/ viernes 19 de agosto de 2022

Casos y cosas de la experiencia | Desde la experiencia XIII

El tráfico fluía con gran lentitud, debido a una manifestación contra la carestía de los servicios de electricidad; algunos automovilistas tomamos rutas alternas para llegar a nuestro destino. Es posible observar la amabilidad de algunos conductores que te permiten avanzar, en cambio otros se aferran a negar alguna posibilidad de acceso a un cambio de carril.

Por consiguiente, es preciso tomar las cosas con calma y paciencia para resolver este tipo de situaciones. Pude girar oportunamente, para tomar una vía alterna, y así llegar puntual a mi compromiso. Sin embargo, la persona con la cual tendría una entrevista estaba atrapada en el tráfico. Entonces surgió la oportunidad de enviar un par de mensajes de texto para saludar a amigos entrañables. En verdad, estoy de acuerdo con lo que afirma Irving Yalom: “Somos todos criaturas de un día; tanto el que recuerda como el recordado”.

Dispuse de tiempo para emprender algunas actividades correspondientes a este día, y planear otras para los siguientes. Analicé opciones para atender mejor los compromisos de la semana. El tiempo transcurrió, y fue preciso salir de nuevo a la calle para transportarme al consultorio. Justo en el trayecto recibí la llamada de la persona que atendería, para ofrecerme una disculpa porque tuvo imprevistos y no llegaría a la consulta.

¿Cómo aprovechar el tiempo? Elegí revisar la lectura de investigaciones sobre el tema de la soledad y sus efectos. Encontré algunos aspectos interesantes: la soledad es tan peligrosa para la salud como fumar. Entonces pensé en el valor de las relaciones interpersonales, pues éstas enriquecen nuestra vida y la prolongan. Continué explorando, y encontré esta afirmación, de Gustav Dobos: “Sentir completa soledad es uno de los sentimientos más abrumadores que existen. Intensifica las tendencias a la depresión, pero también los síntomas físicos”.

Los estudios realizados afirman que si contamos con un buen círculo de conocidos y amigos tenemos 50% de posibilidades de no morir prematuramente. Llamó mi atención la referencia a los factores de riesgo: la soledad es tan perjudicial como fumar 15 cigarrillos al día; ocasiona tantos daños como el abuso del alcohol; es más perjudicial que no hacer deporte y es, incluso, dos veces más dañina que el sobrepeso. Sin embargo, es menos importante si esas personas viven solas o acompañadas. Como podemos apreciar, el entorno que nos rodea repercute en la salud, porque las personas que son más sociables suelen tener mayor sentido de responsabilidad hacia sí mismas y, por consiguiente, hacia los demás. Esto los conduce a asumir menos riesgos y dedican tiempo a mejorar su estilo de vida, para que sea saludable.

Ahora bien, podemos cambiar de hábitos, por ejemplo reducir el uso del celular, y favorecer así la charla entre las personas; entablar conversación con desconocidos, esto implicará mejorar nuestras habilidades sociales y será útil para la intuición. Estemos dispuestos a mejorar nuestras habilidades de contacto para obtener algo que nos ayude a sopesar la soledad. ¿Sabías que un saludo sincero (sonrisa, hola, etcétera) contribuye a disminuir la presión arterial? Tengo un reto: probar todo esto con los estudiantes con los cuales convivo a diario; luego les contaré qué sucede.

“La autoconciencia es un regalo supremo, un tesoro tan precioso como la vida. Esto es lo que nos hace humanos.” (Irving Yalom)


El tráfico fluía con gran lentitud, debido a una manifestación contra la carestía de los servicios de electricidad; algunos automovilistas tomamos rutas alternas para llegar a nuestro destino. Es posible observar la amabilidad de algunos conductores que te permiten avanzar, en cambio otros se aferran a negar alguna posibilidad de acceso a un cambio de carril.

Por consiguiente, es preciso tomar las cosas con calma y paciencia para resolver este tipo de situaciones. Pude girar oportunamente, para tomar una vía alterna, y así llegar puntual a mi compromiso. Sin embargo, la persona con la cual tendría una entrevista estaba atrapada en el tráfico. Entonces surgió la oportunidad de enviar un par de mensajes de texto para saludar a amigos entrañables. En verdad, estoy de acuerdo con lo que afirma Irving Yalom: “Somos todos criaturas de un día; tanto el que recuerda como el recordado”.

Dispuse de tiempo para emprender algunas actividades correspondientes a este día, y planear otras para los siguientes. Analicé opciones para atender mejor los compromisos de la semana. El tiempo transcurrió, y fue preciso salir de nuevo a la calle para transportarme al consultorio. Justo en el trayecto recibí la llamada de la persona que atendería, para ofrecerme una disculpa porque tuvo imprevistos y no llegaría a la consulta.

¿Cómo aprovechar el tiempo? Elegí revisar la lectura de investigaciones sobre el tema de la soledad y sus efectos. Encontré algunos aspectos interesantes: la soledad es tan peligrosa para la salud como fumar. Entonces pensé en el valor de las relaciones interpersonales, pues éstas enriquecen nuestra vida y la prolongan. Continué explorando, y encontré esta afirmación, de Gustav Dobos: “Sentir completa soledad es uno de los sentimientos más abrumadores que existen. Intensifica las tendencias a la depresión, pero también los síntomas físicos”.

Los estudios realizados afirman que si contamos con un buen círculo de conocidos y amigos tenemos 50% de posibilidades de no morir prematuramente. Llamó mi atención la referencia a los factores de riesgo: la soledad es tan perjudicial como fumar 15 cigarrillos al día; ocasiona tantos daños como el abuso del alcohol; es más perjudicial que no hacer deporte y es, incluso, dos veces más dañina que el sobrepeso. Sin embargo, es menos importante si esas personas viven solas o acompañadas. Como podemos apreciar, el entorno que nos rodea repercute en la salud, porque las personas que son más sociables suelen tener mayor sentido de responsabilidad hacia sí mismas y, por consiguiente, hacia los demás. Esto los conduce a asumir menos riesgos y dedican tiempo a mejorar su estilo de vida, para que sea saludable.

Ahora bien, podemos cambiar de hábitos, por ejemplo reducir el uso del celular, y favorecer así la charla entre las personas; entablar conversación con desconocidos, esto implicará mejorar nuestras habilidades sociales y será útil para la intuición. Estemos dispuestos a mejorar nuestras habilidades de contacto para obtener algo que nos ayude a sopesar la soledad. ¿Sabías que un saludo sincero (sonrisa, hola, etcétera) contribuye a disminuir la presión arterial? Tengo un reto: probar todo esto con los estudiantes con los cuales convivo a diario; luego les contaré qué sucede.

“La autoconciencia es un regalo supremo, un tesoro tan precioso como la vida. Esto es lo que nos hace humanos.” (Irving Yalom)