/ viernes 24 de mayo de 2019

Casos y cosas de la experiencia | De la psicoterapia III

“La psicoterapia existencial es un enfoque dinámico que se concentra en las preocupaciones enraizadas en la existencia del individuo”. (I. D. Yalom)


Berenice entró jadeando, apenas podía respirar. El cabello alborotado, y el sudor en la frente reflejaban su urgencia por llegar. Ya había enviado un mensaje, para decir que venía en camino.

— Creí que no llegaba: vengo caminando desde casa, está aquí cerca.

— Después de darle la bienvenida, la invité a pasar. Le di tiempo para reponerse, para que respirara y se tranquilizara, antes de iniciar la sesión.

Un minuto después dijo que no había vuelto porque tuvo algunos contratiempos laborales, familiares y personales, pero que ahora era preciso darse tiempo para organizar mejor su vida.

— ¿Cómo estás?

— Me siento agobiada por tantas cosas, no sé por dónde empezar. Estoy harta de que todos se quejen de mí, no crean en mí y me digan que soy un desastre, una pen…$#”&%. No puedo cumplir todas sus expectativas, me ahoga vivir con ellos…

— ¿Cuánto tiempo tienes viviendo así?

Al escuchar la pregunta rompió en llanto, apretó las manos, su rostro enrojeció y se dobló hacia delante, en el sillón.

Entre sollozos expuso su malestar, dolor y frustración; ya no puede con tanta carga emocional. Desde niña le han dicho que es una inútil, incapaz de hacer algo bueno y, por tanto, no cree en ella. Su autoconcepto y, por ende, su autoestima están deteriorados.

Expresó impetuosamente su coraje y frustración, el dolor que la invade. Está suspendida en el tiempo y espacio, está atrapada. Indago sobre sus recursos emocionales, físicos y espirituales, para juntos diseñar el camino hacia su liberación emocional.

Cuando mencioné los recursos disponibles, dijo:

— No sé qué estoy haciendo aquí.

— ¿A qué te refieres? Obviamente quería explorar sus sentimientos y pensamientos respecto de la vida.

— Estoy perdida, confundida, no sé qué quiero.

— ¿Qué le da sentido a tu vida?

— La pregunta la sorprendió; molesta y moviendo las manos con fuerza, repitió:

— Estoy perdida, confundida, no sé qué quiero. Es mucho el dolor, el coraje y la frustración que siento (colocaba las manos en el pecho).

El llanto era copioso, se balanceaba continuamente, y sus ojos se enrojecieron. Me dispuse a trabajar esas emociones y sentimientos, apoyándome en nuestros recursos.

Volví a preguntar sobre el sentido de su vida, y emergió la respuesta:

— “Sé que estoy para algo, aunque en este momento no lo tenga claro. Bueno, creo que mi hijo es el motor de mi vida. Eso me da la fuerza suficiente para luchar por mí y él. Ahora sé que no atentaría contra mí, ni haría algo loco que pusiera en riesgo mi vida”.

Cuando empecé a ejercer como psicólogo y psicoterapeuta, solía reflexionar sobre los cuidados y responsabilidades que asumo al entrar en contacto con las personas. De ahí surge mi disposición para actualizarme como profesional de la salud emocional e integral.

También reflexiono sobre los ingredientes que permiten que la psicoterapia sea eficaz y efectiva: un trabajo psicoterapéutico personal, el estudio y actualización constante. Incluyo la retroalimentación de colegas y la supervisión de los trabajos realizados en consulta.

Aquí y ahora, es preciso hacer una reflexión profunda sobre temas de gran calado: soledad, silencio, tiempo y libertad, que gravitan en cada persona que acompaño. Esto se exacerba con las grandes distracciones actuales, que nos sumergen en un mar de experiencias ordinarias y extraordinarias.

En el ámbito personal y profesional me surgen ciertas preocupaciones esenciales por la muerte, la libertad, el aislamiento y el sentido de la vida. Son temas impactantes, que escucho con frecuencia en la consulta. En definitiva, la vida es un eterno aprendizaje, un camino a la trascendencia y un legado que entregaremos al finalizar nuestra vida.

Berenice se retiró con la firme determinación de replantear su vida, dejar de sentirse víctima de las circunstancias y afrontar con decisión el cambio que requiere su existencia. Es hermoso ver a alguien surgir de las cenizas, pararse firme con decisión y determinación para ser lo que quiere y necesita ser.

En mi entrenamiento más reciente escuché: “La comodidad jamás te dará plenitud” (P. Ocampo, 2019). Es pertinente trabajar en mi proyecto de vida, para trascender mi existencia.

Concluyo con este párrafo, citado en el artículo anterior:

“Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...” (J. L. Borges).

El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.

Buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com

“La psicoterapia existencial es un enfoque dinámico que se concentra en las preocupaciones enraizadas en la existencia del individuo”. (I. D. Yalom)


Berenice entró jadeando, apenas podía respirar. El cabello alborotado, y el sudor en la frente reflejaban su urgencia por llegar. Ya había enviado un mensaje, para decir que venía en camino.

— Creí que no llegaba: vengo caminando desde casa, está aquí cerca.

— Después de darle la bienvenida, la invité a pasar. Le di tiempo para reponerse, para que respirara y se tranquilizara, antes de iniciar la sesión.

Un minuto después dijo que no había vuelto porque tuvo algunos contratiempos laborales, familiares y personales, pero que ahora era preciso darse tiempo para organizar mejor su vida.

— ¿Cómo estás?

— Me siento agobiada por tantas cosas, no sé por dónde empezar. Estoy harta de que todos se quejen de mí, no crean en mí y me digan que soy un desastre, una pen…$#”&%. No puedo cumplir todas sus expectativas, me ahoga vivir con ellos…

— ¿Cuánto tiempo tienes viviendo así?

Al escuchar la pregunta rompió en llanto, apretó las manos, su rostro enrojeció y se dobló hacia delante, en el sillón.

Entre sollozos expuso su malestar, dolor y frustración; ya no puede con tanta carga emocional. Desde niña le han dicho que es una inútil, incapaz de hacer algo bueno y, por tanto, no cree en ella. Su autoconcepto y, por ende, su autoestima están deteriorados.

Expresó impetuosamente su coraje y frustración, el dolor que la invade. Está suspendida en el tiempo y espacio, está atrapada. Indago sobre sus recursos emocionales, físicos y espirituales, para juntos diseñar el camino hacia su liberación emocional.

Cuando mencioné los recursos disponibles, dijo:

— No sé qué estoy haciendo aquí.

— ¿A qué te refieres? Obviamente quería explorar sus sentimientos y pensamientos respecto de la vida.

— Estoy perdida, confundida, no sé qué quiero.

— ¿Qué le da sentido a tu vida?

— La pregunta la sorprendió; molesta y moviendo las manos con fuerza, repitió:

— Estoy perdida, confundida, no sé qué quiero. Es mucho el dolor, el coraje y la frustración que siento (colocaba las manos en el pecho).

El llanto era copioso, se balanceaba continuamente, y sus ojos se enrojecieron. Me dispuse a trabajar esas emociones y sentimientos, apoyándome en nuestros recursos.

Volví a preguntar sobre el sentido de su vida, y emergió la respuesta:

— “Sé que estoy para algo, aunque en este momento no lo tenga claro. Bueno, creo que mi hijo es el motor de mi vida. Eso me da la fuerza suficiente para luchar por mí y él. Ahora sé que no atentaría contra mí, ni haría algo loco que pusiera en riesgo mi vida”.

Cuando empecé a ejercer como psicólogo y psicoterapeuta, solía reflexionar sobre los cuidados y responsabilidades que asumo al entrar en contacto con las personas. De ahí surge mi disposición para actualizarme como profesional de la salud emocional e integral.

También reflexiono sobre los ingredientes que permiten que la psicoterapia sea eficaz y efectiva: un trabajo psicoterapéutico personal, el estudio y actualización constante. Incluyo la retroalimentación de colegas y la supervisión de los trabajos realizados en consulta.

Aquí y ahora, es preciso hacer una reflexión profunda sobre temas de gran calado: soledad, silencio, tiempo y libertad, que gravitan en cada persona que acompaño. Esto se exacerba con las grandes distracciones actuales, que nos sumergen en un mar de experiencias ordinarias y extraordinarias.

En el ámbito personal y profesional me surgen ciertas preocupaciones esenciales por la muerte, la libertad, el aislamiento y el sentido de la vida. Son temas impactantes, que escucho con frecuencia en la consulta. En definitiva, la vida es un eterno aprendizaje, un camino a la trascendencia y un legado que entregaremos al finalizar nuestra vida.

Berenice se retiró con la firme determinación de replantear su vida, dejar de sentirse víctima de las circunstancias y afrontar con decisión el cambio que requiere su existencia. Es hermoso ver a alguien surgir de las cenizas, pararse firme con decisión y determinación para ser lo que quiere y necesita ser.

En mi entrenamiento más reciente escuché: “La comodidad jamás te dará plenitud” (P. Ocampo, 2019). Es pertinente trabajar en mi proyecto de vida, para trascender mi existencia.

Concluyo con este párrafo, citado en el artículo anterior:

“Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...” (J. L. Borges).

El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.

Buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com