/ viernes 17 de enero de 2020

Casos y cosas de la experiencia | Salí del abismo

“Me sumergí en el silencio, la culpa y el dolor. Y me dije, no soy una víctima, soy una oportunidad constante…”.

Este 13 de enero de 2020 se reconoce como el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión. Hace un par de años la Organización Mundial de la Salud señaló que este año se consideraría a la depresión como la enfermedad principal que ocasionaría la muerte.

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La depresión constituye un problema importante de salud pública; representa la cuarta causa mundial de discapacidad en pérdida de años saludables de vida. En México ocupa el primer lugar de discapacidad para las mujeres y el noveno para los hombres.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental, 18.8 millones de adultos en Estados Unidos sufren de depresión. Muchos ni siquiera reconocen que tienen una condición que puede tratarse de manera eficaz. Es decir, es un padecimiento que nos pasa inadvertido, es una sombra que nos cobija y envuelve sutilmente.

Surge aquí la oportunidad de diferenciar la tristeza ocasional de la depresión. A veces las personas se sienten tristes o desanimadas; la mayoría vive experiencias como una enfermedad grave, la pérdida de un empleo, la muerte de un familiar o un divorcio. Estos sentimientos de dolor suelen ser menos intensos y desaparecen con el paso del tiempo.

La depresión se manifiesta cuando los sentimientos de tristeza profunda o desesperación duran como mínimo dos semanas, pero pueden permanecer más tiempo, y además interfieren con las actividades de la vida cotidiana como trabajar o incluso comer y dormir. Las personas deprimidas tienden a sentirse vulnerables, indefensas, sin esperanzas y a culparse por experimentar estos sentimientos. En ocasiones pueden tener pensamientos repetitivos de muerte o deciden terminar con su vida (suicidarse).

Un aspecto relevante en las personas con depresión es que pueden sentirse abrumadas, agotadas y dejar de involucrarse en ciertas actividades cotidianas, se aíslan o alejan de familiares y amigos. Por tal motivo es preciso estar alerta, en lo personal y con quienes la viven.

¿Qué puede generar la depresión? Es posible reconocer que los cambios en la bioquímica del cuerpo influyen significativamente en el estado de ánimo, se alteran los procesos de pensamiento y los factores biológicos contribuyen en algunos casos a generar depresión. Por otro lado, las enfermedades crónicas graves, tales como las cardiacas y el cáncer, entre otras, pueden ir acompañadas de depresión. Para muchas personas la depresión se manifiesta primero y principalmente como la falta de equilibrio en determinados aspectos mentales y emocionales de la vida.

Los cambios significativos y los factores principales de estrés, como la pérdida de un empleo, de posición social o la muerte de un ser querido pueden contribuir a provocar depresión, amén de otros que también pueden conducir a la pérdida de identidad o autoestima. Las causas de la depresión no siempre son evidentes de forma inmediata, por lo que esto implica una evaluación cuidadosa y el diagnóstico de un profesional en la atención médica y psicoterapéutica.

Es posible que la persona tenga poco o ningún control sobre las situaciones de la vida y su relación con la depresión. No obstante, en ocasiones, la depresión se produce cuando las personas no ven alternativas, lo que les impide considerar que éstas pueden generar cambios en su vida.

¿Existen alternativas para tratar este flagelo social?

La depresión tiene una coocurrencia alta con otros trastornos como la ansiedad, el consumo de sustancias, la diabetes y las enfermedades cardiacas. Por consiguiente, es preciso atenderla con oportunidad.

La depresión es tratable cuando se recibe atención oportuna y competente. Los psicólogos y psicoterapeutas están autorizados y capacitados para apoyar y acompañar a las personas que sufren este trastorno.

Existen ciertos mitos y falacias en torno a la ayuda profesional, asociados con los problemas emocionales y mentales, que incluyen a la depresión. Por desgracia, el sentimiento de depresión suele verse como un signo inequívoco de debilidad, antes que una señal de algo que no está funcionando de forma equilibrada.

Las personas deprimidas no pueden reaccionar y sentirse mejor espontáneamente, es decir, no funcionará sólo decirles palabras de aliento como échale ganas, es cuestión de voluntad o todo pasa, como acostumbramos.

Ella (él) encontró el camino y pudo transitar por esa vorágine de sentimientos que la(lo) condujeron a sumergirse en un pozo profundo y obscuro, y expresó: “Me sumergí en el silencio, la culpa y el dolor. Y me dije, no soy una víctima, soy una oportunidad constante… Encontré el camino y salí de ese abismo”.

Buen fin de semana.

“Me sumergí en el silencio, la culpa y el dolor. Y me dije, no soy una víctima, soy una oportunidad constante…”.

Este 13 de enero de 2020 se reconoce como el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión. Hace un par de años la Organización Mundial de la Salud señaló que este año se consideraría a la depresión como la enfermedad principal que ocasionaría la muerte.

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La depresión constituye un problema importante de salud pública; representa la cuarta causa mundial de discapacidad en pérdida de años saludables de vida. En México ocupa el primer lugar de discapacidad para las mujeres y el noveno para los hombres.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental, 18.8 millones de adultos en Estados Unidos sufren de depresión. Muchos ni siquiera reconocen que tienen una condición que puede tratarse de manera eficaz. Es decir, es un padecimiento que nos pasa inadvertido, es una sombra que nos cobija y envuelve sutilmente.

Surge aquí la oportunidad de diferenciar la tristeza ocasional de la depresión. A veces las personas se sienten tristes o desanimadas; la mayoría vive experiencias como una enfermedad grave, la pérdida de un empleo, la muerte de un familiar o un divorcio. Estos sentimientos de dolor suelen ser menos intensos y desaparecen con el paso del tiempo.

La depresión se manifiesta cuando los sentimientos de tristeza profunda o desesperación duran como mínimo dos semanas, pero pueden permanecer más tiempo, y además interfieren con las actividades de la vida cotidiana como trabajar o incluso comer y dormir. Las personas deprimidas tienden a sentirse vulnerables, indefensas, sin esperanzas y a culparse por experimentar estos sentimientos. En ocasiones pueden tener pensamientos repetitivos de muerte o deciden terminar con su vida (suicidarse).

Un aspecto relevante en las personas con depresión es que pueden sentirse abrumadas, agotadas y dejar de involucrarse en ciertas actividades cotidianas, se aíslan o alejan de familiares y amigos. Por tal motivo es preciso estar alerta, en lo personal y con quienes la viven.

¿Qué puede generar la depresión? Es posible reconocer que los cambios en la bioquímica del cuerpo influyen significativamente en el estado de ánimo, se alteran los procesos de pensamiento y los factores biológicos contribuyen en algunos casos a generar depresión. Por otro lado, las enfermedades crónicas graves, tales como las cardiacas y el cáncer, entre otras, pueden ir acompañadas de depresión. Para muchas personas la depresión se manifiesta primero y principalmente como la falta de equilibrio en determinados aspectos mentales y emocionales de la vida.

Los cambios significativos y los factores principales de estrés, como la pérdida de un empleo, de posición social o la muerte de un ser querido pueden contribuir a provocar depresión, amén de otros que también pueden conducir a la pérdida de identidad o autoestima. Las causas de la depresión no siempre son evidentes de forma inmediata, por lo que esto implica una evaluación cuidadosa y el diagnóstico de un profesional en la atención médica y psicoterapéutica.

Es posible que la persona tenga poco o ningún control sobre las situaciones de la vida y su relación con la depresión. No obstante, en ocasiones, la depresión se produce cuando las personas no ven alternativas, lo que les impide considerar que éstas pueden generar cambios en su vida.

¿Existen alternativas para tratar este flagelo social?

La depresión tiene una coocurrencia alta con otros trastornos como la ansiedad, el consumo de sustancias, la diabetes y las enfermedades cardiacas. Por consiguiente, es preciso atenderla con oportunidad.

La depresión es tratable cuando se recibe atención oportuna y competente. Los psicólogos y psicoterapeutas están autorizados y capacitados para apoyar y acompañar a las personas que sufren este trastorno.

Existen ciertos mitos y falacias en torno a la ayuda profesional, asociados con los problemas emocionales y mentales, que incluyen a la depresión. Por desgracia, el sentimiento de depresión suele verse como un signo inequívoco de debilidad, antes que una señal de algo que no está funcionando de forma equilibrada.

Las personas deprimidas no pueden reaccionar y sentirse mejor espontáneamente, es decir, no funcionará sólo decirles palabras de aliento como échale ganas, es cuestión de voluntad o todo pasa, como acostumbramos.

Ella (él) encontró el camino y pudo transitar por esa vorágine de sentimientos que la(lo) condujeron a sumergirse en un pozo profundo y obscuro, y expresó: “Me sumergí en el silencio, la culpa y el dolor. Y me dije, no soy una víctima, soy una oportunidad constante… Encontré el camino y salí de ese abismo”.

Buen fin de semana.