/ viernes 5 de julio de 2024

Casos y cosas de la experiencia | Pausa

“Sé que esta experiencia es desagradable, pero pasará. Aquí estoy para ti”.

Esta tarde mi pareja y yo salimos a caminar; observé el atardecer, las nubes aborregadas y una parte del cielo limpio. Sentí el viento, en ocasiones brumoso y luego fresco como si pronto fuera a aparecer la lluvia. Durante la caminata encontré personas que hacían lo propio, y otras realizaban ejercicio. Una de ellas nos entregó un folleto informativo, cuyo título era La gran pregunta. Entonces recordé a personas que han fallecido recientemente, padre y madre de unos amigos. Les abrazo y bendigo.

Retomo ahora el tema de la ansiedad, que es relevante, y del cual comparto información. En ocasiones la relación entre la ansiedad y los seres humanos es trágica. A medida que vamos evolucionando la ansiedad es algo que permanece. Actualmente vivimos amenazas diversas en el entorno laboral, social y económico, entre otras cosas. Algunas no atentan contra nuestra vida, sin embargo, detonan sensaciones galopantes provocando mecanismos de ansiedad que nos han funcionado. Sabemos que es necesario un poco de ansiedad para desempeñar mejor nuestras habilidades. Pero cuando ésta se desboca puede paralizarnos o bloquearnos. Es decir, nos juega una mala pasada. Por consiguiente, es preciso atenderla y no siempre sabemos cómo hacerlo. Quienes padecemos un trastorno de ansiedad estamos conscientes del miedo, la desesperación y preocupación que nos envuelve.

Los ataques de pánico son momentos de miedo intenso y súbito, son inesperados e impredecibles, y pueden llegar al máximo de su intensidad en cuestión de segundos o en algunos minutos. El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) aporta información detallada sobre los síntomas del trastorno y son: el corazón empieza a acelerarse y se perciben las palpitaciones, además de un dolor abrumador en el pecho. Falta de aire y parecería que la muerte se acerca, también hay una sensación de mareo y pérdida de equilibrio. Sudoración copiosa de manos y frente, en ocasiones se sienten escalofríos, náuseas y dolor estomacal. Dichos síntomas aumentan rápidamente de intensidad. En ese momento, los pensamientos fluyen plenos de miedo y se cree que se perderá por completo el control. La persona podría volverse loca o morir. Esta situación va acompañada de llanto y gritos, también de dolores musculares en cuello y espalda, y uno intenso de cabeza. Esta experiencia puede ocurrir en unos minutos y luego desparecer poco a poco.

¿Qué es lo que detona el trastorno de ansiedad? No se sabe lo que provoca este miedo intenso. Algunos detonantes pueden ser el exceso de ejercicio, emociones intensas sin expresar o experiencias traumáticas. En algunos casos estos ataques se relacionan con el consumo de estimulantes como refrescos con cafeína, exceso de café, falta de sueño, estrés crónico y ambientes ruidosos.

Las personas que padecen el trastorno de ansiedad generalizada no pueden evitar pensar que todo puede salir mal y sufren por ello. Esto no lo pueden controlar. En resumen, el DSM-5 reconoce los ataques de pánico y los clasifica como inesperados o esperados. Los primeros ocurren sin una causa obvia. Los segundos los provocan factores estresantes externos. Éstos pueden ocurrirle a cualquiera, pero tener más de uno puede ser una señal de trastorno de pánico.

Los ataques de pánico y de ansiedad esperados pueden desencadenarse por cosas similares. Algunos detonantes comunes incluyen “un empleo estresante, conducir, situaciones sociales, fobias, como agorafobia (miedo a aglomeraciones o espacios abiertos) y claustrofobia (miedo a los espacios pequeños) y acrofobia (miedo a las alturas), recordatorios o recuerdos de experiencias traumáticas, enfermedades crónicas, como las del corazón, diabetes, síndrome del intestino irritable o asma, dolor crónico, abstinencia de drogas o alcohol, cafeína, medicamentos y suplementos, problemas de tiroides”. (Healthline.com)

¿Qué pasará con Andy?


Por un mundo de esperanza y paz. Buen fin de semana. Año 2024

Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com

“Sé que esta experiencia es desagradable, pero pasará. Aquí estoy para ti”.

Esta tarde mi pareja y yo salimos a caminar; observé el atardecer, las nubes aborregadas y una parte del cielo limpio. Sentí el viento, en ocasiones brumoso y luego fresco como si pronto fuera a aparecer la lluvia. Durante la caminata encontré personas que hacían lo propio, y otras realizaban ejercicio. Una de ellas nos entregó un folleto informativo, cuyo título era La gran pregunta. Entonces recordé a personas que han fallecido recientemente, padre y madre de unos amigos. Les abrazo y bendigo.

Retomo ahora el tema de la ansiedad, que es relevante, y del cual comparto información. En ocasiones la relación entre la ansiedad y los seres humanos es trágica. A medida que vamos evolucionando la ansiedad es algo que permanece. Actualmente vivimos amenazas diversas en el entorno laboral, social y económico, entre otras cosas. Algunas no atentan contra nuestra vida, sin embargo, detonan sensaciones galopantes provocando mecanismos de ansiedad que nos han funcionado. Sabemos que es necesario un poco de ansiedad para desempeñar mejor nuestras habilidades. Pero cuando ésta se desboca puede paralizarnos o bloquearnos. Es decir, nos juega una mala pasada. Por consiguiente, es preciso atenderla y no siempre sabemos cómo hacerlo. Quienes padecemos un trastorno de ansiedad estamos conscientes del miedo, la desesperación y preocupación que nos envuelve.

Los ataques de pánico son momentos de miedo intenso y súbito, son inesperados e impredecibles, y pueden llegar al máximo de su intensidad en cuestión de segundos o en algunos minutos. El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) aporta información detallada sobre los síntomas del trastorno y son: el corazón empieza a acelerarse y se perciben las palpitaciones, además de un dolor abrumador en el pecho. Falta de aire y parecería que la muerte se acerca, también hay una sensación de mareo y pérdida de equilibrio. Sudoración copiosa de manos y frente, en ocasiones se sienten escalofríos, náuseas y dolor estomacal. Dichos síntomas aumentan rápidamente de intensidad. En ese momento, los pensamientos fluyen plenos de miedo y se cree que se perderá por completo el control. La persona podría volverse loca o morir. Esta situación va acompañada de llanto y gritos, también de dolores musculares en cuello y espalda, y uno intenso de cabeza. Esta experiencia puede ocurrir en unos minutos y luego desparecer poco a poco.

¿Qué es lo que detona el trastorno de ansiedad? No se sabe lo que provoca este miedo intenso. Algunos detonantes pueden ser el exceso de ejercicio, emociones intensas sin expresar o experiencias traumáticas. En algunos casos estos ataques se relacionan con el consumo de estimulantes como refrescos con cafeína, exceso de café, falta de sueño, estrés crónico y ambientes ruidosos.

Las personas que padecen el trastorno de ansiedad generalizada no pueden evitar pensar que todo puede salir mal y sufren por ello. Esto no lo pueden controlar. En resumen, el DSM-5 reconoce los ataques de pánico y los clasifica como inesperados o esperados. Los primeros ocurren sin una causa obvia. Los segundos los provocan factores estresantes externos. Éstos pueden ocurrirle a cualquiera, pero tener más de uno puede ser una señal de trastorno de pánico.

Los ataques de pánico y de ansiedad esperados pueden desencadenarse por cosas similares. Algunos detonantes comunes incluyen “un empleo estresante, conducir, situaciones sociales, fobias, como agorafobia (miedo a aglomeraciones o espacios abiertos) y claustrofobia (miedo a los espacios pequeños) y acrofobia (miedo a las alturas), recordatorios o recuerdos de experiencias traumáticas, enfermedades crónicas, como las del corazón, diabetes, síndrome del intestino irritable o asma, dolor crónico, abstinencia de drogas o alcohol, cafeína, medicamentos y suplementos, problemas de tiroides”. (Healthline.com)

¿Qué pasará con Andy?


Por un mundo de esperanza y paz. Buen fin de semana. Año 2024

Correo electrónico: ignacio.lovio@gmail.com