/ viernes 17 de abril de 2020

Casos y cosas de la  experiencia | Silencio y soledad

“La paciencia y la oportunidad...

Todo llega cuando tiene que llegar”.

(B. Weiss)

Hace cuatro décadas y un poco más que la conozco, y comparto con ella momentos maravillosos. La paciencia y oportunidad de disfrutar una charla y un café delicioso es un regalo. Cuando la conocí hizo que me sonrojara, porque cuando me preguntó “¿cómo quieres el café?”, respondí espontáneamente: “un café con amor”. Quienes nos acompañaban rieron felices por mi espontaneidad y mi cara roja de pena.

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Desde ese instante fluyó nuestra amistad, y siempre hemos estado pendientes uno del otro, con llamadas, visitas y mensajes. Nuestras actividades nos han separado, pero siempre estamos juntos en espíritu. Ocurre que cuando nos vemos, de inmediato nos conectamos y ponemos al día en un instante.

Compartimos algunos hobbies, como una buena charla, lecturas diversas, un rico café, y nos acompañamos en las experiencias de vida. Es hermoso llamarla sólo para expresarle mi afecto y saber cómo se encuentra. Además, he tenido la oportunidad de establecer lazos de amistad con sus hijos, pues a algunos los conocí desde pequeños.

Celebro en ella su paciencia para enfrentar las vicisitudes de la vida. Reconozco su entereza, determinación, coraje y motivación para salir adelante con sus responsabilidades personales y familiares. Es una guerrera que ha sabido enfrentar sus dificultades, puesto que cada una la ha visto como oportunidad para crecer y ser ella misma. Cabe decir que no es perfecta, sino más bien una mujer que lucha por ser ella.

Estos días tan aciagos, difíciles y estresantes hemos estado en contacto por medio de llamadas y mensajes. El presente periodo de silencio y soledad nos da la oportunidad de hacer un balance personal, de ajustar cuentas en los diferentes ámbitos de nuestra vida.

El silencio grita fuerte hacia el interior, y la soledad está presta para acompañar ese grito. En ocasiones nos gana la ansiedad por el aislamiento y la falta de contacto con otro ser a través del saludo, abrazo o beso de bienvenida y despedida. Entonces ocurre algo maravilloso, llega mi mensaje o su mensaje y alivia el tedio de ese instante.

Es una señora hermosa, inteligente, independiente, apasionada y entregada a su vida plena. Hoy goza del amor, respeto y cariño de sus hijas, hijos, nietas y nietos. Sueña con calidad de vida, orientada a fortalecerse física, emocional y espiritualmente.

No la idealizo, sólo reconozco su bondad, ternura, amor y respeto por los demás. Desde luego tiene defectos, como cualquier ser humano, y también enfrenta sus demonios como lo hacemos todos, sin embargo, la vivo y disfruto en cada encuentro. Ese momento del cafecito platicado; cuando abordamos temas comunes y otros no tanto.

Esta experiencia de aislamiento que ahora nos toca vivir no nos impedirá estar en contacto, y disfrutaremos el encuentro. Esto lo afirmo porque siempre está dispuesta a aprender, y estoy cierto que encontraremos otros medios para fortalecer ese cariño mutuo.

Como dice B. Weiss: “La paciencia y la oportunidad...” nos permitirán el reencuentro cara a cara, pues “todo llega cuando tiene que llegar”.

Ella es una guerrera, pues algunas de sus batallas han sido intensas y dolorosas, le han dejado heridas que se tornaron en cicatrices. Y otras han sido luchas, que se han convertido en lecciones de vida.

Celebro tu existencia en mi vida. Irma,Te abrazo siempre.

Buen fin de semana… Quédate en casa.


“La paciencia y la oportunidad...

Todo llega cuando tiene que llegar”.

(B. Weiss)

Hace cuatro décadas y un poco más que la conozco, y comparto con ella momentos maravillosos. La paciencia y oportunidad de disfrutar una charla y un café delicioso es un regalo. Cuando la conocí hizo que me sonrojara, porque cuando me preguntó “¿cómo quieres el café?”, respondí espontáneamente: “un café con amor”. Quienes nos acompañaban rieron felices por mi espontaneidad y mi cara roja de pena.

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Desde ese instante fluyó nuestra amistad, y siempre hemos estado pendientes uno del otro, con llamadas, visitas y mensajes. Nuestras actividades nos han separado, pero siempre estamos juntos en espíritu. Ocurre que cuando nos vemos, de inmediato nos conectamos y ponemos al día en un instante.

Compartimos algunos hobbies, como una buena charla, lecturas diversas, un rico café, y nos acompañamos en las experiencias de vida. Es hermoso llamarla sólo para expresarle mi afecto y saber cómo se encuentra. Además, he tenido la oportunidad de establecer lazos de amistad con sus hijos, pues a algunos los conocí desde pequeños.

Celebro en ella su paciencia para enfrentar las vicisitudes de la vida. Reconozco su entereza, determinación, coraje y motivación para salir adelante con sus responsabilidades personales y familiares. Es una guerrera que ha sabido enfrentar sus dificultades, puesto que cada una la ha visto como oportunidad para crecer y ser ella misma. Cabe decir que no es perfecta, sino más bien una mujer que lucha por ser ella.

Estos días tan aciagos, difíciles y estresantes hemos estado en contacto por medio de llamadas y mensajes. El presente periodo de silencio y soledad nos da la oportunidad de hacer un balance personal, de ajustar cuentas en los diferentes ámbitos de nuestra vida.

El silencio grita fuerte hacia el interior, y la soledad está presta para acompañar ese grito. En ocasiones nos gana la ansiedad por el aislamiento y la falta de contacto con otro ser a través del saludo, abrazo o beso de bienvenida y despedida. Entonces ocurre algo maravilloso, llega mi mensaje o su mensaje y alivia el tedio de ese instante.

Es una señora hermosa, inteligente, independiente, apasionada y entregada a su vida plena. Hoy goza del amor, respeto y cariño de sus hijas, hijos, nietas y nietos. Sueña con calidad de vida, orientada a fortalecerse física, emocional y espiritualmente.

No la idealizo, sólo reconozco su bondad, ternura, amor y respeto por los demás. Desde luego tiene defectos, como cualquier ser humano, y también enfrenta sus demonios como lo hacemos todos, sin embargo, la vivo y disfruto en cada encuentro. Ese momento del cafecito platicado; cuando abordamos temas comunes y otros no tanto.

Esta experiencia de aislamiento que ahora nos toca vivir no nos impedirá estar en contacto, y disfrutaremos el encuentro. Esto lo afirmo porque siempre está dispuesta a aprender, y estoy cierto que encontraremos otros medios para fortalecer ese cariño mutuo.

Como dice B. Weiss: “La paciencia y la oportunidad...” nos permitirán el reencuentro cara a cara, pues “todo llega cuando tiene que llegar”.

Ella es una guerrera, pues algunas de sus batallas han sido intensas y dolorosas, le han dejado heridas que se tornaron en cicatrices. Y otras han sido luchas, que se han convertido en lecciones de vida.

Celebro tu existencia en mi vida. Irma,Te abrazo siempre.

Buen fin de semana… Quédate en casa.