/ viernes 15 de mayo de 2020

Casos y cosas de la experiencia | Fue ella, fui yo

"… Lo sé, lo que tuvimos ya se nos fue,

pudo más el orgullo, pudo menos la fe.

Amar es mucho más que una sola palabra,

es la diaria batalla que olvidamos ganar.

Fue ella o yo, fue ella o yo".

(Yahir)

ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL EN UN SOLO LUGAR Y DESDE CUALQUIER DISPOSITIVO ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!

Charlie expresó, molesto:

— ¿Qué estoy haciendo mal? Le dedico tiempo a ella y a los niños; creo que no les falta nada. Siempre está insatisfecha.

— ¿Para qué me esfuerzo tanto? De verdad, no sé lo que quiere. Es una continua demanda. Critica todo lo que hago, ¿qué p#$%&, necesita?

Él lanzó estas preguntas con energía y agitando las manos, su voz era fuerte y en ocasiones entrecortada por las emociones. Le urgen respuestas claras y concisas, para comprender lo que sucede en su relación de pareja.

— Ciertamente no siento deseos de llegar a casa, pues de inmediato inicia el rosario de quejas.

Con frecuencia escucho, en el consultorio, las demandas de respuestas a situaciones parecidas, tanto de mujeres como de hombres. La pareja de hoy sufre de desconfianza, deslealtad, desamor, rutina, monotonía y estrés, entre muchas cosas más.

Como psicoterapeuta, estoy convencido de que las parejas pueden sortear sus diferencias y salir adelante. Por supuesto, es preciso tener la decisión, el compromiso y la actitud para enfrentar lo que se vive. Ambos tienen recursos para sumar y lograr reinventar la relación.

Melanie compartió lo que sucede en su matrimonio:

— Mi marido y yo hemos perdido la auténtica disposición por arreglar las cosas entre nosotros. Vivimos una relación tipo toalla: tú aquí y yo allá. Compartimos una casa, pero dormimos en cuartos diferentes y guardando apariencias. Podría decir que lo quiero y me quiere, pero se acabó, y lo que sentimos no es suficiente para seguir juntos.

Charlie comentó que durante los años de convivencia han logrado disfrutar de momentos agradables, logros profesionales, bienes, viajes y todo eso no basta para permanecer juntos. Agregó que a su relación le hace falta pasión, y volver a sentir las mariposas en el estómago.

En verdad, la química del enamoramiento es genial; nos transporta a lugares inhóspitos, nos conmueve y agita las emociones. Llegamos a olvidarnos de nuestra identidad y damos paso a la confluencia que nos mantiene fusionados y no observamos los detalles del otro. Cuanto pasa el enamoramiento la visión se aclara, y entonces vemos los defectos del otro, sus hábitos y las cosas que nos desagradan.

Cuando escucho estas declaraciones de las parejas, reflexiono sobre los cambios tan desafiantes que viven a cada paso. Consideran que el amor se terminó una vez que se acaba la magia del enamoramiento. Pero es justo ahí donde inicia el proceso de amar al otro como es, con sus aciertos, defectos y virtudes. Es preciso construir a la pareja en el día a día, y trabajar en las etapas por las que pasa en el transcurso de la vida en común.

Charlie y Melanie coincidieron en que “se apoderó de nosotros la rutina, el enfado, las preocupaciones, las razones sórdidas de las múltiples obligaciones, y todo esto mermó el amor, la pasión y la compañía plena como pareja. Perdimos el rumbo… entonces: ‘fue ella o fui yo… sí los culpables fuimos los dos’”.

Es vital darnos cuenta de que la pareja es una sociedad en la que los integrantes están comprometidos a cumplir responsabilidades, y que representa un desafío expresar lo que les ocurre, porque los dos pueden sentirse acusados de no estar realizando lo que les corresponde. Aquí es importante reconocer que ambos desean y necesitan acompañamiento y apoyo del otro para hacer lo que le toca a cada uno, y así lograr el resultado esperado, que es hacer pareja.

No hay parejas perfectas… hay parejas en proceso de ser mejores cada día.

Buen fin de semana… Quédate en casa y hablemos de Convida-20.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com

"… Lo sé, lo que tuvimos ya se nos fue,

pudo más el orgullo, pudo menos la fe.

Amar es mucho más que una sola palabra,

es la diaria batalla que olvidamos ganar.

Fue ella o yo, fue ella o yo".

(Yahir)

ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL EN UN SOLO LUGAR Y DESDE CUALQUIER DISPOSITIVO ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!

Charlie expresó, molesto:

— ¿Qué estoy haciendo mal? Le dedico tiempo a ella y a los niños; creo que no les falta nada. Siempre está insatisfecha.

— ¿Para qué me esfuerzo tanto? De verdad, no sé lo que quiere. Es una continua demanda. Critica todo lo que hago, ¿qué p#$%&, necesita?

Él lanzó estas preguntas con energía y agitando las manos, su voz era fuerte y en ocasiones entrecortada por las emociones. Le urgen respuestas claras y concisas, para comprender lo que sucede en su relación de pareja.

— Ciertamente no siento deseos de llegar a casa, pues de inmediato inicia el rosario de quejas.

Con frecuencia escucho, en el consultorio, las demandas de respuestas a situaciones parecidas, tanto de mujeres como de hombres. La pareja de hoy sufre de desconfianza, deslealtad, desamor, rutina, monotonía y estrés, entre muchas cosas más.

Como psicoterapeuta, estoy convencido de que las parejas pueden sortear sus diferencias y salir adelante. Por supuesto, es preciso tener la decisión, el compromiso y la actitud para enfrentar lo que se vive. Ambos tienen recursos para sumar y lograr reinventar la relación.

Melanie compartió lo que sucede en su matrimonio:

— Mi marido y yo hemos perdido la auténtica disposición por arreglar las cosas entre nosotros. Vivimos una relación tipo toalla: tú aquí y yo allá. Compartimos una casa, pero dormimos en cuartos diferentes y guardando apariencias. Podría decir que lo quiero y me quiere, pero se acabó, y lo que sentimos no es suficiente para seguir juntos.

Charlie comentó que durante los años de convivencia han logrado disfrutar de momentos agradables, logros profesionales, bienes, viajes y todo eso no basta para permanecer juntos. Agregó que a su relación le hace falta pasión, y volver a sentir las mariposas en el estómago.

En verdad, la química del enamoramiento es genial; nos transporta a lugares inhóspitos, nos conmueve y agita las emociones. Llegamos a olvidarnos de nuestra identidad y damos paso a la confluencia que nos mantiene fusionados y no observamos los detalles del otro. Cuanto pasa el enamoramiento la visión se aclara, y entonces vemos los defectos del otro, sus hábitos y las cosas que nos desagradan.

Cuando escucho estas declaraciones de las parejas, reflexiono sobre los cambios tan desafiantes que viven a cada paso. Consideran que el amor se terminó una vez que se acaba la magia del enamoramiento. Pero es justo ahí donde inicia el proceso de amar al otro como es, con sus aciertos, defectos y virtudes. Es preciso construir a la pareja en el día a día, y trabajar en las etapas por las que pasa en el transcurso de la vida en común.

Charlie y Melanie coincidieron en que “se apoderó de nosotros la rutina, el enfado, las preocupaciones, las razones sórdidas de las múltiples obligaciones, y todo esto mermó el amor, la pasión y la compañía plena como pareja. Perdimos el rumbo… entonces: ‘fue ella o fui yo… sí los culpables fuimos los dos’”.

Es vital darnos cuenta de que la pareja es una sociedad en la que los integrantes están comprometidos a cumplir responsabilidades, y que representa un desafío expresar lo que les ocurre, porque los dos pueden sentirse acusados de no estar realizando lo que les corresponde. Aquí es importante reconocer que ambos desean y necesitan acompañamiento y apoyo del otro para hacer lo que le toca a cada uno, y así lograr el resultado esperado, que es hacer pareja.

No hay parejas perfectas… hay parejas en proceso de ser mejores cada día.

Buen fin de semana… Quédate en casa y hablemos de Convida-20.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com