/ sábado 13 de octubre de 2018

Casos y cosas de la experiencia | ¿Continúo o termino mi relación de pareja?

“Las relaciones de pareja, en ocasiones, son complicadas y confusas”.

Reflexionar detenidamente sobre lo que estamos viviendo, y cobrar conciencia de ello no es fácil, lo mismo sucede cuando se trata de nuestra relación de pareja, en la que hemos invertido tiempo y esfuerzo, corazón y múltiples expectativas.

Lo anterior nos conduce a reflexionar sobre cuántas parejas están en la encrucijada de continuar o concluir su relación. En la actualidad esto le sucede a un buen número de ellas alrededor del planeta.

– Romeo dice: “Estoy enamorado de mi pareja, sólo que ese amor que vivo y siento me desgasta, fatiga y desespera. No sé qué hacer”.

– Julieta afirma: “Nunca había sentido tanto amor por alguien, sólo que estar a su lado me lastima, me siento insegura, triste, desconfiada. He intentado romper con esta relación, pero no puedo”.

Vivir esta experiencia no es grato, pues trae consigo dolor, tristeza, ansiedad, angustia y, en ocasiones, desemboca en una depresión profunda. Por tal motivo, estar en esa encrucijada y tomar la decisión de continuar o terminar es difícil. Si te decides a realizarlo, por favor hazlo con mucho cuidado, con un grado tal de conciencia y responsabilidad que asegure una separación amorosa. Es decir, “te amo y me amo, sin embargo no puedo continuar a tu lado”, o puede ser otra la opción: decido apostarle a nuestra relación, porque creo en nosotros, en los recursos que poseemos para enfrentar el desafío de ser una pareja definida, en términos claros y precisos, de permanecer juntos y luchar con amor, confianza, lealtad y compromiso por lo que queremos.

¿Qué situaciones ameritan tomar decisiones drásticas y de autocuidado? Las relaciones violentas y abusivas definitivamente merecen acabar, porque alteran el bienestar de todos los implicados. El resultado de este tipo de relaciones son las parejas que caen en la rutina, la monotonía, el tedio y una profunda falta de conexión emocional.

¿Qué pasa con “la pareja” inmersa en vidas paralelas? Es decir, cada uno en su cuarto, y guardando apariencias. En el pasado tuvieron momentos extraordinarios, bellos, maravillosos y de gran entrega, pero el amor se acabó. Lo cierto es que la distancia emocional ganó la carrera y esto propició un vacío personal y existencial, es decir, se perdió la pasión.

Desde luego que la pareja puede lograr lo que se proponga, cuando decide trabajar en su proyecto común: reforzar la intimidad, fortalecer el compromiso y mantener viva la pasión por estar juntos.

La pareja que vive en conflicto tendrá que hacerse algunas preguntas:

¿Es momento para luchar?, ¿contamos con la energía para afrontar este desgaste físico y emocional?, ¿estamos dispuestos a correr riesgos, para realizar los ajustes necesarios?, ¿qué recursos tenemos para luchar por nuestra relación?

En verdad, ¿saldremos adelante? Esto que le he dicho a mi pareja sobre lo que me fastidia, preocupa y cansa, ¿mejorará?, y ¿en cuánto tiempo?

Y la pregunta siguiente es ¿qué pasará?, si esto mejora. ¿Serán posibles las mejoras sin la ayuda de alguien?

¿Me asegura que lograré satisfacción y bienestar permanente?

La pareja es un organismo vivo, en constante cambio y transformación. Necesita retroalimentarse permanentemente, para revenir desajustes que deterioren su funcionamiento óptimo. Al mismo tiempo, reconocer los logros y avances que tienen en común para fortalecer su estructura y funcionalidad.

En conclusión, la decisión de terminar o continuar en pareja no es fácil, pues implica liberarse de creencias y ataduras que se han introyectado, y sin masticar. Es decir, ¿he de mantener esta relación por miedo a quedarme solo, por motivos económicos, por el qué dirán, por mis hijos o padres?

Entonces, cuando una relación de pareja está desgastada, lastimada, dolida, inmersa en una profunda negatividad es preciso detenerse, analizar lo que pasa, evaluar y determinar las acciones a seguir. Porque una relación desgastada, pobre y sin propósito no contribuye a la paz interior y, por ende, a orientarnos a la búsqueda de alternativas de solución. Y… se acabó el amor.

El amor es algo vital en la vida de todo ser humano, es la energía que nos invita a luchar.

Hasta la próxima, buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com

“Las relaciones de pareja, en ocasiones, son complicadas y confusas”.

Reflexionar detenidamente sobre lo que estamos viviendo, y cobrar conciencia de ello no es fácil, lo mismo sucede cuando se trata de nuestra relación de pareja, en la que hemos invertido tiempo y esfuerzo, corazón y múltiples expectativas.

Lo anterior nos conduce a reflexionar sobre cuántas parejas están en la encrucijada de continuar o concluir su relación. En la actualidad esto le sucede a un buen número de ellas alrededor del planeta.

– Romeo dice: “Estoy enamorado de mi pareja, sólo que ese amor que vivo y siento me desgasta, fatiga y desespera. No sé qué hacer”.

– Julieta afirma: “Nunca había sentido tanto amor por alguien, sólo que estar a su lado me lastima, me siento insegura, triste, desconfiada. He intentado romper con esta relación, pero no puedo”.

Vivir esta experiencia no es grato, pues trae consigo dolor, tristeza, ansiedad, angustia y, en ocasiones, desemboca en una depresión profunda. Por tal motivo, estar en esa encrucijada y tomar la decisión de continuar o terminar es difícil. Si te decides a realizarlo, por favor hazlo con mucho cuidado, con un grado tal de conciencia y responsabilidad que asegure una separación amorosa. Es decir, “te amo y me amo, sin embargo no puedo continuar a tu lado”, o puede ser otra la opción: decido apostarle a nuestra relación, porque creo en nosotros, en los recursos que poseemos para enfrentar el desafío de ser una pareja definida, en términos claros y precisos, de permanecer juntos y luchar con amor, confianza, lealtad y compromiso por lo que queremos.

¿Qué situaciones ameritan tomar decisiones drásticas y de autocuidado? Las relaciones violentas y abusivas definitivamente merecen acabar, porque alteran el bienestar de todos los implicados. El resultado de este tipo de relaciones son las parejas que caen en la rutina, la monotonía, el tedio y una profunda falta de conexión emocional.

¿Qué pasa con “la pareja” inmersa en vidas paralelas? Es decir, cada uno en su cuarto, y guardando apariencias. En el pasado tuvieron momentos extraordinarios, bellos, maravillosos y de gran entrega, pero el amor se acabó. Lo cierto es que la distancia emocional ganó la carrera y esto propició un vacío personal y existencial, es decir, se perdió la pasión.

Desde luego que la pareja puede lograr lo que se proponga, cuando decide trabajar en su proyecto común: reforzar la intimidad, fortalecer el compromiso y mantener viva la pasión por estar juntos.

La pareja que vive en conflicto tendrá que hacerse algunas preguntas:

¿Es momento para luchar?, ¿contamos con la energía para afrontar este desgaste físico y emocional?, ¿estamos dispuestos a correr riesgos, para realizar los ajustes necesarios?, ¿qué recursos tenemos para luchar por nuestra relación?

En verdad, ¿saldremos adelante? Esto que le he dicho a mi pareja sobre lo que me fastidia, preocupa y cansa, ¿mejorará?, y ¿en cuánto tiempo?

Y la pregunta siguiente es ¿qué pasará?, si esto mejora. ¿Serán posibles las mejoras sin la ayuda de alguien?

¿Me asegura que lograré satisfacción y bienestar permanente?

La pareja es un organismo vivo, en constante cambio y transformación. Necesita retroalimentarse permanentemente, para revenir desajustes que deterioren su funcionamiento óptimo. Al mismo tiempo, reconocer los logros y avances que tienen en común para fortalecer su estructura y funcionalidad.

En conclusión, la decisión de terminar o continuar en pareja no es fácil, pues implica liberarse de creencias y ataduras que se han introyectado, y sin masticar. Es decir, ¿he de mantener esta relación por miedo a quedarme solo, por motivos económicos, por el qué dirán, por mis hijos o padres?

Entonces, cuando una relación de pareja está desgastada, lastimada, dolida, inmersa en una profunda negatividad es preciso detenerse, analizar lo que pasa, evaluar y determinar las acciones a seguir. Porque una relación desgastada, pobre y sin propósito no contribuye a la paz interior y, por ende, a orientarnos a la búsqueda de alternativas de solución. Y… se acabó el amor.

El amor es algo vital en la vida de todo ser humano, es la energía que nos invita a luchar.

Hasta la próxima, buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com