/ viernes 29 de mayo de 2020

Casos y cosas de la experiencia | Molinos de viento

“Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”.

(Don Quijote)

El camino es largo y tedioso, en ocasiones guarda sorpresas insospechadas y silencios eternos que minan la energía de vida. Este pensamiento aflora ahora que reflexiono en lo cierto o incierto de la pandemia en curso.

Lo que más duele es la inconsciencia de quienes no creen, como santo Tomás, respecto de lo que vivimos actualmente. El trabajo arduo y denodado de los profesionales de la salud es crucial para enfrentar este desafío del virus.

Ahora es frecuente escuchar el llanto de impotencia de una enfermera, ver el agotamiento en el rostro de los médicos y el cansancio y miedo de los encargados de las labores de limpieza en los hospitales. También el dolor de los deudos de personas que han muerto debido a este padecimiento… el mundo se ha puesto de cabeza por un virus.

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Además del virus causante de la enfermedad, convivimos con el virus de la actitud. Ya que hay personajes, como el alterado, que es muy emocional, se frustra con facilidad y puede agredir física y verbalmente cuando le solicitan cubrirse la boca y utilizar gel en las manos para ingresar a un supermercado, por ejemplo; en pocas palabras, no controla sus emociones. Existe el perfeccionista, quien exige que todo sea como lo demanda el protocolo de sanidad y se exalta porque las personas no lo seguimos a pie juntillas. Además, señala que él sabe todo acerca del tema y que no están llevando a cabo las cosas como lo establece la Organización Mundial de la Salud.

Está también el resistente, quien se rebela ante lo que le indican; nada le parece bien, algo está mal aplicado, por tanto se opone a cualquier sugerencia para realizar las actividades solicitadas. Otro que también hace de las suyas es el bueno para esparcir rumores; se caracteriza porque está al tanto de todo, le fascina chismorrear, tiende a no confirmar la información que comparte, no le importa si es verdad o mentira; es un especialista en dar noticias malas. Otro es el no comprometido con nada; culpa a otros de sus errores o fallas y solo se centra en el beneficio propio.

Uno más es el pesimista, se centra en lo negativo; nada de lo que se realice resultará, todo será un fracaso. Pareciera esperar que todo lo que suceda sea negativo o quizá lo promueve. Por otro lado está el optimista responsable, es el que comparte conocimientos, y pone su experiencia al servicio del bienestar propio y de los demás. Es responsable y comprometido con lo que promueva mejores resultados, porque sabe que habrá circunstancias que cambien el giro de la historia, y por ello busca adaptarse y contribuir con otros a que pronto vean el lado positivo de la experiencia. Viven el aquí y ahora y se ocupan de generar condiciones favorables para adaptarse al cambio; son abiertos a la retroalimentación, toman en cuenta lo sucedido, es decir, las crisis y las viven como oportunidades para crear lo necesario para resolver la situación. Una característica crucial en ellos es que confían en su capacidad para influir en su vida y en la de otros.

Confío en que aprenderemos algunas lecciones de esta experiencia; el mundo ya no es igual al de antes. Requeriremos actitudes y habilidades nuevas para enfrentar los cambios que demanda el entorno actual. Por ello, como afirmaba el Quijote, “confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”.

Esta época es relevante, porque tenemos la oportunidad de valorar muchas cosas, como los sentimientos personales, las relaciones de pareja y familia, la actividad profesional, la vida social y nuestro estado emocional y espiritual. ¿Por dónde empezar? Elige lo que atraiga tu atención y compromete tu disciplina, pasión y voluntad para generar ese rendimiento que necesitas en los rubros que contribuyan a alcanzar tu equilibrio personal.

Seguiré sintiendo, pensando y actuando cada vez que vea moverse esos molinos de viento porque, sin, duda avanzaré hacia los nuevos conocimientos, experiencias y lecciones por aprender.

Buen fin de semana… Quédate en casa y hablemos de Convida-20.


“Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”.

(Don Quijote)

El camino es largo y tedioso, en ocasiones guarda sorpresas insospechadas y silencios eternos que minan la energía de vida. Este pensamiento aflora ahora que reflexiono en lo cierto o incierto de la pandemia en curso.

Lo que más duele es la inconsciencia de quienes no creen, como santo Tomás, respecto de lo que vivimos actualmente. El trabajo arduo y denodado de los profesionales de la salud es crucial para enfrentar este desafío del virus.

Ahora es frecuente escuchar el llanto de impotencia de una enfermera, ver el agotamiento en el rostro de los médicos y el cansancio y miedo de los encargados de las labores de limpieza en los hospitales. También el dolor de los deudos de personas que han muerto debido a este padecimiento… el mundo se ha puesto de cabeza por un virus.

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Además del virus causante de la enfermedad, convivimos con el virus de la actitud. Ya que hay personajes, como el alterado, que es muy emocional, se frustra con facilidad y puede agredir física y verbalmente cuando le solicitan cubrirse la boca y utilizar gel en las manos para ingresar a un supermercado, por ejemplo; en pocas palabras, no controla sus emociones. Existe el perfeccionista, quien exige que todo sea como lo demanda el protocolo de sanidad y se exalta porque las personas no lo seguimos a pie juntillas. Además, señala que él sabe todo acerca del tema y que no están llevando a cabo las cosas como lo establece la Organización Mundial de la Salud.

Está también el resistente, quien se rebela ante lo que le indican; nada le parece bien, algo está mal aplicado, por tanto se opone a cualquier sugerencia para realizar las actividades solicitadas. Otro que también hace de las suyas es el bueno para esparcir rumores; se caracteriza porque está al tanto de todo, le fascina chismorrear, tiende a no confirmar la información que comparte, no le importa si es verdad o mentira; es un especialista en dar noticias malas. Otro es el no comprometido con nada; culpa a otros de sus errores o fallas y solo se centra en el beneficio propio.

Uno más es el pesimista, se centra en lo negativo; nada de lo que se realice resultará, todo será un fracaso. Pareciera esperar que todo lo que suceda sea negativo o quizá lo promueve. Por otro lado está el optimista responsable, es el que comparte conocimientos, y pone su experiencia al servicio del bienestar propio y de los demás. Es responsable y comprometido con lo que promueva mejores resultados, porque sabe que habrá circunstancias que cambien el giro de la historia, y por ello busca adaptarse y contribuir con otros a que pronto vean el lado positivo de la experiencia. Viven el aquí y ahora y se ocupan de generar condiciones favorables para adaptarse al cambio; son abiertos a la retroalimentación, toman en cuenta lo sucedido, es decir, las crisis y las viven como oportunidades para crear lo necesario para resolver la situación. Una característica crucial en ellos es que confían en su capacidad para influir en su vida y en la de otros.

Confío en que aprenderemos algunas lecciones de esta experiencia; el mundo ya no es igual al de antes. Requeriremos actitudes y habilidades nuevas para enfrentar los cambios que demanda el entorno actual. Por ello, como afirmaba el Quijote, “confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”.

Esta época es relevante, porque tenemos la oportunidad de valorar muchas cosas, como los sentimientos personales, las relaciones de pareja y familia, la actividad profesional, la vida social y nuestro estado emocional y espiritual. ¿Por dónde empezar? Elige lo que atraiga tu atención y compromete tu disciplina, pasión y voluntad para generar ese rendimiento que necesitas en los rubros que contribuyan a alcanzar tu equilibrio personal.

Seguiré sintiendo, pensando y actuando cada vez que vea moverse esos molinos de viento porque, sin, duda avanzaré hacia los nuevos conocimientos, experiencias y lecciones por aprender.

Buen fin de semana… Quédate en casa y hablemos de Convida-20.