/ viernes 13 de septiembre de 2019

Casos y cosas de la experiencia | La vida personal del psicoterapeuta

“El impacto de la práctica clínica en las emociones y vivencias del psicoterapeuta”.

Hace unas semanas concluí un proceso de capacitación, esa tarde de domingo estuvo llena de emociones y sentimientos por la experiencia vivida en meses de intenso trabajo personal y grupal, hubo risas, abrazos y recuerdos que quedaron grabados en el corazón. Al charlar con los compañeros sobre los próximos proyectos conjuntos y los encuentros personales, nos impulsaba una vibración emocional maravillosa.

Nuestra guía y facilitadora concluyó su labor, estaba exhausta por tanto trabajo individual y de grupo. Su entrega no tiene precio, ama lo que hace y se apasiona con fervor para crear horizontes nuevos que explorar. Es un ejemplo de profesionalismo y calidad humana.

En verdad, en el proceso de acompañamiento, el psicoterapeuta vive intensamente las emociones y sentimientos que expresa cada persona, recibe el impacto de esas experiencias y, por consiguiente, necesita del autocuidado físico, emocional y espiritual.

Es un privilegio acompañar a otros seres humanos en su proceso, para convertirse en personas libres y autónomas. Gracias a esa disposición de servicio experimentamos alegrías, tristezas, dolor, enojo y miedo de quienes nos solicitan un servicio profesional.

Por ello, al terminar este proceso de preparación, y ser testigo de la misión y entrega personal de nuestra facilitadora, no nos queda más que agradecer su labor como un regalo, que sólo se puede reconocer con nuestro compromiso con el quehacer personal y profesional, es decir, vivir lo que nos ha ofrecido y estar alineados con esa congruencia e impecabilidad.

Era preciso celebrar los regalos de vida de cada participante y el trabajo amoroso de nuestra facilitadora, y así lo hicimos, con una comida suculenta y el aroma de 25 rosas, que representan los mismos años de trabajo del Centro Gestalt Oaxaca, dirigido por la doctora Pilar Ocampo Pizano.

Además, gozamos de un momento de alegría al escuchar al mariachi y entonar canciones emblemáticas para este grupo; fueron momentos intensos de gozo y disfrute, y recuerdos bellos que quedaron grabados en nuestra piel y corazón. Gracias, gracias, gracias.

Es maravilloso emprender un camino nuevo en nuestro quehacer profesional, que conlleva la suma de aprendizajes, adquisición o reforzamiento de habilidades y el dominio de otras técnicas. A medida que avanzamos en esa tarea, nos percatamos de la repercusión que tienen nuestros conocimientos, habilidades y actitudes.

Lo anterior implica un compromiso serio con el autocuidado personal, supervisión de nuestro trabajo y estudio continuo, en compañía de colegas y, por supuesto, en la formación de otros. Confieso que este camino es retador y altamente gratificante.

Es un compromiso pleno con nuestra vida y profesión, para ejercerla con calidad y calidez, por ello necesitamos estar en actualización permanente, y dispuestos a enfrentar desafíos nuevos en el entorno que nos rodea, para así influir en la sociedad.

En un par de ocasiones he señalado el autocuidado, esto implica crear relaciones interpersonales saludables para nutrirnos de energía, y así estar dispuestos para acompañar a las personas que requieran de nuestra ayuda profesional.

Necesitamos de los compañeros y colegas para aliviar la carga emocional que recibimos o que nos corresponde trabajar. No podemos aislarnos, porque esto iría en detrimento de nuestra salud integral.

El impacto de la práctica clínica en las emociones y vivencias del psicoterapeuta es inevitable, por ello tenemos que estar alerta a las señales de nuestro corpus integral.

Buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com

“El impacto de la práctica clínica en las emociones y vivencias del psicoterapeuta”.

Hace unas semanas concluí un proceso de capacitación, esa tarde de domingo estuvo llena de emociones y sentimientos por la experiencia vivida en meses de intenso trabajo personal y grupal, hubo risas, abrazos y recuerdos que quedaron grabados en el corazón. Al charlar con los compañeros sobre los próximos proyectos conjuntos y los encuentros personales, nos impulsaba una vibración emocional maravillosa.

Nuestra guía y facilitadora concluyó su labor, estaba exhausta por tanto trabajo individual y de grupo. Su entrega no tiene precio, ama lo que hace y se apasiona con fervor para crear horizontes nuevos que explorar. Es un ejemplo de profesionalismo y calidad humana.

En verdad, en el proceso de acompañamiento, el psicoterapeuta vive intensamente las emociones y sentimientos que expresa cada persona, recibe el impacto de esas experiencias y, por consiguiente, necesita del autocuidado físico, emocional y espiritual.

Es un privilegio acompañar a otros seres humanos en su proceso, para convertirse en personas libres y autónomas. Gracias a esa disposición de servicio experimentamos alegrías, tristezas, dolor, enojo y miedo de quienes nos solicitan un servicio profesional.

Por ello, al terminar este proceso de preparación, y ser testigo de la misión y entrega personal de nuestra facilitadora, no nos queda más que agradecer su labor como un regalo, que sólo se puede reconocer con nuestro compromiso con el quehacer personal y profesional, es decir, vivir lo que nos ha ofrecido y estar alineados con esa congruencia e impecabilidad.

Era preciso celebrar los regalos de vida de cada participante y el trabajo amoroso de nuestra facilitadora, y así lo hicimos, con una comida suculenta y el aroma de 25 rosas, que representan los mismos años de trabajo del Centro Gestalt Oaxaca, dirigido por la doctora Pilar Ocampo Pizano.

Además, gozamos de un momento de alegría al escuchar al mariachi y entonar canciones emblemáticas para este grupo; fueron momentos intensos de gozo y disfrute, y recuerdos bellos que quedaron grabados en nuestra piel y corazón. Gracias, gracias, gracias.

Es maravilloso emprender un camino nuevo en nuestro quehacer profesional, que conlleva la suma de aprendizajes, adquisición o reforzamiento de habilidades y el dominio de otras técnicas. A medida que avanzamos en esa tarea, nos percatamos de la repercusión que tienen nuestros conocimientos, habilidades y actitudes.

Lo anterior implica un compromiso serio con el autocuidado personal, supervisión de nuestro trabajo y estudio continuo, en compañía de colegas y, por supuesto, en la formación de otros. Confieso que este camino es retador y altamente gratificante.

Es un compromiso pleno con nuestra vida y profesión, para ejercerla con calidad y calidez, por ello necesitamos estar en actualización permanente, y dispuestos a enfrentar desafíos nuevos en el entorno que nos rodea, para así influir en la sociedad.

En un par de ocasiones he señalado el autocuidado, esto implica crear relaciones interpersonales saludables para nutrirnos de energía, y así estar dispuestos para acompañar a las personas que requieran de nuestra ayuda profesional.

Necesitamos de los compañeros y colegas para aliviar la carga emocional que recibimos o que nos corresponde trabajar. No podemos aislarnos, porque esto iría en detrimento de nuestra salud integral.

El impacto de la práctica clínica en las emociones y vivencias del psicoterapeuta es inevitable, por ello tenemos que estar alerta a las señales de nuestro corpus integral.

Buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicólogo y psicoterapeuta.

ignacio.lovio@gmail.com