/ sábado 20 de octubre de 2018

Casos y cosas de la experiencia | Comunicación en la relación de pareja

“La habilidad de una pareja para trabajar de forma consciente con sus bordes ásperos se viene abajo cuando incurren en un cierto tipo de regateo improductivo y repetitivo, al que podríamos denominar, ‘discusión’...”.

John Welwood.

José Ignacio Lovio Arvizu

Estaba atónito ante la andanada de palabras que profería Carlos, cuando acusaba a su mujer de lo que sucedía en pareja. Y ella permanecía en silencio, sólo lo observaba y veía cómo se transformaba. Cuando él tomó un respiro, Rosy irrumpió para responder airadamente sobre todo lo que él había expuesto hasta ese momento.

La sesión transcurría entre acusaciones mutuas sobre los resultados de la vida en pareja: insatisfacciones, frustraciones, resentimientos y dolores, entre otras cosas. Decidí intervenir para resumir lo que ambos habían dicho, y así comprender el motivo de su consulta.

– Carlos dice: “Me siento agotado, frustrado. No la entiendo. Eternamente duda de mí”.

– Rosy responde: “¿Qué quieres que piense de ti? Eres un mentiroso, manipulador y candil de la calle”.

Esta pareja reflejaba dolor, amargura y tristeza derivados del incumplimiento de sus expectativas y sueños frustrados. Saben, esto es frecuente en la generalidad de las parejas de hoy; no disponen de tiempo para charlar y exponer su sentir y pensar acerca de la relación. Los ha atrapado la cotidianeidad, la rutina y la monotonía. Olvidaron que la comunicación es la base para transitar por ese camino que se llama amor en pareja.

Esto no es exclusivo de matrimonios, también ocurre entre los novios, amantes y hasta amistades. Sucede que la luna de miel se esfumó y aparecieron los monstruos de cada uno, y lucharon entre sí por tener la razón acerca de lo que debería o tendría que ser su relación.

Carlos y Rosy descargaron sus emociones y sentimientos, los veía agotados y esperando alguna luz que iluminara su camino, para determinar si continuaban o se separaban. Habían hablado algunas veces acerca de esto último, al parecer les permitía cobrar conciencia acerca de su situación y amainaba la tempestad. Después aparecía de nuevo ese malestar acerca de sus demandas internas insatisfechas.

Recordé algunos entrenamientos para parejas, ejercicios precisos para alinear sus necesidades, y sugerí trabajar con ellos para enfocar su energía hacia lo que deseaban como pareja: permanecer juntos. Es verdad que resulta difícil imaginar que esta pareja quiera y luche por permanecer junta.

En una pareja, la comunicación es vital para sortear las diferencias, y vencer los obstáculos que impiden el crecimiento personal y de pareja. Esto me recuerda una frase de Virginia Satir: “La vida no es lo que se supone que debe ser. Es lo que es. La forma de lidiar con ella es lo que hace la diferencia”.

Al cerrar la sesión, Carlos y Rosy preguntaron al unísono: “¿Cree que saldremos adelante?, ¿podremos cambiar esto que nos hemos dicho acerca de lo que nos fastidia y molesta?, ¿en cuánto tiempo?

Cuando la pareja inicia su vida como tal, posee algunas cosas en común: profesión, hobbies, amigos, etcétera. Sin embargo, con el transcurso del tiempo todo eso se transforma, y ambos se van olvidando de fortalecer la relación para enfrentar los retos y desafíos que se presenten.

En conclusión, la vida en pareja es un proceso de crisis-transición. Cada evento es una oportunidad para reconocernos o conocer aspectos que no le habíamos mostrado al otro.

Recuerdo la canción Prometimos no llorar, de Palito Ortega. En ocasiones la pareja tendrá que tomar decisiones difíciles, quizá esto sea lo mejor para continuar creciendo.

Entonces, te acuerdas la tarde que nos conocimos, fue muy lindo conocerte, fue muy lindo todo lo que pasó entre nosotros, pero ya pasó… Y, se acabó el amor.

Carlos y Rosy continúan trabajando en su relación, favoreciendo la comunicación y el diálogo. Ha sido difícil para ellos, pero lo que les ayuda es su determinación por mejorar en lo personal y como pareja.

Hasta la próxima, buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com

“La habilidad de una pareja para trabajar de forma consciente con sus bordes ásperos se viene abajo cuando incurren en un cierto tipo de regateo improductivo y repetitivo, al que podríamos denominar, ‘discusión’...”.

John Welwood.

José Ignacio Lovio Arvizu

Estaba atónito ante la andanada de palabras que profería Carlos, cuando acusaba a su mujer de lo que sucedía en pareja. Y ella permanecía en silencio, sólo lo observaba y veía cómo se transformaba. Cuando él tomó un respiro, Rosy irrumpió para responder airadamente sobre todo lo que él había expuesto hasta ese momento.

La sesión transcurría entre acusaciones mutuas sobre los resultados de la vida en pareja: insatisfacciones, frustraciones, resentimientos y dolores, entre otras cosas. Decidí intervenir para resumir lo que ambos habían dicho, y así comprender el motivo de su consulta.

– Carlos dice: “Me siento agotado, frustrado. No la entiendo. Eternamente duda de mí”.

– Rosy responde: “¿Qué quieres que piense de ti? Eres un mentiroso, manipulador y candil de la calle”.

Esta pareja reflejaba dolor, amargura y tristeza derivados del incumplimiento de sus expectativas y sueños frustrados. Saben, esto es frecuente en la generalidad de las parejas de hoy; no disponen de tiempo para charlar y exponer su sentir y pensar acerca de la relación. Los ha atrapado la cotidianeidad, la rutina y la monotonía. Olvidaron que la comunicación es la base para transitar por ese camino que se llama amor en pareja.

Esto no es exclusivo de matrimonios, también ocurre entre los novios, amantes y hasta amistades. Sucede que la luna de miel se esfumó y aparecieron los monstruos de cada uno, y lucharon entre sí por tener la razón acerca de lo que debería o tendría que ser su relación.

Carlos y Rosy descargaron sus emociones y sentimientos, los veía agotados y esperando alguna luz que iluminara su camino, para determinar si continuaban o se separaban. Habían hablado algunas veces acerca de esto último, al parecer les permitía cobrar conciencia acerca de su situación y amainaba la tempestad. Después aparecía de nuevo ese malestar acerca de sus demandas internas insatisfechas.

Recordé algunos entrenamientos para parejas, ejercicios precisos para alinear sus necesidades, y sugerí trabajar con ellos para enfocar su energía hacia lo que deseaban como pareja: permanecer juntos. Es verdad que resulta difícil imaginar que esta pareja quiera y luche por permanecer junta.

En una pareja, la comunicación es vital para sortear las diferencias, y vencer los obstáculos que impiden el crecimiento personal y de pareja. Esto me recuerda una frase de Virginia Satir: “La vida no es lo que se supone que debe ser. Es lo que es. La forma de lidiar con ella es lo que hace la diferencia”.

Al cerrar la sesión, Carlos y Rosy preguntaron al unísono: “¿Cree que saldremos adelante?, ¿podremos cambiar esto que nos hemos dicho acerca de lo que nos fastidia y molesta?, ¿en cuánto tiempo?

Cuando la pareja inicia su vida como tal, posee algunas cosas en común: profesión, hobbies, amigos, etcétera. Sin embargo, con el transcurso del tiempo todo eso se transforma, y ambos se van olvidando de fortalecer la relación para enfrentar los retos y desafíos que se presenten.

En conclusión, la vida en pareja es un proceso de crisis-transición. Cada evento es una oportunidad para reconocernos o conocer aspectos que no le habíamos mostrado al otro.

Recuerdo la canción Prometimos no llorar, de Palito Ortega. En ocasiones la pareja tendrá que tomar decisiones difíciles, quizá esto sea lo mejor para continuar creciendo.

Entonces, te acuerdas la tarde que nos conocimos, fue muy lindo conocerte, fue muy lindo todo lo que pasó entre nosotros, pero ya pasó… Y, se acabó el amor.

Carlos y Rosy continúan trabajando en su relación, favoreciendo la comunicación y el diálogo. Ha sido difícil para ellos, pero lo que les ayuda es su determinación por mejorar en lo personal y como pareja.

Hasta la próxima, buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com