/ viernes 18 de marzo de 2022

Casos y cosas de la experiencia | Relación sana

“Cuantas más causas simultáneamente concurrentes suscitan un afecto, tanto mayor es éste”. (Baruch Spinoza).

Llegué a casa contento y recibí una manifestación de afecto de mi pareja. Algo que siempre admiro de ella es que está atenta al crecimiento de nuestra relación. De inmediato le pregunté:

— ¿Cómo estuvo tu día?

Ella relató lo sucedido en su trabajo y en el trayecto a casa. Observé con detalle sus expresiones y escuché con interés lo que comentaba. Me sentí conectado a ella e interesado en su discurso; luego nos sentamos a disfrutar la cena. Evocamos cosas que nos han sucedido, recuerdos maravillosos de cómo hemos construido nuestra relación.

— Me siento cansada. Iré a descansar. Espero que llegues pronto a dormir.

— Claro, iré lo más pronto que pueda. Necesito enviar un correo a mi jefe.

El diálogo, comprensión, compasión y compromiso son ingredientes clave para fortalecer una relación de pareja y su vínculo respectivo. Una relación sana implica la creación y el mantenimiento de una conexión que promueve e impulsa hacia el logro de objetivos y metas particulares y comunes. En una relación así recibes del otro lo que necesitas y, como consecuencia, experimentas bienestar, alegría, afecto y cuidado. En pocas palabras, tu vida cobra sentido y se enriquece. Elegimos crear un vínculo para dar y recibir algo que nos complemente. Por consiguiente, establecemos un nexo de buena calidad.

Las relaciones son intercambios con los que generamos vínculos que ofrecen lo mejor de nosotros, nos nutren y así nos alineamos para conseguir lo que requerimos: somos transparentes en nuestras necesidades y carencias. Sabemos que lograremos cumplir algunas cosas y otras tendrán que trabajarse de forma individual, para asegurar la funcionalidad de la pareja. La salud de la relación dependerá del intercambio nutricio que existe entre los integrantes de ésta.

Cuando estamos obligados o nos sentimos forzados a realizar algo por miedo, culpa o por cumplir expectativas, nos dañaremos considerablemente en el ámbito personal y perjudicaremos la relación. Si las cosas se hacen con disposición, amor, respeto y compromiso, el intercambio será maravilloso, aunque existan conflictos, discusiones y molestias. Saber manejar estas situaciones nos permitirá fortalecer el compromiso mutuo y, por ende, el vínculo que nos une.

Cobrar conciencia de lo que hacemos y sus resultados nos ofrece la oportunidad de cambiar o transformar nuestra relación. Por lo tanto, la pregunta es: ¿estás dispuesto(a) a terminar con tus relaciones tóxicas? En primer lugar, cobra conciencia del tipo de relación que tienes —pareja, familia, hermanos, amigos, etcétera—. Analiza lo que ocurre e identifica tus opciones para salir de ahí, selecciona el rumbo que vas a tomar y asume la responsabilidad de avanzar, con ayuda de quien pueda acompañarte en el proceso.

Rodrigo y Karla han aprendido a relacionarse de otra forma, ha sido un proceso largo que implicó desarrollar habilidades —comunicación, escucha activa, retroalimentación y asertividad—. Su capacidad de resiliencia en este periodo de contingencia les permitió ensayar habilidades nuevas para mejorar su relación de pareja. También tuvieron progresos individuales, es decir, replantearon su plan de vida con objetivos, metas e indicadores precisos para medir sus avances.

Una relación sana entre dos personas implica una decisión conjunta para emprender un camino respetando y manteniendo su individualidad, construyendo y desarrollando una intimidad, buena comunicación, escucha y respeto.

Es un gusto ver florecer a esta pareja, que trabaja arduamente en su quehacer cotidiano.

Buen fin de semana… Confiando22

#contagiabuenavibra #yoaportoenpositivo

“Cuantas más causas simultáneamente concurrentes suscitan un afecto, tanto mayor es éste”. (Baruch Spinoza).

Llegué a casa contento y recibí una manifestación de afecto de mi pareja. Algo que siempre admiro de ella es que está atenta al crecimiento de nuestra relación. De inmediato le pregunté:

— ¿Cómo estuvo tu día?

Ella relató lo sucedido en su trabajo y en el trayecto a casa. Observé con detalle sus expresiones y escuché con interés lo que comentaba. Me sentí conectado a ella e interesado en su discurso; luego nos sentamos a disfrutar la cena. Evocamos cosas que nos han sucedido, recuerdos maravillosos de cómo hemos construido nuestra relación.

— Me siento cansada. Iré a descansar. Espero que llegues pronto a dormir.

— Claro, iré lo más pronto que pueda. Necesito enviar un correo a mi jefe.

El diálogo, comprensión, compasión y compromiso son ingredientes clave para fortalecer una relación de pareja y su vínculo respectivo. Una relación sana implica la creación y el mantenimiento de una conexión que promueve e impulsa hacia el logro de objetivos y metas particulares y comunes. En una relación así recibes del otro lo que necesitas y, como consecuencia, experimentas bienestar, alegría, afecto y cuidado. En pocas palabras, tu vida cobra sentido y se enriquece. Elegimos crear un vínculo para dar y recibir algo que nos complemente. Por consiguiente, establecemos un nexo de buena calidad.

Las relaciones son intercambios con los que generamos vínculos que ofrecen lo mejor de nosotros, nos nutren y así nos alineamos para conseguir lo que requerimos: somos transparentes en nuestras necesidades y carencias. Sabemos que lograremos cumplir algunas cosas y otras tendrán que trabajarse de forma individual, para asegurar la funcionalidad de la pareja. La salud de la relación dependerá del intercambio nutricio que existe entre los integrantes de ésta.

Cuando estamos obligados o nos sentimos forzados a realizar algo por miedo, culpa o por cumplir expectativas, nos dañaremos considerablemente en el ámbito personal y perjudicaremos la relación. Si las cosas se hacen con disposición, amor, respeto y compromiso, el intercambio será maravilloso, aunque existan conflictos, discusiones y molestias. Saber manejar estas situaciones nos permitirá fortalecer el compromiso mutuo y, por ende, el vínculo que nos une.

Cobrar conciencia de lo que hacemos y sus resultados nos ofrece la oportunidad de cambiar o transformar nuestra relación. Por lo tanto, la pregunta es: ¿estás dispuesto(a) a terminar con tus relaciones tóxicas? En primer lugar, cobra conciencia del tipo de relación que tienes —pareja, familia, hermanos, amigos, etcétera—. Analiza lo que ocurre e identifica tus opciones para salir de ahí, selecciona el rumbo que vas a tomar y asume la responsabilidad de avanzar, con ayuda de quien pueda acompañarte en el proceso.

Rodrigo y Karla han aprendido a relacionarse de otra forma, ha sido un proceso largo que implicó desarrollar habilidades —comunicación, escucha activa, retroalimentación y asertividad—. Su capacidad de resiliencia en este periodo de contingencia les permitió ensayar habilidades nuevas para mejorar su relación de pareja. También tuvieron progresos individuales, es decir, replantearon su plan de vida con objetivos, metas e indicadores precisos para medir sus avances.

Una relación sana entre dos personas implica una decisión conjunta para emprender un camino respetando y manteniendo su individualidad, construyendo y desarrollando una intimidad, buena comunicación, escucha y respeto.

Es un gusto ver florecer a esta pareja, que trabaja arduamente en su quehacer cotidiano.

Buen fin de semana… Confiando22

#contagiabuenavibra #yoaportoenpositivo