/ viernes 26 de julio de 2024

Casos y Cosas de la Experiencia | Justo ahora

Sí, justo ahora estoy en donde quiero estar.

Así es, justo ahora estoy donde quiero estar. En medio de un mar de personas que viajan de norte a sur, aspiro olores diversos, escucho ruido de autos, veo árboles que vigilan a los paseantes y siento el aire suave y fresco del día. Decidí regalarme unos días lejos de la rutina. Hace tiempo que no disfrutaba un cono de nieve de garrafa, ni escuchaba con detenimiento la música de flauta interpretada por un músico de la calle. Es hermoso cómo ese instrumento reproduce las melodías de antaño como Imagine, de John Lennon. Continúe mi camino gozando cada regalo de la naturaleza, mi celular estuvo en silencio, y así pude disfrutar todos esos momentos descritos.

Llegó el momento de beber una taza de café, en compañía de mi pareja. Comentamos cada sensación que fuimos anexando en nuestro recorrido, y agradecimos los regalos del día. Era preciso movernos, para fortalecer nuestros músculos y agudizar los sentidos. Hemos vivido situaciones adversas que nos han hecho más fuertes, y cada experiencia ha marcado nuestra alma. Somos andantes en un camino de aprendizaje, servicio y comunidad.

Estamos donde queremos estar, juntos para recorrer caminos ignotos, donde encontraremos más lecciones que aprender y agradecer. Caminamos por un parque colmado de árboles, donde pudimos observar a gente caminar, a amantes comerse a besos, niños correr y jóvenes detrás de sus hijos perrunos, como se les conoce ahora. Los recuerdos de la juventud vinieron a mi mente, y los agradecí. Ahora corresponde recoger todo lo que estaba detenido en este lugar, abrir la mochila emocional y liberar cargas que en un tiempo fueron motivo de bloqueo y dolor. La mochila se abrió y liberé lo que hizo daño, ahora toca reacomodar y liberar espacio para nuevas experiencias nutricias.

Esto me conduce a reflexionar en que todo lo que llega, llega por algo; todo lo que se va, se va por algo también. Estoy agradecido por cada experiencia obtenida, cada persona que ha llegado y partido, todo camino andado porque las piedras con las que tropecé me dejaron una enseñanza. He aprendido a sortear los obstáculos del camino. Podemos creer que esto es fácil, y podría ser si estamos preparados para ello. Ser lo que soy ha requerido de arduo trabajo emocional. Esto ha implicado tropezar varias veces, lo más relevante y significativo ha sido levantarme para allanar el camino y conquistar los sueños. He logrado algunos, y sigo persiguiendo otros. Un tiempo miraba sin ver, oía sin escuchar, hablaba de forma imparable y caminaba sin ser consciente del camino, y mis sentidos estaban anestesiados.

Hoy recuerdo la canción de Alberto Cortez, que dice: “Más allá de cualquier ideología. Más allá de lo sabio y lo profano. Soy parte del espacio, soy la vida. Por el hecho de ser un ser humano. Yo soy el constructor de mis virtudes, como lo soy a la vez de mis defectos. Torrente inagotable de inquietudes. Genial contradicción de lo perfecto. Yo puse las espinas en la frente, los clavos en los pies y ambas manos. Después rompí a llorar amargamente la muerte irreparable de mi hermano. Por mí se hará polémica la duda, ¿quién soy?, ¿a dónde voy?, ¿de dónde vengo? A través de los tiempos tan aguda, que por ella renazco y me sostengo…”

Regresamos a descansar, luego de charlar un buen rato sobre lo acontecido en este recorrido, nos acompañó un silencio que emana paz y tranquilidad. Como dice Thich Nhat Hanh: “Camina como si estuvieras besando el suelo con tus pies”. Uno a uno nuestros pasos acompañados del silencio y la respiración consciente.

Sí, justo ahora estamos donde queremos estar. Hicimos un alto en el camino, será un tiempo nutricio para continuar el servicio a los demás en el plano personal y profesional. Volveremos con nuevos ánimos y experiencias para continuar en el camino.

Por un mundo de esperanza y paz. Buen fin de semana. Año 2024 Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com

Sí, justo ahora estoy en donde quiero estar.

Así es, justo ahora estoy donde quiero estar. En medio de un mar de personas que viajan de norte a sur, aspiro olores diversos, escucho ruido de autos, veo árboles que vigilan a los paseantes y siento el aire suave y fresco del día. Decidí regalarme unos días lejos de la rutina. Hace tiempo que no disfrutaba un cono de nieve de garrafa, ni escuchaba con detenimiento la música de flauta interpretada por un músico de la calle. Es hermoso cómo ese instrumento reproduce las melodías de antaño como Imagine, de John Lennon. Continúe mi camino gozando cada regalo de la naturaleza, mi celular estuvo en silencio, y así pude disfrutar todos esos momentos descritos.

Llegó el momento de beber una taza de café, en compañía de mi pareja. Comentamos cada sensación que fuimos anexando en nuestro recorrido, y agradecimos los regalos del día. Era preciso movernos, para fortalecer nuestros músculos y agudizar los sentidos. Hemos vivido situaciones adversas que nos han hecho más fuertes, y cada experiencia ha marcado nuestra alma. Somos andantes en un camino de aprendizaje, servicio y comunidad.

Estamos donde queremos estar, juntos para recorrer caminos ignotos, donde encontraremos más lecciones que aprender y agradecer. Caminamos por un parque colmado de árboles, donde pudimos observar a gente caminar, a amantes comerse a besos, niños correr y jóvenes detrás de sus hijos perrunos, como se les conoce ahora. Los recuerdos de la juventud vinieron a mi mente, y los agradecí. Ahora corresponde recoger todo lo que estaba detenido en este lugar, abrir la mochila emocional y liberar cargas que en un tiempo fueron motivo de bloqueo y dolor. La mochila se abrió y liberé lo que hizo daño, ahora toca reacomodar y liberar espacio para nuevas experiencias nutricias.

Esto me conduce a reflexionar en que todo lo que llega, llega por algo; todo lo que se va, se va por algo también. Estoy agradecido por cada experiencia obtenida, cada persona que ha llegado y partido, todo camino andado porque las piedras con las que tropecé me dejaron una enseñanza. He aprendido a sortear los obstáculos del camino. Podemos creer que esto es fácil, y podría ser si estamos preparados para ello. Ser lo que soy ha requerido de arduo trabajo emocional. Esto ha implicado tropezar varias veces, lo más relevante y significativo ha sido levantarme para allanar el camino y conquistar los sueños. He logrado algunos, y sigo persiguiendo otros. Un tiempo miraba sin ver, oía sin escuchar, hablaba de forma imparable y caminaba sin ser consciente del camino, y mis sentidos estaban anestesiados.

Hoy recuerdo la canción de Alberto Cortez, que dice: “Más allá de cualquier ideología. Más allá de lo sabio y lo profano. Soy parte del espacio, soy la vida. Por el hecho de ser un ser humano. Yo soy el constructor de mis virtudes, como lo soy a la vez de mis defectos. Torrente inagotable de inquietudes. Genial contradicción de lo perfecto. Yo puse las espinas en la frente, los clavos en los pies y ambas manos. Después rompí a llorar amargamente la muerte irreparable de mi hermano. Por mí se hará polémica la duda, ¿quién soy?, ¿a dónde voy?, ¿de dónde vengo? A través de los tiempos tan aguda, que por ella renazco y me sostengo…”

Regresamos a descansar, luego de charlar un buen rato sobre lo acontecido en este recorrido, nos acompañó un silencio que emana paz y tranquilidad. Como dice Thich Nhat Hanh: “Camina como si estuvieras besando el suelo con tus pies”. Uno a uno nuestros pasos acompañados del silencio y la respiración consciente.

Sí, justo ahora estamos donde queremos estar. Hicimos un alto en el camino, será un tiempo nutricio para continuar el servicio a los demás en el plano personal y profesional. Volveremos con nuevos ánimos y experiencias para continuar en el camino.

Por un mundo de esperanza y paz. Buen fin de semana. Año 2024 Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com