/ viernes 25 de junio de 2021

Casos y cosas de la experiencia | Contigo aprendí…

Hoy escribo frente a una ventana, en compañía de tus recuerdos, que danzan en mí con amoroso cuidado. Contigo he aprendido innumerables experiencias, vivido emociones y sentimientos que aún me envuelven. Sabes, tenerte entre mis manos, recorrerte palmo a palmo es una experiencia inolvidable. Respirar tu olor distintivo, deslizar mis dedos con cuidado por tu cuerpo es una vivencia única. Siempre estás cerca, y mis ojos te envuelven con pasión, y dispuestos a descubrirte y aprender de ti.

Disfruto lo que me brindas en cada momento, y el tiempo transcurre sin advertirlo. Pienso en ti como en un lugar suave, delicado y lleno de imaginación, que siempre me brinda aprendizajes. Es difícil describir todo lo que me evocas y provocas en mí.

¿Cómo será quedarme sin ti? ¿Cómo será no verte y sentirte más? Eres lo que me embriaga hasta perder la noción del tiempo. He aprendido a vivir y caminar contigo, a buscarte cuando necesito alimentar mi espíritu, ampliar mis horizontes, encontrar el conocimiento que requiero y cuando anhelo comprender lo que me rodea.

En ocasiones me olvido de ti, aunque no es a propósito, es como un juego de la vida. ¿Amnesia?, No. Es parte de un breve espacio vacío entre tú y yo. He tenido muchas oportunidades de gozarte, siento entusiasmo y vivo con pasión cada encuentro, aunque debo decirte que a veces me aburres, porque no me muestras la respuesta que necesito. Pienso en ti como en una pantalla de cine, donde proyecto todas esas imágenes que nos aluden.

Recuerdo cómo llegaste a mí, despertaste mi pasión y me envolviste; tu amor me sedujo y me mantienes absorto con las sorpresas que guardas para mí. En ocasiones eres muy solemne, rebuscada y elocuente; en otras te encuentro suave, ligera, dulce y apasionante. Qué manera tan sutil y hermosa de atraerme y seducirme.

A veces me cuentas historias tristemente envolventes o relatos que me provocan reflexiones, que cobran vida entre nosotros. En ocasiones comparto nuestras vivencias, lo que aprendemos juntos; refiero esos diálogos transparentes que suceden en nuestra intimidad. He expuesto mis errores cuando no puedo apreciarte con claridad, reconozco mis debilidades, y también que aprendo de ti a cada instante.

Sabes, has provocado silencios angustiosos y también nutricios. Te veo a lo lejos y no deseo acercarme a ti y, finalmente, en otro momento me seduces con tus colores, suavidad y profundidad. En algún momento tendremos que despedirnos, porque te irás y otras manos te tocarán o acariciarán. ¿Estaré preparado para nuestra despedida?, ¿será planeada o abrupta y sin pensar?

Al releer esto me invade la tristeza, porque sé que algún día te irás o me iré, y nos quedaremos solos aguardando a que alguien nos acaricie como lo hacemos nosotros.

Intuyo que hay quienes estarán imaginándote, querrán saber tu nombre y más detalles tuyos; dirán algo sobre lo que te escribo e incluso afirmarán que se trata de tal o cual persona, y exclamarán ¡claro!, está hablando del amor de su vida. Sí, acertaron, me refiero a la lectura, una de mis pasiones.

En muchas ocasiones me he entregado a ella y gozado intensamente esos instantes, acompañados por una taza de café, una copa de vino o un vaso con agua. Tengo lugares preferidos para disfrutarla, y entregarme a ella sin condiciones. Es cuando cobra sentido esa estrofa de Contigo aprendí, de A. Manzanero: “Contigo aprendí, que existen nuevas y mejores emociones. Contigo aprendí, a conocer un mundo nuevo de ilusiones…”

Recuerdo con ternura nuestro primer encuentro y la forma silenciosa, imaginativa y tierna en que me atrajo, fue con Atala, de Francois Rene de Chateaubriand; el relato de una apasionada historia de amor atravesada por la tragedia, en donde la muerte y la religión se interponen al romance. Esa obra, despertó mi pasión por la lectura; confío en que recordarás la que a ti te robó algunas horas, y te despertó múltiples emociones y sentimientos. Vive la alegría de ese diálogo que tuviste, y celebra cada experiencia que se integre a tu vida, porque encierra una lección por aprender.

Buen fin de semana… Conesperanza-21

#contagiabuenavibra

#yoaportoenpositivo

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.


Hoy escribo frente a una ventana, en compañía de tus recuerdos, que danzan en mí con amoroso cuidado. Contigo he aprendido innumerables experiencias, vivido emociones y sentimientos que aún me envuelven. Sabes, tenerte entre mis manos, recorrerte palmo a palmo es una experiencia inolvidable. Respirar tu olor distintivo, deslizar mis dedos con cuidado por tu cuerpo es una vivencia única. Siempre estás cerca, y mis ojos te envuelven con pasión, y dispuestos a descubrirte y aprender de ti.

Disfruto lo que me brindas en cada momento, y el tiempo transcurre sin advertirlo. Pienso en ti como en un lugar suave, delicado y lleno de imaginación, que siempre me brinda aprendizajes. Es difícil describir todo lo que me evocas y provocas en mí.

¿Cómo será quedarme sin ti? ¿Cómo será no verte y sentirte más? Eres lo que me embriaga hasta perder la noción del tiempo. He aprendido a vivir y caminar contigo, a buscarte cuando necesito alimentar mi espíritu, ampliar mis horizontes, encontrar el conocimiento que requiero y cuando anhelo comprender lo que me rodea.

En ocasiones me olvido de ti, aunque no es a propósito, es como un juego de la vida. ¿Amnesia?, No. Es parte de un breve espacio vacío entre tú y yo. He tenido muchas oportunidades de gozarte, siento entusiasmo y vivo con pasión cada encuentro, aunque debo decirte que a veces me aburres, porque no me muestras la respuesta que necesito. Pienso en ti como en una pantalla de cine, donde proyecto todas esas imágenes que nos aluden.

Recuerdo cómo llegaste a mí, despertaste mi pasión y me envolviste; tu amor me sedujo y me mantienes absorto con las sorpresas que guardas para mí. En ocasiones eres muy solemne, rebuscada y elocuente; en otras te encuentro suave, ligera, dulce y apasionante. Qué manera tan sutil y hermosa de atraerme y seducirme.

A veces me cuentas historias tristemente envolventes o relatos que me provocan reflexiones, que cobran vida entre nosotros. En ocasiones comparto nuestras vivencias, lo que aprendemos juntos; refiero esos diálogos transparentes que suceden en nuestra intimidad. He expuesto mis errores cuando no puedo apreciarte con claridad, reconozco mis debilidades, y también que aprendo de ti a cada instante.

Sabes, has provocado silencios angustiosos y también nutricios. Te veo a lo lejos y no deseo acercarme a ti y, finalmente, en otro momento me seduces con tus colores, suavidad y profundidad. En algún momento tendremos que despedirnos, porque te irás y otras manos te tocarán o acariciarán. ¿Estaré preparado para nuestra despedida?, ¿será planeada o abrupta y sin pensar?

Al releer esto me invade la tristeza, porque sé que algún día te irás o me iré, y nos quedaremos solos aguardando a que alguien nos acaricie como lo hacemos nosotros.

Intuyo que hay quienes estarán imaginándote, querrán saber tu nombre y más detalles tuyos; dirán algo sobre lo que te escribo e incluso afirmarán que se trata de tal o cual persona, y exclamarán ¡claro!, está hablando del amor de su vida. Sí, acertaron, me refiero a la lectura, una de mis pasiones.

En muchas ocasiones me he entregado a ella y gozado intensamente esos instantes, acompañados por una taza de café, una copa de vino o un vaso con agua. Tengo lugares preferidos para disfrutarla, y entregarme a ella sin condiciones. Es cuando cobra sentido esa estrofa de Contigo aprendí, de A. Manzanero: “Contigo aprendí, que existen nuevas y mejores emociones. Contigo aprendí, a conocer un mundo nuevo de ilusiones…”

Recuerdo con ternura nuestro primer encuentro y la forma silenciosa, imaginativa y tierna en que me atrajo, fue con Atala, de Francois Rene de Chateaubriand; el relato de una apasionada historia de amor atravesada por la tragedia, en donde la muerte y la religión se interponen al romance. Esa obra, despertó mi pasión por la lectura; confío en que recordarás la que a ti te robó algunas horas, y te despertó múltiples emociones y sentimientos. Vive la alegría de ese diálogo que tuviste, y celebra cada experiencia que se integre a tu vida, porque encierra una lección por aprender.

Buen fin de semana… Conesperanza-21

#contagiabuenavibra

#yoaportoenpositivo

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.