/ sábado 26 de marzo de 2022

Casos y cosas de la experiencia | ¿Es efectiva la psicoterapia?

La semana pasada, durante un viaje de trabajo a una mina en la sierra de Sonora aproveché el trayecto para pensar en la consulta que me hizo Rachel por correo electrónico. En ese camino sinuoso, difícil, de avance lento y que conlleva cierto riesgo puede reflexionar sobre dicha solicitud, y la urgencia de ella por conocer sobre la efectividad de la psicoterapia en determinado trastorno de la personalidad.

Cuando solicitamos ayuda profesional esperamos resultados satisfactorios a la brevedad, y que se produzcan como por arte de magia. En ocasiones el dolor emocional que nos agobia es tanto, que deseamos liberarnos pronto de él. Sin embargo, resulta difícil hacerlo cuando es provocado por alguien que no es consciente de ello o, pese a saberlo, no está dispuesto a cambiar su comportamiento.

Entonces surge la pregunta de si la psicoterapia es efectiva. En efecto lo es, y es mucho mejor que optar por el no tratamiento. Se afirma (APA, 2013) que alrededor de 80% de los pacientes sometidos a algún tipo de tratamiento manifiestan cambios psicológicos significativos. Y también que contribuye a que éstos mejoren, y provoca modificaciones en las estrategias para el afrontamiento de sus problemas.

Por lo tanto, para obtener resultados satisfactorios se requiere un tratamiento basado en evidencias y adecuado al problema, a las características, los valores, cultura y preferencias del individuo. Además son necesarios los conocimientos clínicos del psicoterapeuta, una dosis de involucramiento, compromiso y responsabilidad de éste y también del consultante.

Cuando una persona inicia un proceso de psicoterapia vive y siente desasosiego, no tiene control. El tratamiento le ayuda a comprender que puede tomar acciones para mejorar su situación. Esto conduce a ejecutar cambios que le permitan fortalecer un comportamiento saludable, mejorar las relaciones interpersonales, gestionar adecuadamente las emociones, rendir más en el plano laboral y otros rubros, y ayudarle a pensar de forma más clara y positiva sobre lo que vive y experimenta.

Algunos problemas o situaciones responden mejor a un estilo particular de terapia; el vínculo y la relación entre el consultante y el profesional siguen siendo factores vitales. Esto se refleja en un concepto de Carl G. Jung, quien dijo: “El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman”.

Para obtener buenos resultados, otra parte fundamental es la preparación continua personal y profesional del psicoterapeuta, como se refleja en esta exhortación de Jung: “Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”. Es decir, como profesionales de la salud, nuestro trabajo personal es arduo e incluye la impecabilidad en el servicio personal y profesional ante nuestros consultantes.

Me encantaría ofrecer una respuesta categórica a Rachel sobre su solicitud respecto a la situación planteada, sin embargo creo que la disposición de la persona que vive la experiencia es clave para lograr un proceso favorable. Lo que puede suceder es que ella no acepte o se autoengañe. Confío en que decida correr el riesgo de atenderse oportunamente para sortear ese sufrimiento y dolor emocional. Por consiguiente, es vital que, cuando inicie las sesiones de psicoterapia, el profesional y usted acuerden los objetivos del tratamiento. Durante el proceso es importante que ambos revisen si se están obteniendo los resultados esperados.

Hay que tener en cuenta que conforme se avance es posible experimentar enojo, tristeza o mayor confusión que al inicio. Esto no quiere decir que la psicoterapia no funcione; más bien puede ser una señal de que el psicoterapeuta está conduciendo a la persona a confrontar situaciones difíciles o a realizar cambios. Las emociones que experimente pueden exacerbarse y representar una señal de crecimiento, avance y no de estancamiento. Puede parecer que las situaciones empeoran, antes de mejorar o resolverse.

La psicoterapia es un proceso cuyo objetivo es aumentar el autoapoyo, sobre la base de ampliar la conciencia del individuo en la responsabilidad que él tiene en su propio bienestar.


La semana pasada, durante un viaje de trabajo a una mina en la sierra de Sonora aproveché el trayecto para pensar en la consulta que me hizo Rachel por correo electrónico. En ese camino sinuoso, difícil, de avance lento y que conlleva cierto riesgo puede reflexionar sobre dicha solicitud, y la urgencia de ella por conocer sobre la efectividad de la psicoterapia en determinado trastorno de la personalidad.

Cuando solicitamos ayuda profesional esperamos resultados satisfactorios a la brevedad, y que se produzcan como por arte de magia. En ocasiones el dolor emocional que nos agobia es tanto, que deseamos liberarnos pronto de él. Sin embargo, resulta difícil hacerlo cuando es provocado por alguien que no es consciente de ello o, pese a saberlo, no está dispuesto a cambiar su comportamiento.

Entonces surge la pregunta de si la psicoterapia es efectiva. En efecto lo es, y es mucho mejor que optar por el no tratamiento. Se afirma (APA, 2013) que alrededor de 80% de los pacientes sometidos a algún tipo de tratamiento manifiestan cambios psicológicos significativos. Y también que contribuye a que éstos mejoren, y provoca modificaciones en las estrategias para el afrontamiento de sus problemas.

Por lo tanto, para obtener resultados satisfactorios se requiere un tratamiento basado en evidencias y adecuado al problema, a las características, los valores, cultura y preferencias del individuo. Además son necesarios los conocimientos clínicos del psicoterapeuta, una dosis de involucramiento, compromiso y responsabilidad de éste y también del consultante.

Cuando una persona inicia un proceso de psicoterapia vive y siente desasosiego, no tiene control. El tratamiento le ayuda a comprender que puede tomar acciones para mejorar su situación. Esto conduce a ejecutar cambios que le permitan fortalecer un comportamiento saludable, mejorar las relaciones interpersonales, gestionar adecuadamente las emociones, rendir más en el plano laboral y otros rubros, y ayudarle a pensar de forma más clara y positiva sobre lo que vive y experimenta.

Algunos problemas o situaciones responden mejor a un estilo particular de terapia; el vínculo y la relación entre el consultante y el profesional siguen siendo factores vitales. Esto se refleja en un concepto de Carl G. Jung, quien dijo: “El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman”.

Para obtener buenos resultados, otra parte fundamental es la preparación continua personal y profesional del psicoterapeuta, como se refleja en esta exhortación de Jung: “Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”. Es decir, como profesionales de la salud, nuestro trabajo personal es arduo e incluye la impecabilidad en el servicio personal y profesional ante nuestros consultantes.

Me encantaría ofrecer una respuesta categórica a Rachel sobre su solicitud respecto a la situación planteada, sin embargo creo que la disposición de la persona que vive la experiencia es clave para lograr un proceso favorable. Lo que puede suceder es que ella no acepte o se autoengañe. Confío en que decida correr el riesgo de atenderse oportunamente para sortear ese sufrimiento y dolor emocional. Por consiguiente, es vital que, cuando inicie las sesiones de psicoterapia, el profesional y usted acuerden los objetivos del tratamiento. Durante el proceso es importante que ambos revisen si se están obteniendo los resultados esperados.

Hay que tener en cuenta que conforme se avance es posible experimentar enojo, tristeza o mayor confusión que al inicio. Esto no quiere decir que la psicoterapia no funcione; más bien puede ser una señal de que el psicoterapeuta está conduciendo a la persona a confrontar situaciones difíciles o a realizar cambios. Las emociones que experimente pueden exacerbarse y representar una señal de crecimiento, avance y no de estancamiento. Puede parecer que las situaciones empeoran, antes de mejorar o resolverse.

La psicoterapia es un proceso cuyo objetivo es aumentar el autoapoyo, sobre la base de ampliar la conciencia del individuo en la responsabilidad que él tiene en su propio bienestar.