corren de un lado a otro, hay quienes están absortas en sus teléfonos celulares, otras se sientan en algún un lugar para mirar lo que sucede a su alrededor.

Reflexionemos sobre lo que estamos generando como sociedad, es decir, ya no charlamos, ni conocemos o interactuamos con otras personas, porque lo principal es estar inmerso en el celular.

Esta experiencia me conduce a meditar sobre el valor de las personas, y el tiempo que le dedicamos a la convivencia con ellas y la disposición para crear un plan de vida.

Carl Rogers afirma: “Lo único que sé es que cualquier persona que quiera puede mejorar su bienestar”. Es decir, cada uno es dueño de su destino y estado emocional y, por tanto, puede mejorarlo.

De igual forma, ¿cómo podemos mejorar la convivencia entre nosotros? Es posible cuando existe disposición para comunicarnos, escuchar y valorar el tiempo que le entregamos a otros.

Ahora, una vez que reconocemos el valor de alguien, la convivencia nutricia y la escucha activa, tenemos la oportunidad de crear un plan de vida que nos aliente a ser mejores.

Se acercan las festividades de fin de año, la alegría, las promesas, los sueños se avivan y nos comprometemos a realizar un sinfín de actividades que contribuyan a mejorar nuestro ser y quehacer, y luego ¿qué pasa?

Transcurren los días y nos olvidamos de los compromisos o los posponemos para nuevas fechas. El resultado es frustración, desaliento, tristeza, amargura y cientos de justificaciones que sirven para acallar nuestro ser.

Dedica un tiempo para revisar lo que te propusiste al inicio de este año, y sé honesto contigo respecto de los logros obtenidos. Si hay proyectos que se quedaron en el camino, atiende lo que provocó que se detuvieran o lo que faltó cerrar.

Ajusta tu plan 2019, con base en la experiencia anterior, y entrégate a trabajar en su realización. Disfruta lo que haces, reúnete con gente que pueda acompañarte y, sobre todo, afina tu visión para que concretes tus objetivos y metas.

Cobra conciencia, de ti depende la mejora en todos los aspectos. Observa, escucha, pregunta, analiza y regálate tiempo para dirigir tu vida hacia lo que te libera y permite tu autonomía.

Ahora tengo tiempo para estar en contacto conmigo y observar lo que las personas realizan. Disfruto el tiempo que selecciono para el despertar de mi conciencia y contribuir con otros en esa tarea.

Hasta la próxima, buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com