/ viernes 3 de junio de 2022

Casos y cosas de la experiencia | Desde la experiencia II

El duelo por muerte es el más significativo, por la intensidad con que afecta a la mayoría de las personas.

La vela se ha ido consumiendo, apagando y ofreciendo lo mejor de sí durante el tiempo de su existencia. Eso le ocurre a Ferdinand, pues ha enfrentado el cáncer en un par de ocasiones; un corazón roto por la pérdida de sus otrora mejores condiciones de vida. Él ha sentido miedo, coraje, frustración y dolor, entre muchas otras cosas, y ahora vive con la recurrencia de la enfermedad.

La primera vez que Ferdinand enfrentó el cáncer fue un reto para los miembros de su familia, pues la noticia los cimbró a todos. Algunos se aislaron de inmediato, otros se alejaron y evitaban hablar al respeto. ¿Alguna vez se preguntaron qué necesitaba Ferdinand y cómo se sentía? La revelación parecía una sentencia de muerte.

No existe una fórmula precisa para asimilar que un familiar o amigo cercano tiene cáncer, cada persona hace acopio de sus recursos para superar la situación. Ante un anuncio como este, hay quienes optan por replantear su vida, iniciar un proceso de desapego y liberación o proceder a cerrar ciclos en sus relaciones interpersonales. Se necesita tiempo para sobreponerse a ese dolor y pérdida.

La vida es como una escuela donde cursamos varias materias, aprobamos unas con facilidad, pero otras las presentamos en múltiples ocasiones hasta que lo logramos. Requeriremos del mayor aplomo posible, para enfrentar y asimilar lecciones como la muerte de un ser querido provocada por el cáncer. ¿Cómo nos prepararnos para vivir el duelo por la pérdida de un ser querido que aún está con vida? ¿Qué necesitamos para enfrentar su partida?

El duelo es el proceso psicológico al que nos enfrentamos tras las pérdidas, y consiste principalmente en la adaptación emocional a ellas. Se trata de una situación compleja, que engloba también factores fisiológicos, cognitivos, emocionales y conductuales. Sin lugar a dudas, lo primero que vivimos es la negación de que algo así le sucede a un ser querido. Después viene el coraje y la rabia por lo que le pasa. Luego negociamos o pactamos con nuestras creencias, sigue la depresión, para finalmente dar paso a la aceptación. Esta es la propuesta de ciclo que nos presenta la doctora Elizabeth Kluber-Ross.

Reflexioné sobre este tema durante una de mis caminatas habituales. La vida es una oportunidad para trascender y dejar un legado para otros. Entonces, ¿qué hacer para acompañar a una persona que está viviendo un proceso de enfermedad? Recordé la película Amar la vida; la historia de Margaret Edson, una maestra amargada que fue hospitalizada por padecer cáncer terminal. En dicha cinta se aprecia la postura actual de la ciencia y su reducción, puesto que considera todo únicamente como materia, y termina por deshumanizar algo esencial que puede aportar la medicina: aliviar el sufrimiento, no tanto experimentar con el sufrimiento ajeno. El aporte de la medicina, psicología, psiquiatría y tanatología es indispensable. Las personas necesitan de contacto, compañía y apoyo emocional, para sortear el último trance de su vida.

Sé que Ferdinand y su familia tendrán los recursos necesarios para solventar esa dura experiencia. Tocar al otro es vital. Preparémonos para acompañar a las personas en su camino hacia el final.

Por un mundo de confianza y esperanza.

Buen fin de semana… Confiando22

#contagiabuenavibra #yoaportoenpositivo

El duelo por muerte es el más significativo, por la intensidad con que afecta a la mayoría de las personas.

La vela se ha ido consumiendo, apagando y ofreciendo lo mejor de sí durante el tiempo de su existencia. Eso le ocurre a Ferdinand, pues ha enfrentado el cáncer en un par de ocasiones; un corazón roto por la pérdida de sus otrora mejores condiciones de vida. Él ha sentido miedo, coraje, frustración y dolor, entre muchas otras cosas, y ahora vive con la recurrencia de la enfermedad.

La primera vez que Ferdinand enfrentó el cáncer fue un reto para los miembros de su familia, pues la noticia los cimbró a todos. Algunos se aislaron de inmediato, otros se alejaron y evitaban hablar al respeto. ¿Alguna vez se preguntaron qué necesitaba Ferdinand y cómo se sentía? La revelación parecía una sentencia de muerte.

No existe una fórmula precisa para asimilar que un familiar o amigo cercano tiene cáncer, cada persona hace acopio de sus recursos para superar la situación. Ante un anuncio como este, hay quienes optan por replantear su vida, iniciar un proceso de desapego y liberación o proceder a cerrar ciclos en sus relaciones interpersonales. Se necesita tiempo para sobreponerse a ese dolor y pérdida.

La vida es como una escuela donde cursamos varias materias, aprobamos unas con facilidad, pero otras las presentamos en múltiples ocasiones hasta que lo logramos. Requeriremos del mayor aplomo posible, para enfrentar y asimilar lecciones como la muerte de un ser querido provocada por el cáncer. ¿Cómo nos prepararnos para vivir el duelo por la pérdida de un ser querido que aún está con vida? ¿Qué necesitamos para enfrentar su partida?

El duelo es el proceso psicológico al que nos enfrentamos tras las pérdidas, y consiste principalmente en la adaptación emocional a ellas. Se trata de una situación compleja, que engloba también factores fisiológicos, cognitivos, emocionales y conductuales. Sin lugar a dudas, lo primero que vivimos es la negación de que algo así le sucede a un ser querido. Después viene el coraje y la rabia por lo que le pasa. Luego negociamos o pactamos con nuestras creencias, sigue la depresión, para finalmente dar paso a la aceptación. Esta es la propuesta de ciclo que nos presenta la doctora Elizabeth Kluber-Ross.

Reflexioné sobre este tema durante una de mis caminatas habituales. La vida es una oportunidad para trascender y dejar un legado para otros. Entonces, ¿qué hacer para acompañar a una persona que está viviendo un proceso de enfermedad? Recordé la película Amar la vida; la historia de Margaret Edson, una maestra amargada que fue hospitalizada por padecer cáncer terminal. En dicha cinta se aprecia la postura actual de la ciencia y su reducción, puesto que considera todo únicamente como materia, y termina por deshumanizar algo esencial que puede aportar la medicina: aliviar el sufrimiento, no tanto experimentar con el sufrimiento ajeno. El aporte de la medicina, psicología, psiquiatría y tanatología es indispensable. Las personas necesitan de contacto, compañía y apoyo emocional, para sortear el último trance de su vida.

Sé que Ferdinand y su familia tendrán los recursos necesarios para solventar esa dura experiencia. Tocar al otro es vital. Preparémonos para acompañar a las personas en su camino hacia el final.

Por un mundo de confianza y esperanza.

Buen fin de semana… Confiando22

#contagiabuenavibra #yoaportoenpositivo