/ viernes 7 de enero de 2022

Casos y cosas de la experiencia | Momentos de reflexión en la vida

Durante el asueto de fin de año encontré momentos y espacios para la lectura, en compañía de una deliciosa taza de café; me entregué plenamente a esa pasión que conlleva imaginación y creatividad. Es el alimento nutricio para conectar con los demás y fortalecer lazos afectivos. Conozco lugares, personas e historias que conducen a la reflexión, la alegría, el amor, los aprendizajes y las despedidas. Hubo momentos en que deseé escribirle a alguien sobre estas historias, sólo que perdí la dirección. Se fueron los silencios, las caricias, los abrazos, los te quiero y quedaron los recuerdos y el agradecimiento por todo lo vivido.

En el libro Cuenta conmigo, de Jorge Bucay, encontrarás historias individuales, de pareja y lugares llenos de aprendizaje. Además recordarás los cuentos que se convierten en un punto clave del relato. Con esto podrás reunir experiencias que cuestionarán tus creencias, implicarán reflexión y acciones específicas para impulsarte a crecer. Todo esto se establece en Una cuestión personal, obra de Kenzaburo Oé, una historia rica, llena de emociones, sentimientos, dilemas y sueños por los cuales luchar. Identificar las adversidades y la capacidad del ser humano para enfrentarse a ellas (resiliencia). Creo en el poder transformador del ser humano cuando existe fe, confianza, compromiso, disciplina y pasión por lograr una transformación. En Una cuestión personal, el autor revisa la historia de Hikari, su hijo, nacido en 1963, compositor japonés que tiene autismo; recomiendo escuchar su música, que es una delicia y un regalo de vida. También disfrutar la película A quiet life.

La experiencia de leer, escribir y disfrutar las películas conlleva pasión, creatividad, observar los detalles, y contar con la firme voluntad de transitar por este camino tan hermoso de encontrar a otros seres humanos a través de sus vivencias. Con historias como la de Hikari es preciso abrir los sentidos para sentir ese dolor que carcome y nubla el entendimiento. Y vivir en un vacío, perder el sentido, la orientación y las fuerzas; negar la realidad y terminar agotado por tanta frustración y enojo. Sin embargo, como expresa, F. Kafka a su padre: “Lo único que puede hacer un padre por su hijo es aceptarlo con satisfacción cuando llega”.

Y, ¿qué pasa cuando un hijo llega y se va al poco tiempo, es decir, muere por alguna razón o discapacidad. ¿Qué pasa con esos padres? ¿Quién los acompaña en su dolor y les ayuda a procesar su duelo? ¿Qué podemos hacer para confortarlos? Recuerdo ahora Carta a un niño que nunca nació, de Oriana Fallaci. Una historia donde “la protagonista, al darse cuenta de que está embarazada, se rebela, está atormentada por la duda de si es acertado dar la vida, si es acertado renunciar a su libertad para dar la vida”.

Así como estas historias nos conducen al centro del ser humano y sus múltiples experiencias, existen otras que narran la evolución de personas que han destacado, como Carl G. Jung, un científico que se enfrentó al dolor de tantas almas. He leído su autobiografía, conozco sus recuerdos, sueños, pensamientos dilemas y personajes que influyeron en su vida. Puedo valorar su legado personal y profesional; su vida es la historia de la autorrealización de lo inconsciente. Además, señala que la vida del hombre es un intento arriesgado, y afirma que “solo puedo comprenderme a partir de los sucesos internos”.

Concluyo esta entrega con el poema Gente necesaria, de Hamlet Lima Quintana, que hace pensar y sentir sobre el valor de la gente.

"Hay gente que con sólo decir una palabra enciende la ilusión y los rosales, que con sólo sonreír entre los ojos nos invita a viajar por otras zonas, nos hace recorrer toda la magia. Hay gente, que con sólo dar la mano rompe la soledad, pone la mesa, sirve el puchero, coloca las guirnaldas. Que con sólo empuñar una guitarra hace una sinfonía de entrecasa. Hay gente que con sólo abrir la boca llega hasta todos los límites del alma, alimenta una flor, inventa sueños, hace cantar el vino en las tinajas y se queda después, como si nada. Y uno se va de novio con la vida desterrando una muerte solitaria, pues sabe, que a la vuelta de la esquina, hay gente que es así, tan necesaria.


Durante el asueto de fin de año encontré momentos y espacios para la lectura, en compañía de una deliciosa taza de café; me entregué plenamente a esa pasión que conlleva imaginación y creatividad. Es el alimento nutricio para conectar con los demás y fortalecer lazos afectivos. Conozco lugares, personas e historias que conducen a la reflexión, la alegría, el amor, los aprendizajes y las despedidas. Hubo momentos en que deseé escribirle a alguien sobre estas historias, sólo que perdí la dirección. Se fueron los silencios, las caricias, los abrazos, los te quiero y quedaron los recuerdos y el agradecimiento por todo lo vivido.

En el libro Cuenta conmigo, de Jorge Bucay, encontrarás historias individuales, de pareja y lugares llenos de aprendizaje. Además recordarás los cuentos que se convierten en un punto clave del relato. Con esto podrás reunir experiencias que cuestionarán tus creencias, implicarán reflexión y acciones específicas para impulsarte a crecer. Todo esto se establece en Una cuestión personal, obra de Kenzaburo Oé, una historia rica, llena de emociones, sentimientos, dilemas y sueños por los cuales luchar. Identificar las adversidades y la capacidad del ser humano para enfrentarse a ellas (resiliencia). Creo en el poder transformador del ser humano cuando existe fe, confianza, compromiso, disciplina y pasión por lograr una transformación. En Una cuestión personal, el autor revisa la historia de Hikari, su hijo, nacido en 1963, compositor japonés que tiene autismo; recomiendo escuchar su música, que es una delicia y un regalo de vida. También disfrutar la película A quiet life.

La experiencia de leer, escribir y disfrutar las películas conlleva pasión, creatividad, observar los detalles, y contar con la firme voluntad de transitar por este camino tan hermoso de encontrar a otros seres humanos a través de sus vivencias. Con historias como la de Hikari es preciso abrir los sentidos para sentir ese dolor que carcome y nubla el entendimiento. Y vivir en un vacío, perder el sentido, la orientación y las fuerzas; negar la realidad y terminar agotado por tanta frustración y enojo. Sin embargo, como expresa, F. Kafka a su padre: “Lo único que puede hacer un padre por su hijo es aceptarlo con satisfacción cuando llega”.

Y, ¿qué pasa cuando un hijo llega y se va al poco tiempo, es decir, muere por alguna razón o discapacidad. ¿Qué pasa con esos padres? ¿Quién los acompaña en su dolor y les ayuda a procesar su duelo? ¿Qué podemos hacer para confortarlos? Recuerdo ahora Carta a un niño que nunca nació, de Oriana Fallaci. Una historia donde “la protagonista, al darse cuenta de que está embarazada, se rebela, está atormentada por la duda de si es acertado dar la vida, si es acertado renunciar a su libertad para dar la vida”.

Así como estas historias nos conducen al centro del ser humano y sus múltiples experiencias, existen otras que narran la evolución de personas que han destacado, como Carl G. Jung, un científico que se enfrentó al dolor de tantas almas. He leído su autobiografía, conozco sus recuerdos, sueños, pensamientos dilemas y personajes que influyeron en su vida. Puedo valorar su legado personal y profesional; su vida es la historia de la autorrealización de lo inconsciente. Además, señala que la vida del hombre es un intento arriesgado, y afirma que “solo puedo comprenderme a partir de los sucesos internos”.

Concluyo esta entrega con el poema Gente necesaria, de Hamlet Lima Quintana, que hace pensar y sentir sobre el valor de la gente.

"Hay gente que con sólo decir una palabra enciende la ilusión y los rosales, que con sólo sonreír entre los ojos nos invita a viajar por otras zonas, nos hace recorrer toda la magia. Hay gente, que con sólo dar la mano rompe la soledad, pone la mesa, sirve el puchero, coloca las guirnaldas. Que con sólo empuñar una guitarra hace una sinfonía de entrecasa. Hay gente que con sólo abrir la boca llega hasta todos los límites del alma, alimenta una flor, inventa sueños, hace cantar el vino en las tinajas y se queda después, como si nada. Y uno se va de novio con la vida desterrando una muerte solitaria, pues sabe, que a la vuelta de la esquina, hay gente que es así, tan necesaria.