“Soltar lo que más amas es estar seguro de que permanecerá eternamente”.
El silencio de la noche, la compañía de una humeante taza de té y la música de fondo crearon el ambiente idóneo, para escribir sobre la relación de pareja de personas que luchan, sobreviven y reinventan su convivencia. La oportunidad de vivir en pareja propicia un encuentro de almas con sus diversas necesidades, deseos o fantasías sobre lo que les depara esa convivencia.
Las parejas pueden ser de varios tipos, como la que vive en pleito constante, y su hogar parece un ring donde abundan los motivos para discutir; falla la capacidad de diálogo, comprensión, compasión y establecimiento de acuerdos. Se especializa en ejercer la crítica, el desprecio y las actitudes defensivas y evasivas. Cuando estos elementos ocurren de manera constante, significa que la relación tiene problemas graves. ¿Es inevitable la separación? Quizá o, en ocasiones, puede ser la alerta o alarma que indica una ruptura necesaria o posible.
Hay parejas que sobreviven gracias a que están separadas, es decir, cuando alguno de sus integrantes no está presente en la “casa de la pareja” debido a su actividad. Y en el momento del encuentro surgen las fricciones, pues cada uno aprendió a vivir solo con sus reglas y hábitos. No charlan de las cosas que les suceden porque, como se ven tan poco, no enfrentan las vicisitudes; aprenden a callar, guardar y esconder los conflictos. El precio a pagar resulta caro ya que sobreviene el autoengaño, y surgen justificaciones como: “No le digo nada para evitar conflictos”. “Le doy por el lado, aunque me quede trabado(a)”.
Existen las parejas que se reinventan; los miembros están atentos a sus encuentros y desencuentros, dialogan, expresan asertivamente lo que sienten y piensan, muestran compasión mutua, y dedican tiempo para aclarar lo que les sucede. En ocasiones incluso buscan ayuda profesional para mejorar su relación, mediante acuerdos. Respetan la individualidad del otro y solicitan apoyo para salir adelante con sus procesos personales. Manifiestan la necesidad de destinar tiempo para expresar sus emociones y sentimientos, y procuran mejorar el trato diario. Refuerzan la confianza entre ellos, se ayudan para combatir la soledad y respetan el espacio y tiempo de cada uno. Solicitan un abrazo y se permiten pedir ayuda cuando lo necesitan.
Estos casos se reflejan en películas como A prueba de fuego, Amor en el diván, Nosotros en la noche, Historia de un matrimonio y El amor tiene dos caras, entre otras. Sin duda existen muchas más que pueden contribuir a nuestra reflexión.
La evolución de la familia y la pareja ha traído consigo ajustes importantes, tanto en los roles como en las expectativas de todos sus miembros. Por consiguiente, ahora existen familias y parejas de diversos tipos que luchan por establecerse en nuestra sociedad. Ciertamente la pareja tendrá retos y desafíos, lo que implicará asumir responsabilidades, roles y habilidades nuevas para sortear la convivencia diaria.
La pareja enfrentará decisiones difíciles, cuando se encuentre ante una encrucijada o muera por el desgano, la apatía y falta de compromiso. Esto permite expresar que “soltar lo que más amas es estar seguro de que permanecerá eternamente”. Asimismo, implica renunciar a algo para crecer; es duro, doloroso y altamente desgastante en el terreno físico, emocional y espiritual. Entonces vamos por la gestión de habilidades para convivir en pareja, atender lo vivido en los patrones emocionales relacionales en nuestras familias, y reinventar la pareja que queremos ser. Esto demanda el trabajo permanente y comprometido de sus miembros.
Toda relación de pareja es un escenario donde los integrantes actúan con maestría sus fantasías, necesidades y deseos. Por ello requieren preparación constante, para representar mejor sus roles ante el otro, y mantenerse atentos a su desarrollo y crecimiento personal. Esto me recuerda la frase de W. Shakespeare: “El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen”. En la pareja encontraremos el arte de lo posible solo si estamos dispuestos mejorar cada día lo que hacemos en conjunto.