/ viernes 12 de agosto de 2022

Casos y cosas de la experiencia | Desde la experiencia XII

La mañana transcurría con tranquilidad, pues estaba absorto en mi quehacer profesional. Cuando redactaba un reporte de desempeño sobre un grupo que participa en un entrenamiento, advertí las correspondencias entre las personas. De pronto escuché una voz femenina y atendí a su llamado; su rostro y sonrisa me resultaron agradables. De inmediato me dispuse a escucharla y responder sus preguntas respecto a un libro que estaba cerca de mi laptop. Eso fue suficiente para entregarnos en un diálogo enfocado en la pasión por la lectura y su compañía inevitable: una rica taza de café.

El encuentro resultó nutricio, ya que compartimos experiencias significativas en este mundo de la lectura y el gusto por el café. Lo que me conduce a plantear este principio: cuando alguien se siente escuchado/a, atendido/a y seguro/a es capaz de confiar y establecer un contacto pleno con las experiencias que van surgiendo en sus encuentros e interacciones. En caso contrario, si experimenta alguna amenaza emocional evita contactar con esas experiencias. Es decir, cuando la relación y/o el entorno resultan amenazantes, la persona se concentra en ubicar las formas de evitar cualquier interacción.

Agradezco el encuentro con ella y lo compartido en ese momento. Es preciso favorecer las relaciones interpersonales saludables donde podamos nutrirnos de experiencias enriquecedoras. Por ejemplo, disfruto charlar con los baristas, con don Jesús que nos saluda y acompaña en ciertos momentos haciendo preguntas sobre algún tema especial; nos cuenta anécdotas, provoca que evoquemos algunas canciones antiguas y repasemos la historia de nuestra ciudad o país. Todo ello constituye una experiencia nutricia.

Existen oportunidades para generar encuentros significativos. Esta semana iniciamos un nuevo ciclo escolar universitario, de manera presencial, reconociendo a los jóvenes que participaron en clases virtuales. Es gracioso ver las expresiones de sorpresa y alegría de los estudiantes, por estar de nuevo frente a frente con sus compañeros y maestros. En definitiva, este suceso de la pandemia generó aprendizajes significativos en todos. Algunos de los alumnos refieren que aprendieron a valorar su vida, a las personas con las cuales conviven, las cosas que tienen, apreciar el tiempo para estar en contacto consigo mismos y valorar también a las amistades.

Adriana Schnake dice: “Nuestra capacidad de vivenciar nos abre mundos y da a nuestro discurso una calidad que trasciende lo cotidiano, nos acerca al lenguaje poético y facilita en el otro una escucha sin escollos”.

Todos estos momentos que relato fueron aderezados por una lluvia copiosa, la algarabía de los truenos, el correr de los jóvenes cruzando de un lado a otro y saltando los charcos de agua. La tarde del martes fue genial, un regalo de la naturaleza. Sé que para algunas personas esto resulta caótico, no obstante veamos el beneficio que nos aporta a todos: el verdor de los árboles, las plantas reviven, los animales juguetean como niños dentro de los charcos de agua.

Cierro esta colaboración con una afirmación de Joseph Zinker: “La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”. Agradezco lo vivido en estos días y en este momento; así sea.


La mañana transcurría con tranquilidad, pues estaba absorto en mi quehacer profesional. Cuando redactaba un reporte de desempeño sobre un grupo que participa en un entrenamiento, advertí las correspondencias entre las personas. De pronto escuché una voz femenina y atendí a su llamado; su rostro y sonrisa me resultaron agradables. De inmediato me dispuse a escucharla y responder sus preguntas respecto a un libro que estaba cerca de mi laptop. Eso fue suficiente para entregarnos en un diálogo enfocado en la pasión por la lectura y su compañía inevitable: una rica taza de café.

El encuentro resultó nutricio, ya que compartimos experiencias significativas en este mundo de la lectura y el gusto por el café. Lo que me conduce a plantear este principio: cuando alguien se siente escuchado/a, atendido/a y seguro/a es capaz de confiar y establecer un contacto pleno con las experiencias que van surgiendo en sus encuentros e interacciones. En caso contrario, si experimenta alguna amenaza emocional evita contactar con esas experiencias. Es decir, cuando la relación y/o el entorno resultan amenazantes, la persona se concentra en ubicar las formas de evitar cualquier interacción.

Agradezco el encuentro con ella y lo compartido en ese momento. Es preciso favorecer las relaciones interpersonales saludables donde podamos nutrirnos de experiencias enriquecedoras. Por ejemplo, disfruto charlar con los baristas, con don Jesús que nos saluda y acompaña en ciertos momentos haciendo preguntas sobre algún tema especial; nos cuenta anécdotas, provoca que evoquemos algunas canciones antiguas y repasemos la historia de nuestra ciudad o país. Todo ello constituye una experiencia nutricia.

Existen oportunidades para generar encuentros significativos. Esta semana iniciamos un nuevo ciclo escolar universitario, de manera presencial, reconociendo a los jóvenes que participaron en clases virtuales. Es gracioso ver las expresiones de sorpresa y alegría de los estudiantes, por estar de nuevo frente a frente con sus compañeros y maestros. En definitiva, este suceso de la pandemia generó aprendizajes significativos en todos. Algunos de los alumnos refieren que aprendieron a valorar su vida, a las personas con las cuales conviven, las cosas que tienen, apreciar el tiempo para estar en contacto consigo mismos y valorar también a las amistades.

Adriana Schnake dice: “Nuestra capacidad de vivenciar nos abre mundos y da a nuestro discurso una calidad que trasciende lo cotidiano, nos acerca al lenguaje poético y facilita en el otro una escucha sin escollos”.

Todos estos momentos que relato fueron aderezados por una lluvia copiosa, la algarabía de los truenos, el correr de los jóvenes cruzando de un lado a otro y saltando los charcos de agua. La tarde del martes fue genial, un regalo de la naturaleza. Sé que para algunas personas esto resulta caótico, no obstante veamos el beneficio que nos aporta a todos: el verdor de los árboles, las plantas reviven, los animales juguetean como niños dentro de los charcos de agua.

Cierro esta colaboración con una afirmación de Joseph Zinker: “La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”. Agradezco lo vivido en estos días y en este momento; así sea.