/ viernes 21 de junio de 2019

Casos y cosas de la experiencia | Violencia laboral

“Los objetivos de los acosadores son, por un lado, aislar socialmente al acosado y, por otro, hundir su autoestima deshaciendo su identidad y su autodefinición” (A. Ovejero)

Hay días agotadores, cuando los casos que se presentan en la consulta exigen retomar lecturas sobre situaciones que requieren atención especial. Uno de esos temas escabrosos y delicados es el acoso laboral y hostigamiento sexual, pues impactan de una forma brutal a la persona.

Gina N. llegó a consulta porque no aguantaba una ansiedad galopante que la invadía desde hacía varios días, pues había sufrido el acoso laboral-sexual de su jefe inmediato. Ella refirió haber soportado por más de un año esta situación tan embarazosa, y buscó ayuda en diversas instancias de la empresa.

El resultado fue su despido, en circunstancias nada agradables, pero ella no procedió legalmente por no afectar su historial laboral ni a su familia. ¿Cuántas situaciones como esta se presentan a diario en las empresas?; ¿cuántas personas ignoran sus derechos asertivos, para denunciar este tipo de comportamientos?; ¿es una situación que viven exclusivamente las mujeres?

Es preciso conocer el significado del acoso laboral, que la Organización Internacional del Trabajo considera como un problema mundial. Se puede manifestar en varias direcciones: de jefes a colaboradores o subordinados; entre compañeros e incluso de trabajadores hacia el líder de un área.

Chafino (2018) afirma: “El acoso laboral o mobbing tiene que ver con el maltrato que reciben los colaboradores dentro de su lugar de trabajo, este maltrato debe ser sistemático, prevalece en las oficinas y actualmente se carecen de medidas necesarias para controlar este fenómeno”.

Entre las prácticas de acoso más comunes están las burlas o bromas pesadas entre los colaboradores de una oficina, la exclusión de un empleado en la participación de actividades, humillaciones, agresiones físicas y la carga excesiva de trabajo. Cuando esto sucede se puede alterar el clima laboral, y con ello la productividad de las personas.

Cuando hay situaciones de violencia laboral, hostigamiento y acoso sexual, el clima laboral se altera, debido a un ambiente conflictivo, agresivo y apático por parte del personal, así como por una productividad baja y un desempeño laboral deficiente.

El impacto es inevitable para el personal y la empresa, ya que limita el desarrollo integral de las personas. Por esto, es de vital importancia establecer iniciativas que restablezcan la seguridad, el trato laboral digno y respetuoso, con base en una cultura organizacional que ofrezca pautas claras para detectar situaciones de violencia de cualquier tipo (políticas de la empresa y el mobbing laboral y hostigamiento sexual), y tomar acciones para evitarlas.

— Gina dice: “Era imposible trabajar en la oficina; mi jefe me llamaba con cualquier excusa y aprovechada para decirme cosas respecto a mi persona.

Fue tan apabullante que hasta rondaba mi casa, para después hacer comentarios sobre mí y mi vestimenta”.

— ¿Cómo abordaste esta situación?

— Al principio no hacía caso de sus comentarios, pero éstos fueron subiendo de tono, y resultaban molestos. Les compartí a las compañeras y los compañeros lo que me sucedía, pero temía por ellos porque podía haber represalias por parte de mi jefe, si se enteraba de que había hablado con ellos.

Gina vivió los efectos físicos y emocionales de dicha experiencia en forma de ansiedad: palpitaciones, falta de atención y concentración, insomnio, inseguridad, miedo, enojo y desmotivación, entre otras manifestaciones.

La violencia laboral también la experimentan los hombres. En otra entrega revisaremos las estadísticas para conocer la gravedad de este fenómeno social y empresarial.

Buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com

“Los objetivos de los acosadores son, por un lado, aislar socialmente al acosado y, por otro, hundir su autoestima deshaciendo su identidad y su autodefinición” (A. Ovejero)

Hay días agotadores, cuando los casos que se presentan en la consulta exigen retomar lecturas sobre situaciones que requieren atención especial. Uno de esos temas escabrosos y delicados es el acoso laboral y hostigamiento sexual, pues impactan de una forma brutal a la persona.

Gina N. llegó a consulta porque no aguantaba una ansiedad galopante que la invadía desde hacía varios días, pues había sufrido el acoso laboral-sexual de su jefe inmediato. Ella refirió haber soportado por más de un año esta situación tan embarazosa, y buscó ayuda en diversas instancias de la empresa.

El resultado fue su despido, en circunstancias nada agradables, pero ella no procedió legalmente por no afectar su historial laboral ni a su familia. ¿Cuántas situaciones como esta se presentan a diario en las empresas?; ¿cuántas personas ignoran sus derechos asertivos, para denunciar este tipo de comportamientos?; ¿es una situación que viven exclusivamente las mujeres?

Es preciso conocer el significado del acoso laboral, que la Organización Internacional del Trabajo considera como un problema mundial. Se puede manifestar en varias direcciones: de jefes a colaboradores o subordinados; entre compañeros e incluso de trabajadores hacia el líder de un área.

Chafino (2018) afirma: “El acoso laboral o mobbing tiene que ver con el maltrato que reciben los colaboradores dentro de su lugar de trabajo, este maltrato debe ser sistemático, prevalece en las oficinas y actualmente se carecen de medidas necesarias para controlar este fenómeno”.

Entre las prácticas de acoso más comunes están las burlas o bromas pesadas entre los colaboradores de una oficina, la exclusión de un empleado en la participación de actividades, humillaciones, agresiones físicas y la carga excesiva de trabajo. Cuando esto sucede se puede alterar el clima laboral, y con ello la productividad de las personas.

Cuando hay situaciones de violencia laboral, hostigamiento y acoso sexual, el clima laboral se altera, debido a un ambiente conflictivo, agresivo y apático por parte del personal, así como por una productividad baja y un desempeño laboral deficiente.

El impacto es inevitable para el personal y la empresa, ya que limita el desarrollo integral de las personas. Por esto, es de vital importancia establecer iniciativas que restablezcan la seguridad, el trato laboral digno y respetuoso, con base en una cultura organizacional que ofrezca pautas claras para detectar situaciones de violencia de cualquier tipo (políticas de la empresa y el mobbing laboral y hostigamiento sexual), y tomar acciones para evitarlas.

— Gina dice: “Era imposible trabajar en la oficina; mi jefe me llamaba con cualquier excusa y aprovechada para decirme cosas respecto a mi persona.

Fue tan apabullante que hasta rondaba mi casa, para después hacer comentarios sobre mí y mi vestimenta”.

— ¿Cómo abordaste esta situación?

— Al principio no hacía caso de sus comentarios, pero éstos fueron subiendo de tono, y resultaban molestos. Les compartí a las compañeras y los compañeros lo que me sucedía, pero temía por ellos porque podía haber represalias por parte de mi jefe, si se enteraba de que había hablado con ellos.

Gina vivió los efectos físicos y emocionales de dicha experiencia en forma de ansiedad: palpitaciones, falta de atención y concentración, insomnio, inseguridad, miedo, enojo y desmotivación, entre otras manifestaciones.

La violencia laboral también la experimentan los hombres. En otra entrega revisaremos las estadísticas para conocer la gravedad de este fenómeno social y empresarial.

Buen fin de semana.

José Ignacio Lovio Arvizu. Psicoterapeuta.

Correo: ignacio.lovio@gmail.com